M¨¢s cautela que entusiasmo
Los medios norcoreanos no se han hecho eco de la moratoria nuclear, lo que parece indicar que no existe un fuerte consenso dentro del r¨¦gimen norcoreano
El anuncio del Departamento de Estado estadounidense del consentimiento de Corea del Norte a congelar su programa nuclear es una buena noticia para la comunidad internacional. La amenaza que supone el r¨¦gimen norcoreano para sus vecinos qued¨® dram¨¢ticamente evidenciada en octubre de 2006, cuando realiz¨® su primer ensayo nuclear. A este seguir¨ªa otro ensayo en 2009 y diversas pruebas con misiles bal¨ªsticos, adem¨¢s del anuncio oficial en mayo de 2010 de que cient¨ªficos norcoreanos hab¨ªan logrado la fusi¨®n nuclear. Si a esto a?adimos diversas escaramuzas entre los ej¨¦rcitos de las dos Coreas, destacando el hundimiento de una corbeta surcoreana en marzo de 2010 y el bombardeo en octubre del mismo a?o de la isla de Yeonpyeong, y la inestabilidad derivada por el cambio de liderazgo tras la reciente muerte de Kim Jong-il, resulta evidente que la tensi¨®n en la zona estaba alcanzando un punto inquietante. De ah¨ª que noticias como la que hoy nos ocupan sean particularmente bienvenidas.
Sin embargo, este entusiasmo no debe llevarnos a interpretar esta informaci¨®n sin la debida cautela. Los medios norcoreanos no se han hecho eco de esta informaci¨®n. En el momento de escribir estas l¨ªneas, el Rodong Sinmun, diario oficial del Partido de los Trabajadores de Corea, no hab¨ªa recogido ning¨²n comentario sobre estos hechos, lo que parece indicar que no existe un fuerte consenso dentro del r¨¦gimen norcoreano sobre este asunto. Esta falta de consenso es esperable dado que el joven Kim Jong-un, el Brillante Camarada, goza de mucha menos autoridad de la que tuvieron su padre, el Querido L¨ªder, y su abuelo, el Presidente Eterno.
Adem¨¢s, Kim Jong-un mantiene, al menos por el momento, el mismo entorno de colaboradores que ten¨ªa su padre, por lo que este indicio tampoco parece apuntar a un cambio decidido de l¨ªnea pol¨ªtica por parte de Pyongyang. Es m¨¢s, la estrategia de alternar una de cal y una de arena, combinando de forma sorpresiva medidas agresivas y concesiones, ha conseguido importantes concesiones por parte de las tres anteriores Administraciones norteamericanas. ?Por qu¨¦ deber¨ªan pensar los dirigentes norcoreanos que no pasar¨¢ lo mismo con la Administraci¨®n de Obama?
Incluso si analizamos el comunicado de Washington, vemos que no hay ning¨²n compromiso concreto sobre cu¨¢ndo comenzar¨ªa la moratoria sobre los ensayos nucleares y el enriquecimiento de uranio, ni cuando se permitir¨ªa la entrada de inspectores internacionales. Este tipo de detalles o la forma en que se materializar¨ªan las contrapartidas estadounidenses han sido frecuentemente en el pasado la raz¨®n aducida por Corea del Norte para volver a romper la baraja.
A todos nos gustar¨ªa estar ante el primer paso hacia una actitud m¨¢s colaboradora de Corea del Norte con la comunidad internacional, pero esto parece aventurado por el momento. Ojal¨¢ me equivoque y con el tiempo nos demos cuenta de que esta buena noticia era, en realidad, una excelente noticia de proporciones hist¨®ricas.
Mario Esteban Rodr¨ªguez es profesor titular en el Centro de Estudios de Asia Oriental de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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