La Revoluci¨®n pendiente del Ej¨¦rcito mexicano
Tras un sexenio de lucha contra el 'narco', las Fuerzas Armadas han ganado poder y perdido imagen Centrados en la seguridad interna, los militares carecen de doctrina exterior
El presidente mexicano que salga de las urnas el 1 de julio se encontrar¨¢ una patata caliente al poco de tomar posesi¨®n: c¨®mo frenar la violencia y qu¨¦ hacer con unas Fuerzas Armadas que mantienen desplegados m¨¢s de 50.000 soldados, la mitad de su fuerza operativa, en la guerra contra el narcotr¨¢fico. En el sexenio que acaba, la instituci¨®n ha ganado poder y perdido imagen, pero no se ha reformado para afrontar los nuevos tiempos.
La primera batalla de la guerra contra el crimen organizado es la de la imagen. Al riesgo de la corrupci¨®n -un general retirado acusado, condenado y exonerado de v¨ªnculos con el cartel de Ju¨¢rez fue asesinado a tiros la semana pasada en un barrio c¨¦ntrico del DF- se unen las acusaciones por violaciones de los derechos humanos.
La Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ha acumulado centenares de denuncias contra el Ej¨¦rcito de las que este solo admite una m¨ªnima fracci¨®n. La m¨¢s grave la realiz¨® en noviembre Human Rights Watch al responsabilizar a las Fuerzas Armadas de 170 casos de tortura, 24 ejecuciones extrajudiciales y 39 desapariciones forzadas. Adem¨¢s, de 252 soldados implicados tan solo 19 han sido condenados, seg¨²n cifras oficiales.
Las autoridades militares reconocen ¡°errores¡± pero niegan rotundamente violaciones sistem¨¢ticas. ¡°La guerra contra el narco supondr¨¢ un alt¨ªsimo coste para el pr¨®ximo presidente. ?C¨®mo salir de esta desgracia?¡±, se pregunta Rub¨¦n Aguilar, ex portavoz del expresidente Vicente Fox (2000-2006) y muy cr¨ªtico con el combate frontal contra los carteles lanzado por su sucesor, Felipe Calder¨®n, que ha causado m¨¢s de 47.000 muertos. ¡°El mayor riesgo es que aparezcan v¨ªdeos mostrando abusos de soldados como los de EE UU en Irak o Afganist¨¢n¡±, afirma. ¡°Ha habido accidentes pero no voluntad de violar los derechos humanos. Se ha mantenido el control de las tropas¡±, a?ade.
El Ej¨¦rcito ha hecho esfuerzos para minimizar estos peligros. ¡°Para evitar la corrupci¨®n y que se politicen, los militares rotan mucho. Dos a?os es el tiempo habitual de estancia en un lugar. Un general puede haber servido en 15 Estados¡±, apunta Ra¨²l Ben¨ªtez Manaut, investigador de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico (UNAM) experto en temas militares. Tambi¨¦n, como dice el general Ricardo Trevilla, portavoz de la Secretar¨ªa de Defensa, ¡°se ha fortalecido el esp¨ªritu de pertenencia, incrementando el salario del soldado un 100%, hasta los 10.000 pesos mensuales [unos 600 euros], y d¨¢ndole m¨¢s ventajas para viviendas y becas, lo que ha permitido reducir las deserciones¡±, que en estos seis a?os llegaron a los 56.000 casos.
Pese a todo, los militares gozan de amplio respaldo popular. Basta con preguntarle a un vecino de Veracruz o Nuevo Le¨®n si quiere que se retiren los marinos y los soldados de sus ciudades para obtener el no m¨¢s rotundo. Seg¨²n una encuesta de julio de 2011 realizada por el Colectivo de An¨¢lisis de la Seguridad con Democracia, el 81% de los entrevistados aprobaba el trabajo que realiza la Marina y el 69%, el del Ej¨¦rcito, frente a solo el 40% que lograba la Polic¨ªa Federal; el 31%, la estatal, o el 24%, los jueces. Un total de 130 soldados han muerto y medio millar resultado heridos en la lucha contra el narco.
M¨¢s presupuesto y m¨¢s efectivos
Pero la implicaci¨®n de los militares en la guerra contra el narco ante la incapacidad de los cuerpos de polic¨ªa podr¨ªa alterar su papel institucional. As¨ª lo cree Sergio Aguayo, investigador del Colegio de M¨¦xico y profesor del Colegio de la Defensa Nacional durante 30 a?os: ¡°En las ¨²ltimas d¨¦cadas lo m¨¢s impresionante es que las Fuerzas Armadas han adquirido un poder propio, con m¨¢s presupuesto y m¨¢s efectivos, frente al presidencialismo, que ya no existe. Quedan la ¨¦lite t¨¦cnico-financiera, la Corte Suprema y los militares como ejes del poder. Si Enrique Pe?a Nieto, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), quiere restaurar el presidencialismo, habr¨¢ que ver c¨®mo responden los militares¡±. El presupuesto militar se ha duplicado desde 2006 pasando de representar el 0,5% del PIB en 2007 al 0,7% en 2011.
Hijo de la Revoluci¨®n y padre del Estado priista, el Ej¨¦rcito nunca fue golpista ni entrenado por EE UU. Sin embargo, explica Ben¨ªtez, ¡°siempre ha estado enfocado en la seguridad interna y carece de doctrina de guerra exterior¡±. El enemigo eran los movimientos sociales o pol¨ªticos ¡ªlos j¨®venes del 68, los grupos guerrilleros en los setenta, el zapatismo en los noventa¡ª y nunca hasta ahora las organizaciones criminales.
Con esa tradici¨®n, en M¨¦xico se establece, a diferencia de lo que ocurre en Sudam¨¦rica, una relaci¨®n c¨ªvico-militar basada en la autonom¨ªa de las Fuerzas Armadas a cambio de su lealtad al presidente. Ejemplo de esa autonom¨ªa es que los generales a¨²n hoy presentan una terna al jefe del Estado para que elija a uno de ellos como secretario de Defensa.
Sin embargo, este esquema amenaza con resquebrajarse. Por una parte, el auge del crimen organizado oblig¨® a los militares a combatir un enemigo transnacional sin tener experiencia en cooperaci¨®n internacional -el presidente Ernesto Zedillo fue el primero que despleg¨® tropas en el exterior, en Centroam¨¦rica, para proteger a las v¨ªctimas del hurac¨¢n Mitch en 1998- y siendo casi tab¨² recibir ayuda de EE UU. Por otra, la era del presidencialismo autoritario acab¨® con la salida del PRI del poder en 2000.
Por estas razones muchos analistas e intelectuales consideran la reforma militar tan inaplazable como la fiscal o la energ¨¦tica, creen necesario dotarse de una doctrina de seguridad nacional y proponen un ministro civil de Defensa formando un Estado Mayor Conjunto del Ej¨¦rcito y la Marina, divididos actualmente en dos ministerios. Desde dentro, el general Trevilla afirma: ¡°Nuestro pensamiento jam¨¢s va a ser el de polic¨ªas y es dif¨ªcil que participemos en misiones en el exterior con tantos problemas internos. Necesitamos una pol¨ªtica de defensa que nos d¨¦ un rumbo¡±.
Salvo el candidato presidencial de la izquierda, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, que ha prometido acuartelar a los militares en seis meses, ni Pe?a Nieto ni Josefina V¨¢zquez Mota, por el Partido Acci¨®n Nacional (PAN), han concretado sus propuestas m¨¢s all¨¢ de asegurar firmeza contra el crimen organizado. Y ninguno de los tres ha dicho una palabra sobre su visi¨®n de las Fuerzas Armadas o la participaci¨®n de estas en la proyecci¨®n exterior de M¨¦xico.
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