El Ej¨¦rcito egipcio asegura que condenar¨¢ a los culpables de los abusos a mujeres
Miles de personas protestaron ayer contra la violencia en las manifestaciones Segunda ronda electoral en nueve provincias de Egipto
El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) egipcias ha manifestado en un comunicado que lamenta "profundamente" los "excesos y abusos" cometidos contra las mujeres durante la represi¨®n de las ¨²ltimas manifestaciones en El Cairo. La protesta m¨¢s reciente que ha sacudido la capital egipcia tuvo lugar precisamente ayer y reuni¨® a miles de personas, la mayor¨ªa mujeres, que se manifestaron contra la violenta represi¨®n del Ej¨¦rcito y la polic¨ªa. El CSFA ha asegurado en la misma nota que ha tomado "las medidas legales para condenar a los culpables de esos abusos".
A pesar de las disculpas, la ira a¨²n contin¨²a latiendo en las calles egipcias por el maltrato que han sufrido los manifestantes, sobre todo, algunas mujeres. La alarma es tal que hasta la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, critic¨® anoche las acciones de las fuerzas de seguridad egipcias como una muestra de la "degradaci¨®n sistem¨¢tica" de las mujeres, lo cual es una "deshonra para el Estado". Este es tal vez el lenguaje m¨¢s fuerte empleado por Estados Unidos contra la Junta Militar, lo que provoc¨® una reacci¨®n del ministro de Exteriores, Mohamed Kamel Amr, que calific¨® las declaraciones como una "injerencia" en los asuntos internos egipcios.
Este mi¨¦rcoles se han abierto de nuevo las urnas en nueve provincias de Egipto para la segunda ronda de elecciones legislativas. Los votaci¨®n se celebra en nueve provincias: parte de El Cairo, Beni Suef, Manufiya, Sharqiya, Ismailiya, Suez, Buhaira, Sohag y Asu¨¢n. Adem¨¢s, tiene lugar en tres distritos por listas cerradas donde no se llevaron a cabo la semana pasada porque faltaban algunos partidos en las papeletas electorales. Por el momento reina la calma tras una noche que, por primera vez en varias jornadas, no registr¨® graves enfrentamientos.
La protesta de las mujeres
¡°Libertad, libertad, libertad!¡±. Las voces femeninas se alzaron ayer sobre las de los hombres y acompa?adas por ellos en un grito que resuena contra los muros de hormig¨®n que a¨ªslan Tahrir, y la voz de los manifestantes, del Parlamento, el ministerio del Interior y los o¨ªdos de los soldados que aguardan pertrechados detr¨¢s. Ya son al menos 14 los muertos (muchos por disparos en la cabeza y el pecho) y m¨¢s de 500 los heridos en las ¨²ltimas cinco jornadas de enfrentamientos. Los militares, ayudados ahora por la polic¨ªa, esperan a que caiga la noche para empezar a intercambiar con los manifestantes piedras y bombas incendiarias. Los ¨²ltimos tres d¨ªas, han intentado romper la sentada que d¨ªa y noche sigue en la plaza Tahrir poco antes del amanecer. Despu¨¦s, vuelven a sus barricadas.
El pasado viernes la imagen de una mujer velada a la que se hab¨ªa golpeado brutalmente y arrancado la ropa ocup¨® las portadas de los medios de todo el mundo. Ayer, esa imagen, impresa en un cartel y con la leyenda ¡°Un Egipto sin dignidad es un Egipto sin vida¡±, presid¨ªa la marcha de mujeres. ¡°Ella es solo un s¨ªmbolo de lo que lo militares hacen con los manifestantes y con las mujeres que acudimos a protestar, especialmente¡±, se?alaba Dina, una piloto en paro que ha pasado el ¨²ltimo mes acampando frente al Parlamento, hasta que la desalojaron ¡°a golpes¡±. ¡°Me han insultado, me han dicho que me iban a violar y que si quer¨ªa salvar la vida era mejor que me fuera casa¡±, explicaba esta mujer de 27 a?os. ¡°Que nosotras estemos aqu¨ª desmonta su intento de hacer creer a la gente que los que hay aqu¨ª son asesinos pagados por extranjeros, por eso quieren humillarnos¡±.
Tambi¨¦n la Secretaria de Estado estadounidense, cuyo Gobierno daba el lunes un toque de atenci¨®n a la Junta militar que gobierna Egipto condenando la violencia, se ha referido a la citada imagen: ¡°Esta degradaci¨®n sistem¨¢tica de las mujeres egipcias deshonra la revoluci¨®n, averg¨¹enza al Estado y su uniforme y no es digna de un gran pueblo¡±, se?al¨® la secretaria de Estado, Hillary Clinton, en un discurso en la Universidad de Georgetown, en Washington.
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