El cuartel de Corea del Norte
El tercer mayor Ej¨¦rcito del mundo controla un pa¨ªs con un cuarto de su poblaci¨®n militarizada
¡°El para¨ªso¡± de Corea del Norte, como reza la propaganda del partido ¨²nico, el Partido del Trabajo (PT), es un gigantesco cuartel gobernado por 1,2 millones de militares y otros cinco millones de reservistas que controlan hasta el aire que respiran los ciudadanos. La muerte de Kim Jong-il ha dejado al frente de esta pavorosa m¨¢quina de guerra dotada de todo un arsenal de misiles y armas nucleares, qu¨ªmicas y bacteriol¨®gicas a un joven inexperto que sin haber hecho el servicio militar fue ascendido a teniente general el a?o pasado: Kim Jong-un, el nuevo l¨ªder norcoreano.
¡°No tiene m¨¦rito militar alguno, solo el de ser hijo y no creo que se haya ganado el respeto de los generales por ello. Los militares seguir¨¢n las ¨®rdenes del jefe del Alto Estado Mayor del Ej¨¦rcito, vicemariscal Ri Yong-ho, y supuestamente ¨¦ste, las de Kim Jong-un. Eso es lo que cuenta¡±, afirma el teniente general surcoreano en la reserva Cha Young-koo.
Cha, experto en Corea del Norte que actualmente ense?a en el Instituto de Estudios para la Paz de la Universidad Kyung Hee de Se¨²l, sostiene que el PT perdi¨® todo el control sobre el pueblo cuando hace dos d¨¦cadas la crisis econ¨®mica, diplom¨¢tica y estructural le vaci¨® la despensa y se encontr¨® que no ten¨ªa alimentos que distribuir porque el pa¨ªs estaba hundido en la miseria.
¡°Solo el Ej¨¦rcito pod¨ªa controlar esa situaci¨®n¡±, afirma al explicar la militarizaci¨®n de la sociedad norcoreana y la raz¨®n por la que Kim Jong-il hizo del Ej¨¦rcito el m¨²sculo vital del pa¨ªs. Kim Jong-il se hizo cargo de Corea del Norte en su peor momento, en 1994, al morir de un infarto su padre y fundador de la rep¨²blica comunista, Kim Il-sung.
En el reino del secretismo las cifras var¨ªan, y los expertos sit¨²an entre el 25% y el 33% del total del presupuesto nacional, lo que se dedica a las Fuerzas Armadas, que a su vez son las que controlan las aduanas, la miner¨ªa y la escasa industria -en definitiva la econom¨ªa- del pa¨ªs. De ah¨ª, el inter¨¦s de los militares en mantener la estabilidad y abrir la mano si es necesario, pero solo lo suficiente para que no haya una revuelta.
Seg¨²n Cha, ¡°es previsible¡± que dentro de esa apertura se encuentre la suspensi¨®n del enriquecimiento de uranio a cambio de la ayuda humanitaria masiva de EE UU. ¡°Es un juego en el que todos finalmente hemos aprendido las reglas. Los norcoreanos nunca renunciar¨¢n a su programa nuclear y todos lo sabemos, pero ellos juegan a parar las centrifugadoras -con lo cual ralentizamos el programa at¨®mico- y a cambio les damos lo suficiente para que el r¨¦gimen no se hunda por falta de alimentos¡±, dice.
¡°A todos los vecinos nos interesa, y a Estados Unidos tambi¨¦n, que el pa¨ªs se mantenga estable. No podemos impedir que el r¨¦gimen caiga, pero podemos ayudar a la poblaci¨®n para que no se subleve. El caos es lo peor¡±, reitera este militar en la reserva.
Los militares norcoreanos pueden estar interesados en que haya alg¨²n incidente para mantener una cierta tensi¨®n y demostrar su importancia, pero ellos tambi¨¦n quieren estabilidad porque saben que de lo contrario lo perder¨ªan todo. Por esto y porque considera que ya no tienen recursos para lanzar una invasi¨®n masiva, Cha excluye ¡°pr¨¢cticamente¡± una nueva guerra en la pen¨ªnsula.
Como muchos otros expertos surcoreanos, este teniente general en la reserva cree que los pr¨®ximos tres meses van a ser claves para saber la direcci¨®n que toma el vecino pa¨ªs. El 15 de abril se cumple el centenario del nacimiento de Kim Il-sung y el r¨¦gimen se hab¨ªa comprometido a hacer para entonces una ¡°naci¨®n prospera y fuerte¡±. Esto significa que, al menos, todos podr¨ªan comer, lo que exige llegar a un acuerdo para obtener ayuda exterior. El ¨¦xito puede suponer la paulatina apertura del r¨¦gimen, algo que ans¨ªan casi m¨¢s los de fuera que los de dentro ya que hasta ahora la mayor¨ªa de la poblaci¨®n no sabe lo que hay m¨¢s all¨¢ de su frontera.
Cuando la televisi¨®n norcoreana dijo en la ma?ana del lunes que al mediod¨ªa dar¨ªa un importante comunicado, muchos creyeron que eran la suspensi¨®n del enriquecimiento de uranio y la vuelta a las negociaciones a seis bandas -EE UU, China, Rusia, Jap¨®n y las dos Coreas-. La sorpresa fue que hab¨ªa muerto el l¨ªder, aunque lo hab¨ªa dejado "todo atado y bien atado".
Tras el infarto sufrido en 2008, Kim Jong-il coloc¨® a las tres personas de su m¨¢xima confianza en los puestos m¨¢s vitales del Estado de manera que Kim Jong-un, de 28 a?os, ejerciera un mando colegiado. En febrero de 2009, se produjo el primer ascenso, el del vicemariscal Ri, de 69 a?os.
El ¡°querido l¨ªder¡±, que hab¨ªa hecho del Ej¨¦rcito la columna vertebral del pa¨ªs, sab¨ªa que su inexperto hijo necesitaba un militar cargado de medallas para que dar las ¨®rdenes. En junio de 2010, fue el turno de su cu?ado Jang Song-taek, que llev¨® el rumbo del pa¨ªs mientras ¨¦l trataba de recuperarse, y le hizo vicepresidente y secretario de la Comisi¨®n Nacional de Defensa, el m¨¢ximo ¨®rgano militar pese a ser un civil. En septiembre de 2010, su hermana menor y esposa de Jang, se convirti¨® en la sola mujer general del Ej¨¦rcito. Ya con el vicemariscal y sus t¨ªos colocados, Kim Jong-un fue ascendido a vicepresidente de la Comisi¨®n Militar Central del PT, el ¨®rgano donde se coordinan el poder militar y el menguado poder civil.
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