El ¡®picnic¡¯ de Ahmadineyad
El l¨ªder iran¨ª est¨¢ d¨¦bil ante el mundo, pero se cree con fuerza para una gira latinoamericana
La pol¨ªtica hace extra?os compa?eros de cama, pero que salgan gemelos parece excesivo. Ese es el caso de la visita del presidente iran¨ª, Mahmud Ahmadineyad, a Venezuela, Cuba, Nicaragua y Ecuador, con cuyo motivo el presidente nica, Daniel Ortega, no solo proclam¨® que ambas revoluciones, la sandinista y la de Jomeini, hab¨ªan nacido hermanas, el mismo a?o (1979), y del mismo ¨²tero, sino que en un extremo desparrame ret¨®rico a?adi¨® que los nicarag¨¹enses hab¨ªan seguido enfervorizados el triunfo de la revoluci¨®n de Teher¨¢n. No deb¨ªan tener nada mejor que hacer.
Como la gira coincide con un momento particularmente abrupto de las relaciones con Estados Unidos ¡ªendurecimiento de las sanciones norteamericanas, pruebas de lanzamiento de misiles, y amenaza iran¨ª de cierre del estrecho de Ormuz, por el que transita un cuarto del crudo mundial¡ª cab¨ªa preguntarse por qu¨¦ se produc¨ªa el recorrido de Ahmadineyad por tierras latinoamericanas. Dos escuelas de pensamiento obran en disputa: el presidente, que anda mal de relaciones con el Gu¨ªa Supremo, Ali Jamenei, quer¨ªa mostrar lo seguro que se sent¨ªa en su puesto; o, contrariamente, debilitado por el acoso norteamericano pretend¨ªa reforzar alianzas formando un bloque contra Washington. Pero de lo que se trataba, en realidad, era de vocearle al mundo lo convencido que est¨¢ Ir¨¢n de su capacidad para replicar devastadoramente a las sanciones o incluso a un ataque contra sus instalaciones nucleares, sin necesidad por ello de meterse en bloques, porque, adem¨¢s, no hay bloque posible en Am¨¦rica Latina sin Brasil, cuya presidenta, Dilma Rousseff, es mucho m¨¢s exigente que su antecesor, Lula, con sus amistades, o Argentina, donde despu¨¦s del atentado de la AMIA, atribuido a agentes de Teher¨¢n, decir Ir¨¢n es decir ignominia. Ya existe, eso s¨ª, un cierto bloque irano-chavista, pero apenas simb¨®lico, y sin capacidad de inquietar a Washington.
Entre iran¨ªes y latinoamericanos no hay proyectos conjuntos de relevancia, pese a los 300 y pico de acuerdos que llevan firmados Teher¨¢n y Caracas; no hay complementariedad econ¨®mica porque dos de los pa¨ªses visitados, Venezuela y Ecuador, son como Ir¨¢n productores de petr¨®leo, y los otros dos, Cuba y Nicaragua, se proveen del crudo del Orinoco; no hay moralidad b¨¢sica com¨²n porque el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s niega el Holocausto y desea sobre todas las cosas el fin de Israel, mientras que el primer Castro conden¨® hace dos a?os el negacionismo de la barbarie nazi y respeta la existencia del Estado sionista; ni, por ¨²ltimo, hay ideolog¨ªa af¨ªn, como prueba la represi¨®n contra el partido comunista iran¨ª, Tudeh, cuyos militantes est¨¢n en la c¨¢rcel, la clandestinidad o el exilio. La gira solo se basa en el inagotable poder de convocatoria del antiamericanismo. Los enemigos de mis enemigos son mis amigos.
?Pero qui¨¦n gana y qui¨¦n pierde en un posible juego de suma cero? Ir¨¢n algo gana con su desafiante actitud de business as usual, tan o m¨¢s dirigida contra Israel que contra Estados Unidos, puesto que si alguien piensa en machacar desde el aire las instalaciones nucleares iran¨ªes es el Gobierno de Jerusal¨¦n. El presidente venezolano, Hugo Ch¨¢vez, solo puede ufanarse, en cambio, de haber hecho una rentr¨¦e internacional m¨¢s o menos llamativa, a los siete meses de haber sido operado de un c¨¢ncer de localizaci¨®n a¨²n difusa, al tiempo que subrayaba su aparente recuperaci¨®n f¨ªsica reanudando el pasado d¨ªa 8 en televisi¨®n su espect¨¢culo de variedades, Al¨® presidente. Y todo ello enmarcado por las elecciones presidenciales del pr¨®ximo octubre. Pero teniendo en cuenta que en sus 13 a?os de gobernaci¨®n el l¨ªder bolivariano ya hab¨ªa visitado Ir¨¢n en nueve ocasiones, y que Ahmadineyad estuvo en Caracas en 2009, la trascendencia del encuentro solo puede ser relativa. La familia Castro y Ortega no sacaban m¨¢s que asistir puntualmente a las celebraciones que organiza su surtidor de gasolina; y, finalmente ?qu¨¦ hac¨ªa all¨ª el presidente ecuatoriano Rafael Correa, que no recibe subsidios del chavismo, ni tiene al paterfamilias de La Habana como mentor pol¨ªtico universal?
Fortaleza y debilidad son caras de la misma moneda. Ir¨¢n pierde mucho si cae el r¨¦gimen de Bachar el Asad en Siria ¡ªsu ¨²nico gran aliado en la zona¡ª, pero puede salir ganando en Irak si el r¨¦gimen chi¨ª logra mantener la unidad del pa¨ªs. Ahmadineyad est¨¢ d¨¦bil, no ya ante Jamenei, sino ante el mundo entero, pero, aun as¨ª, se cree con fuerza suficiente para desencadenar el caos en Oriente Pr¨®ximo si Israel y Estados Unidos rompen hostilidades. Por eso acaba de visitar un fragmento de Am¨¦rica Latina.
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