La derecha extrema no es la extrema derecha. Al menos todav¨ªa. La primera es la radicalizaci¨®n, desacomplejada y populista, y esperemos que circunstancial, de la derecha de siempre; mientras que la segunda anida y vive en el cabo del fin del mundo ideol¨®gico, aunque en algunos casos, como ahora en Francia, intente salir de su soledad y apoderarse del espacio conservador entero.
Puede que Nicolas Sarkozy haya cruzado la l¨ªnea roja que separaba ambos territorios y que Jacques Chirac, su predecesor en el gran partido de la derecha francesa, la Uni¨®n para un Movimiento Popular (UMP), y en la presidencia de la Rep¨²blica, hab¨ªa trazado y mantenido celosa y en¨¦rgicamente desde los a?os 80, cuando empez¨® el ascenso electoral del Frente Nacional. Seg¨²n un editorial de ayer de Le Monde, esto ya ha sucedido, puesto que ha adoptado "el lenguaje, la ret¨®rica, y por tanto, las ideas, o mejor dicho, las obsesiones, de la se?ora Le Pen" y atizado "los miedos de la sociedad francesa en vez de apaciguarlos, como es el caso de la estigmatizaci¨®n de las 'elites', lanzadas como pasto al 'pueblo'; o la denuncia del sistema, sobre el que cabe preguntarse si acaso no es la Rep¨²blica de la que ¨¦l mismo deber¨ªa ser el garante".
Hay muchas dudas respecto a la huella que dejar¨¢ Sarkozy en la historia de la presidencia francesa. Pero, despu¨¦s de los resultados de la primera vuelta, pocas hay respecto a los efectos de su paso sobre la configuraci¨®n del campo conservador. La levedad de Sarkozy como presidente es tan notable como su car¨¢cter transformador en relaci¨®n a su partido y a la derecha en general: tambi¨¦n en ambas cosas hay algo que le aproxima a Zapatero.
Es casi seguro que de esta elecci¨®n presidencial saldr¨¢ un nuevo paisaje pol¨ªtico, suceda lo que suceda en la segunda vuelta. Si gana Sarkozy, gracias a su viraje hacia el cabo de la derecha, la UMP soltar¨¢ algo de lastre por el centro y evolucionar¨¢ hacia un nuevo partido que se habr¨¢ apropiado de buena parte del programa y de la cultura pol¨ªtica del lepenismo, pero sin las m¨¢s lacerantes desventajas del Frente Nacional y del apellido Le Pen; es decir, una derecha bien extrema y populista, eur¨®foba e incluso xen¨®foba, pero dirigida e incluso moderada por su caudillo conservador.
Si gana Hollande, las bandas del Frente Nacional (FN) abandonar¨¢n definitivamente su finisterre pol¨ªtico y penetrar¨¢n en territorio de la derecha cl¨¢sica, con Marine le Pen, su victorioso condotiero al frente. La transformaci¨®n ser¨¢ todav¨ªa mayor, porque la derrota de Sarkozy dejar¨¢ descabezada y dividida a la UMP, que f¨¢cilmente se fragmentar¨¢ en todas direcciones.
Todo esto no empezar¨¢ a suceder hasta las elecciones legislativas (10 y 17 de junio) en las que se cosechar¨¢ en diputados la siembra de los votos recogidos ahora en las dos vueltas presidenciales. El sistema mayoritario a doble vuelta franc¨¦s no tendr¨¢ piedad con la derecha presidencial si sale Sarkozy derrotado, y situar¨¢ a muchos de sus candidatos en la tesitura de aliarse con el Frente Nacional o entregar la circunscripci¨®n a la izquierda.
El candidato conservador ha prohibido a los suyos que hablen en p¨²blico de este momento crucial que ser¨¢n las legislativas: los quiere concentrados solo en la segunda vuelta. El FN se ocupa de lo contrario. Prepara incluso un cambio de nombre en el que se exprese la vocaci¨®n mayoritaria de su nueva etapa: Rassemblement Bleu Marine, barajado para una nueva formaci¨®n que sustraer¨ªa a la vieja derecha la idea de la asamblea o uni¨®n gaullista, el rassemblement, as¨ª como el color azul marino que incluye el nombre del nuevo caudillo de la derecha. Y sin las siglas ni el nacional del FN, y menos todav¨ªa el apellido de su descarado e impresentable fundador y dirigente, Jean-Marie Le Pen.
Marine ha hecho un buen trabajo para diferenciarse de su padre, manteniendo el patrimonio mientras acrecentaba su capital electoral. Y Sarkozy ha contribuido notablemente a allanarle el camino, con su ruptura de los tab¨²es republicanos y gaullistas, el mayor de todos la prohibici¨®n de tratar con la extrema derecha heredera del r¨¦gimen colaboracionista de Vichy. Si la derecha extrema deriva todav¨ªa m¨¢s hacia la derecha, la extrema derecha se expande para ocupar todo el espacio de su hemisferio pol¨ªtico, con la eventualidad de que toda la derecha salga transformada. El desplazamiento y confusi¨®n de l¨ªneas entre la derecha extrema y la extrema derecha tambi¨¦n modificar¨¢ necesariamente el entero espacio pol¨ªtico franc¨¦s tal como la hemos conocido hasta ahora, aunque con toda seguridad tendr¨¢ tambi¨¦n consecuencias en el conjunto de Europa.
Comentarios
Extrema derecha, m¨¢s extrema que derecha. Derecha extrema, m¨¢s derecha que extrema. ?Cu¨¢l es peor? Pues depende. La derecha extrema se hace extrema derecha para quedarse con sus seguidores, cuando ya aquella ha desaparecido de la lucha, como ahora en las Presidenciales. Y la extrema derecha acabar¨¢ haci¨¦ndose derecha extrema, o menos, para ocupar su espacio en las legislativas. Uno agudiza su odio para alcanzar la presidencia, y la otra, cuando ya haya quedado Sarkozy descolgado, si queda, puede que suavice su posici¨®n para ganar a quienes siendo de derechas no sean extremistas.
El duro se endurece y el superduro acabar¨¢ suaviz¨¢ndose. El caso es robarse seguidores. Ninguno est¨¢ contento en su posici¨®n cuando la elecci¨®n es decisiva
El gobernar deja romo el perfil a m¨¢s de uno.
Dir¨ªase que el gobernar es el Centro. Y as¨ª es. Porque sino, uno termina haciendo suyo el c¨¦lebre dicho : "l ??tat ce?st moi...!"
Un fallo com¨²n, corriente, entre los politicos modernos. Se creen irremplazables administradores de un sacerdocio (por turnos) otorgado por los ciudadanos. Y para asegurarse que no les molesten en su sagrada misi¨®n, aumentan las filas de la polic¨ªa. xD
A los franceses, a ver si no les acabar¨¢ deslumbrando Le Pen... aunque me parece que Hollande se parece al c¨®modo sill¨®n que todos recordamos en la sala de estar de nuestros padres. Un ligero olor a polilla, o igual puede que me confunda. Igual no tendremos m¨¢s remedio que abrir las ventanas.
Creo que hace un juicio muy partidista, Bassets, combativo contra Sarkozy como se ha vuelto Le Monde en las ¨²ltimas horas.Los ideales republicanos y gaullistas no los han traicionado ni Sarkozy ni los miembros del equipo de gobierno, ni su partido. El que escribe junto con ¨¦l sus discursos, Guaino es un gaullista que lleg¨® a la pol¨ªtica junto a Philippe Seguin, hay que leer el discurso del 11 de marzo en Villepinte, y escuchar lo que declaran Nathalie Kociuszko Morisset, Raffarin, Claude Gu¨¦ant , ellos no votar¨¢n FN en las legislativas. Sarkozy est¨¢ hablando a los franceses no a los miembros del Front National, estamos en unas elecciones, son votantes, no militantes y es l¨®gico que se dirija a los votantes del FN que pueden ser de derechas pero muy posiblemente haya un buen n¨²mero de gente de izquierdas y de los medios desfavorecidos. La izquierda vot¨® Le PEn en el 2002 y barrios obreros sacaron a Le Pen padre en t¨ºte.Su quiniela es muy simplista y caricaturesca, pero la realidad pol¨ªtica y democr¨¢tica francesa es m¨¢s diversa y compleja que la estructura derecha/izquierda. En Francia hay un centro con Borloo en alianza con la UMP, est¨¢ Bayrou que obtuvo tres millones de votos y al que tambi¨¦n Le Pen ha cogido votos caricaturizando a Bayroy como suave y poco en¨¦rgico. El discurso de Le PEn es fuerte y en ¨¦pocas de crisis y de combates Juana de Arco en Francia siempre funciona a una escala popular. No se olvide que despu¨¦s de los asesinatos de Toulose los argumentos de Le Pen contra la inmigraci¨®n han salido fortalecidos y gran parte de su ¨¦xito, aunque nadie lo mencione, se debe tambi¨¦n a ¨¦ste suceso. Una circunstancia tr¨¢gica. Desde ayer pienso que sus resultados adem¨¢s de su trabajo pol¨ªtico de terreno est¨¢n mediados por ¨¦ste hecho dram¨¢tico que marc¨® la campa?a y ha marcado a la sociedad francesa.NKM ha dicho que votar¨ªa socialista antes que dar sus votos al FN son pol¨ªticos que trabajan por reformar y que han gobernado abri¨¦ndose a la izquierda con varios ministros, no de centro, sino del partido contrario y de izquierdas, el partido socialista.Entonces ¨¦sto que usted analiza me parece de un simplismo, un partidismo y un sectarismo incre¨ªble. Porque tambi¨¦n tenemos que agradecerle la ayuda para la desarticulaci¨®n de ETA desde que era ministro del interior. y ha sido en ¨¦stos cinco a?os que tuvieron que sentarse y dejar de asesinar. Los abucheos a Sarkozy en Bayonne no fueron por su mala administraci¨®n. Seamos justos y honestos.Le pregunto: qu¨¦ le parece la Extreme Gauche del Front de Gauche, que hasta se puso FRONT, y M¨¦lenchon no oculta que admira a Ch¨¢vez a Castro y dice que Cuba no es una dictadura. Es que los cr¨ªmenes del castrismo pueden tolerarse sin problemas y condenar las torturas de Le Pen en Argelia. O el apoyo de Castro a la masacre de Siria no es comparable a las declaraciones antisemitas de Le PEn sobre la Shoah. Sarkozy no es un pol¨ªtico ideologizado y esa calidad es lo que le permite ser m¨¢s objetivo, justo y abierto. Y gobernar sin complejos para la mayor¨ªa que es lo que debe hacer un buen presidente. Adem¨¢s siendo de derechas ha hecho m¨¢s por la igualdad entre mujeres y hombres, siete de sus ministros son mujeres y representativas de la diversidad. Las protege con sus pol¨ªticas de un islamismo arcaico y violento. La izquierda, salvo excepciones, en ¨¦stos asuntos sociales siempre ha dudado en tomar las medidas precisas. Perdone la extensi¨®n del comentario, pero creo que un mandato en las condiciones que lo ha hecho no merece una valoraci¨®n tan sectaria en un peri¨®dico y desde una opini¨®n que leen muchos millones de personas.
Reflexiones varias de par de ma?anaUna pregunta: ?cu¨¢nto hay de eutanasia, mal llamada eutanasia, en los recortes sanitarios aprobados por el gobierno de Rajoy? Una eutanasia nada piadosa, desde luego, y nada voluntaria. En la eutanasia activa tradicional, el enfermo terminal solicita que se le ayude a morir dignamente, algo que rechaza el PP de forma clara. Recordemos el falso testimonio que levant¨® contra el doctor Montes, a quien sataniz¨® de manera canallesca como si se tratara de un asesino en serie. En el hachazo sanitario que ahora nos brindan los defensores de la vida hasta m¨¢s all¨¢ de lo admisible, subyace una eutanasia pero de tipo administrativo, y no por raz¨®n de la enfermedad del paciente como de la presunta insuficiencia econ¨®mica que dice padecer quien administra el servicio. El enfermo, sin necesidad de estar terminal, puede encontrarse con que se acelera su final para evitar, seg¨²n le cuentan, el ¨®bito de quien va a curarle. Se mata al enfermo para salvar al m¨¦dico. Dicen algun@s que con los recortes sanitarios no habr¨¢ muertes, que todo es una exageraci¨®n. Habr¨ªa que preguntarles si piensan lo mismo de los recortes en infraestructuras como las carreteras, por citar un ejemplo. Querr¨ªa preguntarles si podr¨ªan producirse muertos cuando ¨¦stas se conviertan en caminos solo transitables por cabras con tracci¨®n a las cuatro patas.Daci¨®n en pago. ?Por qu¨¦ no promover la daci¨®n en pago al rev¨¦s? En la daci¨®n en pago tradicional, el cliente, iba a decir el paciente, el cliente pierde su vivienda a cambio de dejar saldada su deuda con el banco. Me pregunto por qu¨¦ no es el propietario el que se queda con la vivienda a cambio de que el banco pierda todo derecho a reclamar nada. ?A cambio de qu¨¦?, se preguntar¨¢n. Pues a cambio de no tener que indemnizar, adem¨¢s, al propietario, por estafa. El banco, en grado de autor¨ªa, complicidad o encubrimiento, estaf¨® al ciudadano, embarc¨¢ndole en una empresa a sabiendas de que dif¨ªcilmente saldr¨ªa bien librado de ella. Un justo pago ser¨ªa que la entidad perdiera todo derecho econ¨®mico sobre la hipoteca y a cambio el adquirente se queda con la casa. Hipoteca en pago, podr¨ªa llamarse. El fracaso del socialismo ha sido realizar pol¨ªticas de derechas. Quienes acusan al socialismo de todos los males de este pa¨ªs, en realidad acusan a la derecha que a continuaci¨®n defienden como tabla de salvaci¨®n para sacarnos del atolladero a que nos llevaron unas pol¨ªticas de derechas, aunque las practicaran pol¨ªticos de izquierdas. Esa es la gran contradicci¨®n de la derecha, que critica a la izquierda por fracasar con pol¨ªticas de derechas.
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