Tiempo de recortes
La decisi¨®n retrasa en una d¨¦cada el cumplimiento del compromiso con la ONU de alcanzar el 0,7% del PIB en ayuda al desarrollo
De acuerdo con el proyecto de presupuestos presentado por el Gobierno, la ayuda oficial al desarrollo se recortar¨¢ en 1.580 millones de euros, lo que supone una disminuci¨®n del 70% frente al a?o anterior. Esta reducci¨®n en el presupuesto del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperaci¨®n contrasta con el recorte medio que ha sufrido la Administraci¨®n General del Estado, que ha sido de un 17%. Esto supone que la cooperaci¨®n pasar¨¢ de representar el 0,4% al 0,26% del PIB, lo que implica un retroceso hasta los niveles de 2002. Como es natural, la comunidad de expertos en desarrollo se ha echado las manos a la cabeza por esta decisi¨®n del retrasar nada menos que una d¨¦cada nuestro cumplimiento del compromiso con Naciones Unidas de alcanzar el 0,7% del PIB.
Aunque parezca una perogrullada, el Gobierno recorta la cooperaci¨®n por una raz¨®n muy sencilla: porque puede hacerlo. En una democracia, los pol¨ªticos intercambian pol¨ªticas por votos. Al fin y al cabo, la pol¨ªtica no deja ser un mercado donde los pol¨ªticos buscan maximizar los beneficios de sus pol¨ªticas o, inversamente, minimizar los costes adversos de sus decisiones. En el caso de la cooperaci¨®n, excepto la peque?a minor¨ªa de profesionales dedicados a la cooperaci¨®n, la mayor¨ªa de sus beneficiarios materiales est¨¢n fuera de nuestras fronteras, es decir, no forman parte del cuerpo pol¨ªtico espa?ol ni votan en las elecciones generales. De ah¨ª que se los recortes se ceben en el ¨¢mbito de la cooperaci¨®n.
En teor¨ªa, las sociedades democr¨¢ticas avanzadas deber¨ªan ser capaces de crear y sostener mecanismos transfronterizos de solidaridad. En la pr¨¢ctica, sin embargo, sabemos cu¨¢n dif¨ªcil es que la solidaridad sortee las identidades nacionales y cruce las fronteras: se trate de la inmigraci¨®n, de la ayuda oficial al desarrollo o del fondo de rescate para pa¨ªses en dificultad como Grecia, nuestras sociedades, en teor¨ªa abiertas pero en la pr¨¢ctica m¨¢s cerradas de lo que quisi¨¦ramos, chirr¨ªan y se resisten.
Aunque los espa?oles han sido beneficiarios de primer orden de la solidaridad europea durante m¨¢s de dos d¨¦cadas, el poso que ha dejado esa solidaridad no parece muy firme
Estos recortes nos muestran pues algo que muchos sospechaban pero que no se atrev¨ªan a formular en voz alta: que una d¨¦cada de enormes inversiones y esfuerzos en cooperaci¨®n y desarrollo no han conseguido afianzar en nuestra sociedad la idea de que la solidaridad no s¨®lo debe practicarse entre generaciones, clases sociales, territorios o individuos, sino que deber¨ªa extenderse m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras. Aunque los espa?oles han sido beneficiarios de primer orden de la solidaridad europea durante m¨¢s de dos d¨¦cadas, el poso que ha dejado esa solidaridad no parece muy firme. ?R¨¦quiem in pace pues por la idea de un demos ampliado que trascienda a nuestro cuerpo pol¨ªtico? Una pregunta a tener en cuenta de cara al futuro de la presencia global de Espa?a y, tambi¨¦n, a su posici¨®n europea.
Pero no es s¨®lo en el ¨¢mbito de los principios donde se han puesto en evidencia los problemas de sostenibilidad de nuestra cooperaci¨®n al desarrollo, sino tambi¨¦n en el de los intereses. Ocho a?os de gobiernos socialistas impulsaron decididamente esta pol¨ªtica dot¨¢ndola de importantes recursos pero, como se ve ahora, fracasaron a la hora de convertirla en una pol¨ªtica de Estado que gozara del respeto del principal partido de la oposici¨®n.
De ah¨ª que la pol¨ªtica espa?ola de cooperaci¨®n y desarrollo parezca ser ahora v¨ªctima de la misma ideologizaci¨®n partidista que la ha venido impulsando. As¨ª, mientras que en los pa¨ªses de nuestro entorno la pol¨ªtica de cooperaci¨®n goza de consenso, tanto en lo referido a los medios como a los fines, el Partido Popular ha visto en dicha pol¨ªtica demasiados elementos ideol¨®gicos que chirr¨ªan con su visi¨®n del mundo y su lectura de los intereses nacionales.
Debido a la conjunci¨®n de la crisis con la falta de planificaci¨®n anterior a la llegada al Gobierno, en lugar de mantener sus recursos, como ha hecho el Gobierno de David Cameron en Reino Unido, aqu¨ª se ha optado por poner el marcador pr¨¢cticamente a cero y comenzar desde el principio. Pero sin un pacto de Estado, un intenso di¨¢logo con la oposici¨®n y la construcci¨®n de un amplio apoyo social a dicha pol¨ªtica, dicho comienzo ser¨¢ el preludio del bandazo que vendr¨¢ cuando vuelva a cambiar el color del gobierno.
Una pol¨ªtica de cooperaci¨®n y desarrollo s¨®lo ser¨¢ sostenible cuando sea capaz de alinear nuestros valores y nuestros intereses de tal manera que se refuercen mutuamente de forma cre¨ªble para todos los actores, pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales. Todo lo dem¨¢s no s¨®lo ser¨¢ un retroceso que da?e nuestra imagen internacional, sino una p¨¦rdida de tiempo.
S¨ªgueme en Twitter @jitorreblanca y en el blog de elpais.com Caf¨¦ Steiner.
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