Manning y su delator se ven las caras
El hacker Adrian Lamo testifica contra el soldado acusado de haber filtrado a Wikileaks miles de documentos secretos
Bradley Manning, de 24 a?os, y Adrian Lamo, de 30, se han mirado hoy a los ojos por primera vez. Manning est¨¢ sentado en el banquillo de los acusados, aguardando un consejo de guerra por alta traici¨®n. A trav¨¦s de una conversaci¨®n de chat, le confes¨® a Lamo, a quien no conoc¨ªa, que hab¨ªa sustra¨ªdo cientos de miles de documentos secretos de las redes del Pent¨¢gono y se los hab¨ªa entregado al portal de revelaci¨®n de secretos Wikileaks. Lamo, un conocido hacker que se hab¨ªa infiltrado en la p¨¢gina del diario The New York Times y se hab¨ªa entregado al FBI por ello, le delat¨® y propici¨® el arresto de Manning en Irak. ¡°He venido para que se sepa la verdad¡±, dijo Lamo al principio de su testimonio.
En mayo de 2010, Lamo entabl¨® una conversaci¨®n por el servicio de chat AOL Messenger con alguien que le hab¨ªa buscado en la Red y que se hac¨ªa llamar bradass87. Se trataba de Manning. ¡°Creo que buscaba reafirmaci¨®n, que necesitaba contactar con alguien que fuera af¨ªn a ¨¦l y que fuera una figura en su vida similar a lo que representa Julian Assange¡±, dijo Lamo. Manning le miraba fijamente en su silla, a escasos metros de distancia, mientras tomaba notas casi fren¨¦ticamente. En una ocasi¨®n hasta hizo una mueca. Lamo le entreg¨® a diversos medios, entre ellos EL PA?S, fragmentos de aquellas conversaciones.
Los investigadores del Pent¨¢gono encontraron registros de aquel chat en el ordenador de Manning. En ellos, el soldado dice: "Era informaci¨®n muy vulnerable. Y, bueno, se la mand¨¦ a Wikileaks. Dios sabe lo que suceder¨¢ a partir de ahora. Espero que haya una gran discusi¨®n mundial, debates, reformas. Si no es as¨ª, estamos condenados como especie". Lamo le advierte: ¡°Puedes considerar esto una entrevista o una confesi¨®n¡±. Manning le asegura que cree que si el Pent¨¢gono le descubre, "intentar¨¢ contar mi versi¨®n de los hechos antes de que lo manipularan todo para retratarme como Nidal Hasan [el acusado del asesinato de 13 soldados en Fort Hood]".
Preguntado por la defensa del soldado, Lamo neg¨® que el gobierno le hubiera pagado por delatarle. ¡°Cualquier persona cabal llegar¨ªa a la conclusi¨®n de que esos registros son conversaciones que ocurrieron entre yo y un individuo que se identifica en numerosas ocasiones como Bradley Manning¡±, dijo en la vista judicial. Luego explic¨® que lo que estaba haciendo el soldado le pareci¨® ¡°tan arriesgado¡± que decidi¨® delatarle, porque pod¨ªa poner en riesgo la seguridad nacional. Adem¨¢s quer¨ªa evitar ser considerado c¨®mplice o encubridor.
En esta jornada, la quinta, de vista judicial, ha comparecido otro de los testigos que ha levantado m¨¢s expectaci¨®n, la exanalista de inteligencia Jihrleah Showman, que pertenec¨ªa al mismo destacamento que Manning, en la Segunda Brigada de la D¨¦cima Divisi¨®n de Monta?a del Ej¨¦rcito de Tierra. Manning y Johnson compartieron entrenamiento en EE UU y trabajaron en la misma sala de an¨¢lisis de inteligencia de la base de Hammer, en Bagdad. Seg¨²n ha testificado la soldado, advirti¨® a sus superiores de que Manning no estaba preparado para acudir al frente de guerra. Le ha definido como ¡°psic¨®tico¡±.
Showman ha descrito un episodio en que Manning comenz¨® a gritar, con las manos en alto, cuando le despert¨® para una sesi¨®n matutina de entrenamiento, despu¨¦s de que se hubiera dormido. ¡°Le dije al sargento [mayor Paul] Adkins que Manning era un peligro para s¨ª mismo y para los dem¨¢s¡±, dijo Showman. Nadie le hizo caso. La relaci¨®n entre ambos se deterior¨® notablemente, hasta el punto de que el acusado la agredi¨® f¨ªsicamente, en un episodio que hab¨ªan descrito ya otros testigos en d¨ªas anteriores del juicio.
¡°Me dio un pu?etazo en la cara¡±, dijo Showman. Manning, al golpearla, grit¨®: ¡°?Estoy harto de todo esto!¡±. Aquella pelea vino seguida de otras. En una ocasi¨®n, otros soldados tuvieron que inmovilizar al acusado porque pensaban que intentaba coger un arma para dispararles. Ninguno de esos episodios de violencia provoc¨® que el sargento Adkins, su superior, suspendiera a Manning, algo que le hubiera apartado de su ordenador y de su acceso a las redes de documentos secretos CIDNE y SIPRNet.
La conexi¨®n entre la suspensi¨®n que nunca se produjo y el acceso de Manning a las redes secretas es la base de la estrategia de la defensa. El lunes, diversos investigadores que trabajan para el Pent¨¢gono relataron que hab¨ªan tenido acceso a los ordenadores de Manning, personales y de trabajo, y revelaron lo que hab¨ªan encontrado en ellos. Adem¨¢s, se examinaron las computadoras de compa?eros de filas de Manning, que este hab¨ªa empleado en alg¨²n momento.
En el ordenador del sargento Peter Bigelow, que testific¨® por tel¨¦fono este martes, se hab¨ªa buscado informaci¨®n sobre Wikileaks y Julian Assange. Cuando la fiscal¨ªa le mencion¨® el nombre de este ¨²ltimo al sargento, este dijo que no sab¨ªa qui¨¦n era. En esa misma computadora hab¨ªa registros de acceso a cuentas del correo Gmail con el nombre de usuario de Manning.
En una tarjeta de memoria enviada a casa de su t¨ªa, Debra Van Alstyne, Manning ten¨ªa guardados 400.000 informes sobre Irak y 91.000 sobre Afganist¨¢n. Los investigadores no pudieron confirmar en este juicio si eran los mismos que se publicaron en la red de Wikileaks. En esa misma tarjeta hab¨ªa un correo electr¨®nico enviado a Julian Assange en el que se dec¨ªa que los documentos deber¨ªan publicarse para ¡°eliminar la confusi¨®n sobre la guerra, revelando la naturaleza de la guerra asim¨¦trica del siglo XXI¡±. Adem¨¢s, hab¨ªa en esa tarjeta instrucciones sobre c¨®mo publicar documentos en la red de Wikileaks.
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