El capit¨¢n del ¡®Concordia¡¯ se revuelve contra la naviera
Schettino alega que era habitual acercar el barco a la costa
Un loco, un fanfarr¨®n, un mentiroso, un cobarde¡ ?Qu¨¦ no se ha dicho ya del capit¨¢n del Costa Concordia? Desde las profundidades insondables de su desprestigio profesional y humano, Francesco Schettino pretende subir a la superficie con un cuchillo entre los dientes. Durante su declaraci¨®n ante el juez, acusa a los due?os del buque, la poderosa naviera Costa Cruceros, de estar en el ajo de la maniobra que, el pasado viernes 13 de enero, provoc¨® el naufragio de 4.200 personas frente a la isla toscana de Giglio: ¡°La reverencia [el acercamiento del buque a la costa] suele ser una maniobra habitual. De hecho, hab¨ªa sido planificada para la semana anterior, pero no se pudo llevar a cabo por el mal tiempo. Es una maniobra publicitaria. La hac¨ªamos en Giglio y tambi¨¦n en Capri¡±.
Sus palabras son, de facto, una declaraci¨®n de guerra, una respuesta de animal herido a las afirmaciones del consejero delegado de Costa Cruceros, Pier Luigi Foschi, quien intenta salvar el prestigio de la compa?¨ªa atribuyendo a Schettino toda la responsabilidad del naufragio. ¡°La maniobra¡±, declar¨® Foschi a este peri¨®dico el pasado viernes, ¡°fue una iniciativa aut¨®noma del capit¨¢n. Y no solo eso: actu¨® de forma contraria a lo que se le comunic¨® a los turistas. Costa Cruceros distribuye unos folletos con toda la informaci¨®n del d¨ªa. Si vamos al 13 de enero, pone que la nave iba a pasar a las 21.30 a una distancia de cinco millas de la isla de Giglio y que se podr¨ªa ver por la izquierda. Pero el capit¨¢n hizo otra cosa y no nos inform¨®¡±.
Ante el juez, Schettino da los nombres de otros capitanes de Costa Cruceros que habitualmente ejecutan la maniobra, incluso se?ala a un tal Garbarino como un figura en tales acrobacias¡ Hasta se mandaban correos electr¨®nicos cont¨¢ndose las peripecias. Pero hay m¨¢s ¡ªy muy importantes¡ª puntos de discrepancia. El capit¨¢n Schettino sostiene que solo unos minutos despu¨¦s de la colisi¨®n se puso en contacto con el responsable de operaciones marinas de Costa Cruceros, Roberto Ferrarini, le cont¨® lo sucedido, lo mantuvo siempre al tanto, pact¨® la maniobra de acercamiento a la costa con ¨¦l y, finalmente, le pidi¨® un remolcador y helic¨®pteros para ayudar en la evacuaci¨®n. El armador Foschi asegura, en cambio, que hasta una hora despu¨¦s del impacto con el escollo ¡ª¡°creo que fue a las 22.30 o despu¨¦s¡±¡ª los responsables de la naviera no fueron informados de la gravedad del asunto.
?Habr¨¢ que esperar entonces a lo que diga la siempre imparcial caja negra? No exactamente¡ A preguntas del fiscal y del juez que instruyen la causa, el capit¨¢n Schettino admiti¨®: ¡°Quiero ser honestos con ustedes, hasta el final. Desde hac¨ªa 15 d¨ªas, nos hab¨ªamos dado cuenta a bordo de que se hab¨ªa roto el back-up del sistema VDR y hab¨ªamos pedido al inspector que lo arreglara. Pero esto no hab¨ªa sucedido¡¡±. Las discrepancias entre capit¨¢n y naviera tambi¨¦n afectan a la evacuaci¨®n del buque. El consejero delegado de Costa Cruceros admiti¨® que ¡°hubo retrasos importantes en tomar decisiones¡± pero salv¨® a la tripulaci¨®n para culpar, de nuevo, al capit¨¢n Schettino: ¡°Hoy sabemos que los miembros de la tripulaci¨®n dieron informaciones falsas, pero ellos no lo sab¨ªan en aquel momento. No dijeron mentiras. Recibieron mentiras¡¡±. Schettino, el villano oficial de esta historia, tiene l¨®gicamente otra versi¨®n: ¡°Esper¨¦ a dar la orden de evacuaci¨®n porque primero ten¨ªa que saber si el barco pod¨ªa seguir a flote. Un comandante tiene que manejar los tiempos. Porque si hay un capit¨¢n que ordena que todos los tripulantes se tiren al mar y luego la nave sigue a flote, ?qu¨¦ hacemos?¡±.
Esper¨¦ a dar la orden de evacuaci¨®n porque primero ten¨ªa que saber si el barco pod¨ªa seguir a flote El capit¨¢n Francesco Schettino
Ya antes de que el capit¨¢n Schettino se sintiera abandonado y les pusiera la proa, la naviera Costa Cruceros sab¨ªa que ten¨ªa un problema dif¨ªcil de manejar, m¨¢s costoso incluso que el econ¨®mico: el de la credibilidad. La terrible imagen del barco hundido justo a la isla de Giglio ¡ªatracci¨®n ya de cientos de turistas que cruzan por 10 euros desde Porto Santo Stefano¡ª es dif¨ªcil de contrarrestar. Pero tambi¨¦n el hecho de que los servicios de rescate siguen recuperando cad¨¢veres ¡ªya van 13¡ª, a¨²n no se sabe a ciencia cierta cu¨¢ntas personas contin¨²an desaparecidas e incluso un jefe de Protecci¨®n Civil acaba de insinuar que en el Costa Concordia viajaban inmigrantes sin papeles¡ La estrategia de culpar al capit¨¢n es discutible porque, a fin de cuentas, ?qui¨¦n contrat¨® a Schettino y puso en sus manos la vida de 4.000 personas? Ante el juez, el orgulloso marino solo baja la cabeza cuando se pregunta: ¡°Tendr¨¦ que convivir toda la vida con esos muertos, ?c¨®mo se hace eso?¡±.
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