El d¨ªa despu¨¦s del bombardeo
Un ataque a Ir¨¢n, de producirse, supondr¨¢ una clara violaci¨®n de la legalidad internacional por parte israel¨ª, pero es dif¨ªcil que la UE se una para sancionar a Israel
?Qu¨¦ dir¨¢ el comunicado que emane de Bruselas el d¨ªa despu¨¦s del bombardeo israel¨ª a Ir¨¢n??¡±Lamentar¨¢¡±? ?¡°Deplorar¨¢¡±? ?¡±Notar¨¢ con preocupaci¨®n¡±? No sabemos si tal comunicado est¨¢ ya redactado, seguramente no, pero tal y como van las cosas, ser¨ªa absurdo no ir prepar¨¢ndolo. Con todo, la experiencia nos dice que la redacci¨®n no ser¨¢ el mayor de los problemas: la Uni¨®n Europea es especialista en encontrar el lenguaje adecuado para que todos los estados puedan firmar una declaraci¨®n, da igual cual sea el tema. Mal que bien, el alambique funcionar¨¢ y, como es su obligaci¨®n, producir¨¢ una alambicada declaraci¨®n.
La ¨²nica intriga es cu¨¢nto se desviar¨¢n los ministerios de exteriores nacionales de ese comunicado de Bruselas. Haciendo honor a la diversidad de visiones que sobre Israel tienen los Estados miembros de la UE, cada capital podr¨¢ jugar con los matices: unos comunicados barrer¨¢n hacia Israel y otros se mostrar¨¢n menos comprensivos. Seguir esos matices ser¨¢ interesante: Reino Unido lamentar¨¢ el uso de la fuerza pero r¨¢pidamente volcar¨¢ toda la responsabilidad sobre Ir¨¢n; Alemania har¨¢ malabarismos para compensar su acendrado pacifismo y respeto por la legalidad internacional con su incapacidad estructural para criticar Israel; Francia intentar¨¢ equilibrar su visi¨®n tradicionalmente cr¨ªtica con Israel con su alineamiento estrat¨¦gico con Occidente. Sumados los 27 puntos de vista, es bastante f¨¢cil anticipar que unas posiciones cancelar¨¢n a las otras y que todo quede en nada o muy poco.
El bombardeo, de producirse, supondr¨¢ una clara violaci¨®n de la legalidad internacional por parte israel¨ª pero es dif¨ªcil que la UE se una para sancionar a Israel, m¨¢xime si hay represalias iran¨ªes que afecten a los europeos, econ¨®mica o militarmente, oblig¨¢ndoles a intervenir y tomar partido en la crisis que se abrir¨¢ posteriormente. En el peor de los casos, los europeos podr¨ªan verse obligados a intervenir militarmente para preservar la seguridad de la navegaci¨®n en el Estrecho de Ormuz. Pero sin ir tan lejos, las consecuencias econ¨®micas ser¨ªan por s¨ª solas bastante graves pues un repunte de los precios del petr¨®leo y de la inseguridad econ¨®mica no es precisamente lo que necesitan las maltrechas econom¨ªas europeas. En cualquiera de los casos, Europa aparecer¨¢ como un actor marginal e irrelevante, un actor que, una vez m¨¢s, se ver¨¢ obligado a gestionar las consecuencia de las decisiones adoptadas por otros, sin haber podido influir de antemano en ellas.
La discusi¨®n sobre el d¨ªa despu¨¦s debe servir para pensar en el d¨ªa antes. El bombardeo de Ir¨¢n por parte de Israel representar¨¢ un fracaso de primera magnitud. Ese fracaso es un tren que todo el mundo en Europa ve venir pero sobre el que nadie sabe, puede o se atreve a hacer mucho. En la mayor¨ªa de las capitales europeas se tiene la sensaci¨®n de que Israel est¨¢ manipulando muy efectivamente la situaci¨®n para que aceptemos el bombardeo como inevitable. Se percibe, con toda claridad, que el camino que Israel quiere emprender es completamente contradictorio con la estrategia que hemos puesto en marcha, consistente en incrementar las sanciones y la presi¨®n diplom¨¢tica sobre Ir¨¢n. Pero como en 2003, cuando algunos decidieron unilateralmente y de antemano que las sanciones a Irak no funcionar¨ªan, tenemos dos juegos funcionando en paralelo: por un lado, el camino incompleto, incierto y sin garant¨ªa de ¨¦xito de la sanciones, las inspecciones y la legalidad internacional; por otro, el mucho m¨¢s arriesgado, ilegal e igualmente incierto recurso al uso de la fuerza. Como en 2003, estos dos lenguajes no est¨¢n integrados: el uso de la fuerza (o la amenaza de su uso) no representa un eslab¨®n m¨¢s del proceso negociador. Ir¨¢n sabe perfectamente que este Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, con Rusia y China con derecho de veto, nunca aprobar¨¢ una acci¨®n militar contra ella, incluso aunque las sanciones fallen. Por esa misma raz¨®n, los europeos, aunque hemos progresado mucho y hemos logrado unirnos para llevar a cabo una nueva ronda de sanciones, sabemos de antemano (aunque no lo decimos) que las sanciones no ser¨¢n efectivas: har¨¢n da?o, pero no forzar¨¢n al r¨¦gimen iran¨ª a abandonar su programa nuclear. Eso explica la percepci¨®n, casi un¨¢nime, de que el camino de la diplomacia, aunque no est¨¦ cerrado, ser¨¢ in¨²til, lo que a su vez es precisamente lo que necesita Israel para justificar su bombardeo. Y como no logramos romper ese c¨ªrculo vicioso vivimos ya en el d¨ªa despu¨¦s de haber sido arrastrados a una guerra que no pudimos evitar. Ir¨¢n, nos dice Israel, est¨¢ entrando en la ¡°zona de inmunidad¡±. Con ese argumento, mientras tanto, Israel se sit¨²a en la zona de impunidad.
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