Europa y los dos Marios
Ayud¨¦monos a nosotros mismos y el Banco Central nos ayudar¨¢, dice en cierto modo el italiano Monti
Aunque la inquietud ante una posible reactivaci¨®n de la crisis de la deuda se est¨¢ haciendo sentir ¡ªeste temor explica sin duda la rapidez del compromiso europeo articulado para aumentar el fondo de solidaridad a 800.000 millones de euros¡ª, no es absurdo pretender que tal vez la acci¨®n de los dos Marios termine salvando a Europa. Mario Draghi, al frente del Banco Central; Mario Monti, presidente del Gobierno italiano.
El primero ha conseguido que el sistema bancario europeo funcione, que ya no pese sobre ¨¦l la amenaza de una crisis de liquidez y pueda volver a suscribir bonos estatales en cierta medida. Mario Draghi ha desbloqueado, en dos oleadas sucesivas, un poco m¨¢s de un bill¨®n de euros. Esta maniobra audaz y, seg¨²n algunos en Alemania, poco ortodoxa, explica por s¨ª sola la tregua en el frente de la crisis y el regreso a un principio de confianza en los mercados. Pero el Banco Central no puede hacerlo todo solo.
Todos sabemos que los Estados, cada uno en la medida que le corresponde, deben acometer su propia recuperaci¨®n. Y, desde este punto de vista, la situaci¨®n m¨¢s peligrosa era la que prevalec¨ªa en Italia. As¨ª pues, era excesivamente importante actuar en este pa¨ªs, que hab¨ªa perdido todo cr¨¦dito en la era Berlusconi. Es en este sentido en el que se puede afirmar que Mario Monti, lo mismo que Mario Draghi, participa en el rescate de Europa y la eurozona.
Una vez dicho esto, las dificultades no escasean. Lo hemos visto en Espa?a, con la movilizaci¨®n y la huelga general de la semana pasada. Y en Italia empiezan a aparecer tensiones. Es cierto que los esfuerzos exigidos llegan en periodo de recesi¨®n, lo que siempre dificulta las cosas. Aunque solo sea porque en un primer momento la actividad econ¨®mica se contrae y hace falta mucha paciencia antes de que la maquinaria pueda volver a arrancar sobre bases m¨¢s sanas. Es llamativo comprobar que lo que se tolera mal no es tanto la austeridad en s¨ª misma ¡ªtodo el mundo sabe que el saneamiento de las cuentas pasa por determinados esfuerzos y sacrificios¡ª como el cuestionamiento del derecho laboral y del funcionamiento del mercado laboral. Porque se trata de un s¨ªmbolo tan importante como, por ejemplo en Francia, la introducci¨®n de las vacaciones pagadas por el Frente Popular. Aunque se tolere la austeridad, resulta m¨¢s dif¨ªcil sentirse privado de toda protecci¨®n. As¨ª, en Italia, la opini¨®n p¨²blica sigue apoyando globalmente a Mario Monti y las medidas que ha tomado para ¡°liberar¡± el crecimiento. Medidas anticorporativistas destinadas a reintroducir la competencia y que solo dar¨¢n toda su medida si el mercado laboral se flexibiliza.
Por supuesto, este apoyo popular se explica en funci¨®n del descr¨¦dito que pesaba sobre el Gobierno precedente y, en un sentido m¨¢s general, sobre el conjunto de la clase pol¨ªtica, pero tambi¨¦n en funci¨®n de la pedagog¨ªa que ha sabido hacer el profesor Monti, con la consistente ayuda del presidente de la Rep¨²blica, Giorgio Napolitano, que, no lo olvidemos, fue una de las grandes figuras del Partido Comunista Italiano. Es importante comprender que la flexiseguridad, tal y como se practica en los pa¨ªses de Europa del Norte, es susceptible de facilitar el regreso del crecimiento.
Esto quiere decir despidos m¨¢s f¨¢ciles, s¨ª. Pero a cambio de unas garant¨ªas de indemnizaci¨®n y de formaci¨®n que despu¨¦s permitan una reinserci¨®n m¨¢s r¨¢pida en el mercado laboral. No es seguro que esta l¨®gica haya sido comprendida y aceptada a¨²n. Por eso los sindicatos, que hasta ahora apoyaban al Gobierno de Monti, empiezan a apartarse de ¨¦l. Y el Parlamento, que tendr¨¢ la ¨²ltima palabra, se hace algunas preguntas. Por eso Monti, en una carta publicada por el Corriere della Sera, ha vuelto a precisar que solo puede actuar con el apoyo del Parlamento y que, en todo caso, abandonar¨¢ el Gobierno y la pol¨ªtica en el momento anunciado, es decir, durante la pr¨®xima primavera, t¨¦rmino normal de la legislatura.
?Bastar¨¢ esta dramatizaci¨®n para convencer a la opini¨®n p¨²blica italiana de que hay que apretar los dientes y seguir apoyando a Monti hasta que vuelva el crecimiento? Es una batalla simb¨®lica y decisiva, no solo para Italia, sino tambi¨¦n para el resto de Europa. Ayud¨¦monos a nosotros mismos y el Banco Central nos ayudar¨¢, dice en cierto modo Mario Monti. Si fuera de otro modo, nos enfrentar¨ªamos a la peor de las perspectivas.
?Traducci¨®n: Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva
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