El pr¨ªncipe de las derrotas
Hijo de su padre. Formado e instruido por su padre para sucederle. Amoldado al secreto y a la ocultaci¨®n en los que su progenitor se hizo a s¨ª mismo: el secreto de los conspiradores militares y la ocultaci¨®n de los alau¨ªes, la secta chiita que ha practicado la taqiya (disimulaci¨®n) para sobrevivir en un mundo hostil sunita. Educado en el trabajo minucioso y atento, en la paciencia y en la previsi¨®n, virtudes tempranas desarrolladas por el padre, Hafez El Assad, desde que particip¨® en 1960 en la creaci¨®n del Comit¨¦ Militar, seguidores sirios de los Oficiales Libres de Nasser. Pero por encima de todo, disciplinado como su padre por las derrotas, la aut¨¦ntica base del poder familiar junto con la represi¨®n: derrotas en manos de los ej¨¦rcitos ajenos ¡ªisrael¨ªes¡ª, y victorias sobre los suyos ¡ªlos ¨¢rabes¡ª, como tantos otros dictadores y ej¨¦rcitos golpistas en la historia.
El joven Asad no hab¨ªa nacido cuando su padre fue ascendido a jefe de la fuerza a¨¦rea siria y apenas ten¨ªa un a?o cuando se convirti¨® en ministro de Defensa y muy pronto en hombre tan fuerte del r¨¦gimen como para hacerse con la m¨¢xima responsabilidad ¡ªl¨®gicamente por la fuerza, pero esta vez sin sangre¡ª, algo que sucedi¨® en 1971. Asad padre fue derrotado militarmente desde distintas responsabilidades en la guerra de los Seis D¨ªas, en la del Yom Kipur y en la del L¨ªbano de 1982. Pol¨ªtica y diplom¨¢ticamente, ni se sabe cuantas veces mordi¨® el polvo. Sobre todo desde que Egipto firm¨® la paz con Israel. Su ¨²ltima derrota fue el final de la guerra fr¨ªa y los acuerdos de Oslo. En estas tres d¨¦cadas Siria ha ido reduciendo sus alianzas y sus bases en Oriente Pr¨®ximo, hasta la situaci¨®n actual de m¨¢ximo aislamiento y p¨¦rdida de amistades, solo con el amarre del veto doble de Rusia y China y la alianza chiita con el Ir¨¢n de los ayatol¨¢s.
Tomar ventaja de la debilidad es por tanto una t¨¦cnica de poder vivida en casa y heredada. De derrota en derrota y con la sangre hasta los codos, Asad ha conseguido sobrevivir m¨¢s de un a?o. Gracias a Rusia y China ha convertido los intentos de condena en el Consejo de Seguridad en autorizaciones para proseguir la matanza. Durante este a?o a sangre y fuego ha hecho m¨¢s reformas que en toda su historia: todas in¨²tiles, puro maquillaje sin disimulo sobre el rostro de la dictadura.
Justo al empezar las revueltas, Asad levant¨® el estado de sitio impuesto nada menos que hace 49 a?os, en 1963, uno antes de nacer, cuando el grupo de golpistas baazistas entre los que se hallaba su padre tom¨® el poder a tiro limpio y sin contemplaciones (800 muertos, 20 ejecuciones). En este a?o y pico de revueltas no han faltado medidas reformistas, incluso elecciones, un refer¨¦ndum, y reformas constitucionales que incluyen el reconocimiento del pluralismo pol¨ªtico y el final del monopolio del partido Baaz: una comedia siniestra, acompa?ada de una inacabable raci¨®n de sangre y de dolor (9000 muertes), con la que cubrir las formas, las verg¨¹enzas.
Esta alt¨ªsima moral de la derrota en la que el clan alau¨ª de los Asad ha construido su poder no es la ¨²nica explicaci¨®n a su resiliencia, por supuesto. Seg¨²n Seale, su padre "ni siquiera en los momentos peores admit¨ªa la derrota". Pero sirve para comprender su buena disposici¨®n para la negociaci¨®n y su aceptaci¨®n formal de buena parte de las propuestas que se le plantean, por duras y exigentes que sean. La habilidad para retorcerlas y tergiversarlas es infinita. De ah¨ª la prevenci¨®n con que debe acogerse su aceptaci¨®n del ¨²ltimo plan de paz, el que le ha llevado el ex secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan.
La propuesta de Annan tiene una virtud: no es tanto un plan de paz como una prueba definitiva, aceptada por todos, incluidos el r¨¦gimen y sus aliados Rusia y China, para aclarar el camino. Muy pocos creen que funcione. Pero el 10 de abril se podr¨¢ comprobar su dif¨ªcil cumplimiento: Asad debe retirar las fuerzas armadas de las ciudades, permitir el auxilio a la poblaci¨®n, dar libertad de movimientos a los periodistas y reconocer los derechos de reuni¨®n y de manifestaci¨®n. A la vez que acepta el plan, el r¨¦gimen asegura que la revuelta ha sido ya sofocada. Todo quedar¨¢ despejado el pr¨®ximo martes: si las calles se llenan de nuevo de manifestantes y nadie les ataca, sabremos que el plan de Annan ha triunfado y hay una transici¨®n que asoma la cabeza; en el caso harto probable de que regresemos a lo que hemos conocido durante un a?o, no quedar¨¢ margen alguno ni para el pr¨ªncipe de las derrotas ni para la comunidad internacional en la continuaci¨®n de la farsa.
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