Los atentados de Toulouse y el islam copan la campa?a electoral
Aupado en los sondeos por la gesti¨®n de la crisis, Sarkozy veta la entrada en Francia de un cl¨¦rigo egipcio.- La oposici¨®n le acusa de racismo por decir que dos de los soldados asesinados eran ¡°musulmanes de apariencia¡±
La lucha antiterrorista, la seguridad ciudadana, el extremismo islamista y las relaciones interreligiosas se han convertido en los asuntos centrales del debate electoral previo a las presidenciales francesas de abril y mayo. Tras los atentados del pistolero de Toulouse, Mohamed Merah, y su muerte en el asalto policial, la imagen de Nicolas Sarkozy ha mejorado ¡ªel 74% de los franceses apoya su gesti¨®n de la crisis¡ª, y el presidente trata de mantener la tragedia y sus secuelas en lo m¨¢s alto de su agenda electoral.
Despu¨¦s de atacar durante el fin de semana la supuesta ¡°laxitud¡± en materia de seguridad de su gran adversario, el socialista Fran?ois Hollande, el candidato Sarkozy ha prolongado hoy su papel de presidente protector al anunciar que vetar¨¢ la entrada en Francia del predicador musulm¨¢n Yusuf al Qaradawi, un cl¨¦rigo sunita egipcio que reside en Catar y que el mes pr¨®ximo tiene previsto acudir a un congreso de las organizaciones isl¨¢micas de Francia.
El cl¨¦rigo defendi¨® en su d¨ªa a los palestinos que comet¨ªan atentados suicidas contra Israel, y los ataques contra Estados Unidos en Irak. Tiene pasaporte diplom¨¢tico y no necesita visado para entrar en Francia, pero Sarkozy ha asegurado que el emir de Catar, Hamad al Thani, no permitir¨¢ que Al Qaradawi viaje a Par¨ªs. Londres ya neg¨® la entrada al predicador sunita en 2008.
Al Thani, due?o del club Par¨ªs Saint Germain, de la cadena Al Yazira y de numerosas inversiones millonarias en Francia, es hoy el mejor aliado de Sarkozy en el mundo ¨¢rabe, tras la muerte del l¨ªder libio Muamar Gadafi y la ruptura diplom¨¢tica de Par¨ªs con el r¨¦gimen del presidente sirio Bachar El Asad.
Todos los partidos han apoyado la iniciativa de Sarkozy, lo cual demuestra que, a diferencia de lo que pasaba antes de Toulouse, el presidente marca el paso. El sondeo diario de Paris Match del lunes sit¨²a al l¨ªder de la derecha dos puntos por encima de Hollande en la primera vuelta, aunque este seguir¨ªa ganando la segunda por siete puntos cuando queda un mes para la cita con las urnas.
Metidos en un asunto tan emotivo, los socialistas tienen un dif¨ªcil papel. Han criticado que los servicios secretos no fueran capaces de prevenir los atentados a pesar de que el joven yihadista estaba fichado por la polic¨ªa y hab¨ªa sido entregado a Francia por Estados Unidos en 2011, despu¨¦s de haber viajado a Afganist¨¢n, Pakist¨¢n y otros pa¨ªses como Irak, Israel y Jordania.
Adem¨¢s, Hollande se ha negado a apoyar la revisi¨®n de c¨®digo penal que Sarkozy propuso el d¨ªa de la muerte de Merah, destinada a penar a quienes consulten p¨¢ginas que hagan apolog¨ªa del extremismo islamista en Internet y a quienes viajen al extranjero para recibir doctrina o entrenamiento terrorista.
Sin un programa electoral definido, Sarkozy va improvisando a golpes de autoridad y actualidad, y mezclando cada d¨ªa m¨¢s su doble faceta ha conseguido evitar que se hable de sus cinco a?os en el El¨ªseo y ha sacado a Hollande del debate econ¨®mico y europeo.
La tragedia ha ayudado tambi¨¦n a Sarkozy a desmarcarse, sin lograrlo del todo, de las ideas de la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, quien ha intentado ligar los siete asesinatos de Mohamed Merah con la ¡°inexistente¡± pol¨ªtica de inmigraci¨®n del Gobierno. Sarkozy ha replicado que es ¡°absurdo¡± conectar los atentados con la inmigraci¨®n y con el Islam porque Merah naci¨® y se cri¨® en Francia. ¡°Es un monstruo, pero eso no tiene nada que ver con el clima¡±, ha dicho, agregando que el terrorista mat¨® a tres soldados ¡°musulmanes, al menos en apariencia porque uno de ellos era cat¨®lico¡±.
La expresi¨®n ¡°en apariencia¡± le ha costado un aluvi¨®n de cr¨ªticas. Los comunistas la han calificado de ¡°claramente racista¡±, y los socialistas le han pedido que deje de utilizar ¡°palabras que dividen a los franceses¡±. Pero hoy todos hablan de lo que Sarkozy desea que se hable.
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