Bingu wa Mutharika,el represor de Malaui
Su presidencia reformista de 2004 se volvi¨® intolerante
El telegrama, firmado por Fergus Cochrane-Dyet, entonces alto comisionado brit¨¢nico en Malaui (cargo equivalente al de embajador en los pa¨ªses de la Commonwealth), alertaba a la sede diplom¨¢tica de Londres de que el presidente del pa¨ªs africano, Bingu wa Mutharika, estaba adoptando un aire ¡°aut¨®crata¡± e ¡°intolerante¡± ante las cr¨ªticas sobre su gesti¨®n. El contenido del cable diplom¨¢tico fue publicado por el peri¨®dico de Malaui The Nation en abril de 2011 y tras conocer la revelaci¨®n, el Gobierno expuls¨® a Cochrane-Dyet del pa¨ªs. El rev¨¦s en las relaciones con Reino Unido fue clave en el deterioro de la imagen de Mutharika, fallecido el 5 de abril de un ataque al coraz¨®n.
No andaba Cochrane-Dyet mal encaminado en su telegrama. Hace tan solo un mes, el Gabinete de Mutharika prohib¨ªa a los medios de comunicaci¨®n referirse al presidente de manera despectiva y pon¨ªa a las redes sociales en el punto de mira del Gobierno para evitar cualquier contenido ¡°hostil o negligente¡± hacia el mandatario. Los grupos civiles criticaron la deriva de Mutharika y le compararon con el dictador Hastings Kamuzu Banda, que dirigi¨® Malaui durante 30 a?os.
Pero la carta del comisionado brit¨¢nico sobre Mutharika no era la primera de una legaci¨®n occidental que ve¨ªa la luz sin quererlo. En agosto del a?o pasado, Wikileaks inclu¨ªa en una de sus filtraciones un despacho del embajador de EE UU en Malaui, Peter W. Bodde. El enviado estadounidense cuestionaba el ¡°compromiso¡± del presidente malau¨ª con la democracia. El cable estaba fechado en diciembre de 2009, apenas seis meses despu¨¦s de que Mutharika revalidase en las urnas la presidencia con una victoria aplastante que dio alas a su lado m¨¢s duro. Para entonces, Mutharika ya hab¨ªa tachado a periodistas de enemigos y a los empresarios extranjeros de neocolonialistas.
Bingu wa Mutharika naci¨® en Thyolo hace 78 a?os. Pero lo hizo como Ryson Webster Thom. La ola independentista y panafricana de los a?os sesenta le incit¨® a africanizar su nombre. Estudi¨® en Zambia, India y Estados Unidos, donde se doctor¨® en Econom¨ªa, estudios que le llevaron a trabajar en el Banco Mundial.
En 2004 se hizo con el Gobierno de Malaui. En su primera legislatura puso en pr¨¢ctica las dotes econ¨®micas con las que se present¨® en campa?a, una ardua tarea en uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo. Mientras funcionaron los subsidios a la agricultura y las cosechas fueron buenas, con el tabaco como bandera, el crecimiento del pa¨ªs, de hasta un 10%, aup¨® la popularidad de Mutharika.
Cuando la tierra dej¨® de responder y subieron los precios de los alimentos, su gesti¨®n empez¨® a perder comba. Los d¨®lares con los que los comerciantes compraban fuera comenzaron a esfumarse, al igual que lo hac¨ªan las reservas de combustible. El FMI, que hab¨ªa aconsejado sin ¨¦xito una devaluaci¨®n de la moneda y la Iglesia cat¨®lica, de la que Mutharika era devoto, no ahorraron cr¨ªticas hacia su pol¨ªtica econ¨®mica. La crisis acab¨® con la paciencia de los ciudadanos, que en el verano de 2011 salieron a la calle para mostrar su enfado. La respuesta gubernamental caus¨® una veintena de
muertos.
Este ¨²ltimo acto de represi¨®n sepult¨® por completo la imagen de reformista y dem¨®crata que Mutharika se gan¨® en los primeros a?os de mandato. Pocos meses despu¨¦s falleci¨® en Sud¨¢frica, adonde fue trasladado en avi¨®n tras sufrir un infarto.
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