Guerreros de otra ¨¦poca
La periodista brit¨¢nica Marie Colvin ha fallecido en un bombardeo en la ciudad siria de Homs
Marie Colvin pertenec¨ªa a un tipo de periodistas en v¨ªas de extinci¨®n: los enviados especiales; personas que viajan a las zonas de guerra, a los lugares m¨¢s peligrosos, que arriesgan la salud, la vida, el equilibrio mental y el dinero de sus empresas, por contar lo que sucede. Colvin ha muerto en Homs, uno de esos agujeros infames en los que matan civiles mientras el mundo civilizado discute el lugar exacto de las comas y de los adjetivos en un comunicado de condena.
Colvin era la estrella del semanario The Sunday Times. Perdi¨® un ojo hace 11 a?os en Sri Lanka; fue de los primeros reporteros occidentales en entrar en la zona controlada por la guerrilla Tamil. Rupert Murdoch, due?o del semanario, envi¨® su avi¨®n personal para repatriar a Londres a su periodista herida.
Estuvo casada con Juan Carlos Gumucio, corresponsal de EL PA?S en Beirut durante la guerra civil, y despu¨¦s en Jerusal¨¦n, donde aprendi¨® a vivir sin la adrenalina del peligro constante. All¨ª se conocieron y se aprendieron, tal vez en el bar del hotel American Colony, la oficina preferida de Gumucio, un tipo grande, humano, querido.
Gumucio abandon¨® su Oriente Pr¨®ximo con destino a Londres. Persegu¨ªa un amor, persegu¨ªa a Marie Colvin. La boda reuni¨® a los mejores periodistas del mundo, a los m¨¢s valientes, a los m¨¢s locos y borrachos. A los dinosaurios: representantes de una era que se muere asfixiada por la crisis, los errores y los tiempos.
Era la cuarta boda de Gumucio quien llev¨® demasiado lejos el consejo de Bernard Shaw: ¡°El matrimonio es un error que hay que cometer al menos un vez en la vida¡±. No dur¨® mucho esa uni¨®n imposible, pero siempre fueron amigos. Se fue primero Juan Carlos en Bolivia el 25 de febrero de 2002, donde no esper¨® a que le mataran, ni el enemigo ni el aburrimiento. Ahora ha muerto Marie Colvin en Siria, en Homs, en una zona de guerra, junto al fot¨®grafo franc¨¦s R¨¦mi Ochlik, de 28 a?os. Antes dej¨® su ¨²ltima denuncia, la muerte de ni?os en BBC. Solo los m¨¢s grandes mueren en la plaza, como los toreros. Que descanse en paz.
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