El Congreso de Brasil asesta un duro golpe a la preservaci¨®n forestal
Rousseff debe decidir si veta la ley que elimina la protecci¨®n permanente en las orillas de los r¨ªos
A solo unas semanas de la samblea de la ONU de la Tierra en Rio, el Congreso de Brasil inflig¨® la noche del mi¨¦rcoles, una dura derrota ambiental al gobierno Dilma. Lo hizo con la reforma del C¨®digo Forestal, de 1965, que aprueba una amplia amnist¨ªa a los grandes terratenientes que hasta 2008 llevaron a cabo la deforestaci¨®n de la Amazonia.Ahora a la Presidenta Dilma Rousseff se le presenta una papeleta dif¨ªcil. Los ecologistas y la oposici¨®n le piden que vete la ley para no manchar la credibilidad del pa¨ªs en materia embientalista en Rio+20, en el que ella ser¨¢ la gran anfitriona y a la que acudir¨¢n jefes de Estado de los continentes para celebrar el 20 aniversario de la primera cumbre de la Tierra.
La batalla por el C¨®digo Forestal que ha durado a?os y que ha enfrentado al sector agroindustrial y a los ecologistas, es el resultado de una lucha de dos concepciones pol¨ªticas: la de la defensa de la integridad de la selva amaz¨®nica contra el desarrollo agroindustrial de uno de los mayores productores de comida del mundo.
Con el nuevo c¨®digo quedan amnistiadas las multas por deforestaci¨®n anteriores a 2008, aunque los agricultores y ganaderos deber¨¢n reforestar un ¨¢rea similar o conservarla en otras partes de la selva. Brasil defiende que ha reducido la deforestaci¨®n a niveles de hace 40 a?os.
Seg¨²n Greenpeace, los cambios ¡°arrojan una sombra oscura a la reputaci¨®n de Brasil como lider global en la lucha contra la deforestaci¨®n y el cambio clim¨¢tico¡±. La ONG apunta que el nuevo C¨®digo ¡°compromete los acuerdos internacionales que firm¨® el expresidente Lula da Silva en 2009 en la Cumbre de Copenhague¡±.
Dilma, ya antes de su llegada a la Presidencia, ten¨ªa su coraz¨®n dividido entre la defensa del Medio Ambiente y su filosof¨ªa de que uno de los ejes del desarrollo del pa¨ªs es el crecimiento agroindustrial.
Los verdes denuncian que detr¨¢s de la reforma hay "una ofensiva de los especuladores de tierra y de los grandes latifundistas"
Ella no ignora que, a pesar de las cr¨ªticas que recibe Brasil por la destrucci¨®n de la Amazonia, a¨²n un 61% de su territorio sigue protegido por ley y solo un 27% est¨¢ dedicado a la agricultura. El sector agroindustrial representa el 37% del empleo nacional y el 27% del PIB (producto interior bruto), as¨ª como el 37% de las exportaciones brasile?as y tiene mucho poder entre diputados y senadores procedentes de las regiones del interior.
Al mismo tiempo, Dilma no puede dejar de escuchar el clamor internacional que no dejar¨¢ de ver la amnist¨ªa a los deforestadores de anta?o, como una luz verde a los grandes terratenientes para seguir robando espacio a los bosques de la Amazonia a favor de sus negocios.
Actualmente, el Rainbow Warrior, el buque emblema de Greenpeace, est¨¢ en la Amazonia brasile?a exponiendo los motivos de la deforestaci¨®n y destacando las soluciones para el futuro. Greenpeace, junto con la sociedad civil brasile?a, ha lanzado una campa?a popular para conseguir una Ley de Deforestaci¨®n Cero, como soluci¨®n definitiva y permanente para la defensa de los bosques de la Amazonia que algunos desear¨ªan convertir en Patrimonio de la Humanidad al estar considerada como el gran pulm¨®n de la Tierra donde corrre el 24% del agua potable del Planeta.
La aprobaci¨®n en el Congreso, contra la voluntad de la Presidenta Dilma, del nuevo C¨®digo Forestal, ha sido debido a la fuerza que en ¨¦l representa la llamada ¡°lobby ruralista¡±, la del grupo de diputados ligados a los grandes terratenientes gracias a cuyos favores son siempre reelegidos.
Lo que pocos discuten es la amnist¨ªa a los miles de peque?os agricultores que no tendr¨ªan posibilidad de pagar las multas ni de dejar sus tierras que son la ¨²nica fuente de renta de sus familias y que al mismo tiempo suponen una importante contribuci¨®n a la producci¨®n de alimentos y ganado del pa¨ªs.
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