¡°Los matones del r¨¦gimen te persiguen tambi¨¦n en el extranjero¡±
Un ciudadano sirio natural de Idlib, uno de los focos de las protestas, relata tras huir de su pa¨ªs c¨®mo es la represi¨®n del r¨¦gimen
Los hombres de Bachar el Asad persiguen a tres tipos de opositores: los manifestantes, los animadores de las protestas y los organizadores. Estos ¨²ltimos se llevan la peor parte. Y no solo en Siria. El mujabarat (servicio de inteligencia sirio) act¨²a lejos de sus fronteras. Por eso, por miedo, Yazan, natural de Idlib, en el noroeste de Siria, prefiere esconder su identidad y quedarse con un nombre muy com¨²n en su pa¨ªs. No se f¨ªa de nadie. Ni de sus compatriotas en el exilio. Los detalles de la cita corren de su cuenta. ¡°Los matones del r¨¦gimen te persiguen tambi¨¦n aqu¨ª¡±, explica para dar sentido a su cautela. ¡°Te graban y mandan la cinta de v¨ªdeo a Siria para que tomen represalias contra tu familia¡±.
Yazan, licenciado en estudios superiores en Europa, ha vivido hasta bien entrado el mes de diciembre la sacudida de la ¡°revoluci¨®n¡± ¨Cusa con especial frecuencia esta palabra¨C contra el Gobierno de El Asad. Y lo ha hecho desde el inicio en Idlib, uno de los bastiones de la protesta. Esta provincia, fronteriza con Turqu¨ªa, forma uno de los extremos del cintur¨®n rebelde que unen Hama, Homs y Deraa. Seg¨²n los datos del Observatorio de Derechos Humanos y Avaaz, solo entre el 20 y 21 de diciembre alrededor de 200 desertores murieron en Idlib en uno de los ataques m¨¢s mort¨ªferos del r¨¦gimen desde el inicio de las manifestaciones.
Hace unas semanas, Yazan logr¨® tomar un avi¨®n en Damasco. ¡°Llam¨¦ a un amigo y me dijo que a¨²n no estaba fichado¡±. Sabe que no podr¨¢ volver a su pa¨ªs hasta que ¡°venza la revoluci¨®n¡±. ¡°Ya no ten¨ªa trabajo¡±, explica, ¡°y necesitaba contar lo que he visto all¨ª dentro¡±. Relatar, sobre todo, c¨®mo funciona la represi¨®n: la ¡°t¨¦cnica¡±, dice, con la que el r¨¦gimen suma nuevas v¨ªctimas en las filas de la oposici¨®n a El Asad.
Las brigadas militares que tienen orden de hacer frente a las manifestaciones ¨Cy en cuyas filas, Yazan conserva todav¨ªa alg¨²n amigo¨C est¨¢n formadas en gran medida por los j¨®venes, casi adolescentes, que cumplen el servicio militar (obligatorio durante 18 meses). ¡°No es f¨¢cil dejar el fusil como han hecho algunos desertores¡±, explica. ¡°Si te pillan te matan¡±. Tampoco es f¨¢cil mandar una bala hacia gente de tu tierra. Por ese motivo, cuenta Yazan, Damasco env¨ªa a los soldados a contrarrestar las protestas a alg¨²n punto lejos de su ciudad natal. Aun as¨ª, el r¨¦gimen sabe que si pide a sus militares disparar, al d¨ªa siguiente pueden irse fusil al hombro con el enemigo, el Ej¨¦rcito Sirio Libre, con fuerte presencia en Idlib. ¡°Les piden que apunten hacia el aire¡±, se?ala Yazan, ¡°y les ordenan disparar mientras los shabiha (matones del r¨¦gimen no uniformados) tiran a matar desde los tejados¡±. Son los francotiradores que hasta los observadores de la Liga ?rabe pillaron in fraganti en alguna de sus salidas a las abarrotadas calles de Siria.
As¨ª se explica porque los efectivos del Ej¨¦rcito sirio siguen fieles a su mando, porque no han tenido que tirotear a los suyos. Mientras, el r¨¦gimen sigue atemorizando a los opositores con la muerte de varias decenas al d¨ªa. ¡°Entre 20 o 30, no muchos m¨¢s¡±, apostilla Yazan. ¡°?Imaginas cu¨¢ntas muertes habr¨ªa si fueran los soldados los que disparasen a la multitud? Eso tambi¨¦n est¨¢ calculado. Tratan de matar a una cantidad parecida cada d¨ªa, no demasiados para que la comunidad internacional no se eche encima¡±. Este joven sirio, atado a la Red para seguir la ¨²ltima hora de lo que ocurre en su pa¨ªs, cree que ¡°el r¨¦gimen est¨¢ acabado¡±, aunque afirma que la intervenci¨®n internacional necesitar¨¢ ¡°por desgracia¡± m¨¢s muertes civiles.
Esas muertes que ¨¦l, por ¡°fortuna¡±, no tuvo que ver. Yazan reconoce con honestidad que no fue capaz de salir en todas las manifestaciones. ¡°A veces las vi pasar y no pude; si te cogen te torturan y yo no aguantar¨ªa¡±, relata sin verg¨¹enza. ¡°Entre 3.000 personas no ten¨ªa miedo; el miedo ven¨ªa cuando llegaba a casa¡±.
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