Chen: ¡°El r¨¦gimen de China persigue y ataca sin l¨ªmites a mi familia¡±
El disidente chino relata a EL PA?S el acoso que sufre tras haber huido de su arresto Su caso muestra la fragilidad de los derechos humanos en China
¡°Los dirigentes locales han lanzado una campa?a de persecuci¨®n y ataques sin l¨ªmites contra mi familia [para vengarse por mi huida]¡±, cuenta por tel¨¦fono a este peri¨®dico desde el hospital de Pek¨ªn donde est¨¢ recluido Chen Guangcheng, el activista ciego cuya huida, el pasado 22 de abril, puso en jaque a China. Chen escap¨® del arresto domiciliario al que estaba sometido en su pueblo en la provincia de Shandong, donde estaba vigilado por c¨¢maras y un centenar de guardias.
¡°Estoy en tratamiento. Tengo tres huesos del pie derecho fisurados y me han puesto una escayola. No puedo salir de la cama, ni caminar¡±, asegura. Cuando se le dice que a veces su voz no se oye bien y hay interferencias, responde: ¡°Quiz¨¢s alguien no quiere que la se?al sea buena¡±.
La huida de Chen ha vuelto a poner los focos de la comunidad internacional sobre la situaci¨®n de los disidentes y los derechos humanos en China. Chen se refugi¨® en la Embajada de EE UU en Pek¨ªn, lo que desencaden¨® las protestas del Gobierno chino y un enfrentamiento diplom¨¢tico entre Washington y Pek¨ªn, que finalmente accedi¨® a que el activista vaya con su esposa y sus dos hijos a estudiar a Nueva York.
Chen afirma que no tiene ¡°ninguna informaci¨®n¡± sobre sus documentos de viaje chinos. Pese a ello, suena seguro de s¨ª mismo lejos de la c¨¢rcel en que las bandas de matones desplegadas por las autoridades locales convirtieron su casa, situada en una zona rural de Shandong. ¡°Mi mujer y mis dos hijos est¨¢n bien. Viven conmigo en el hospital¡±, explica.
Bajo arresto domiciliario desde que sali¨® de la c¨¢rcel en septiembre de 2010 tras cumplir una condena de cuatro a?os por su activismo social, la sorprendente huida de Chen se produjo en v¨ªsperas de la visita de la secretaria de Estado Hillary Clinton a Pek¨ªn y la celebraci¨®n de una cumbre bilateral que se vio eclipsada por el incidente. El acuerdo alcanzado parece haber resuelto un encontronazo diplom¨¢tico que ninguno de los dos pa¨ªses ten¨ªa inter¨¦s en que se prolongara. Pero 10 d¨ªas despu¨¦s de salir de la legaci¨®n de EE UU, Chen Guangcheng, de 40 a?os, contin¨²a internado en el hospital de Pek¨ªn al que fue conducido para tratarse el pie que se da?¨® durante su fuga. Tiene las visitas restringidas y sigue a la espera de que las autoridades inicien el proceso para renovar su pasaporte y poder salir de China.
Chen, que se qued¨® ciego en la ni?ez, se hizo popular por ofrecer asesoramiento legal gratis y ayudar a la gente a demandar a los funcionarios locales por sus injusticias. En 2005, provoc¨® la ira de los dirigentes provinciales cuando denunci¨® que hab¨ªan llevado a cabo un programa de esterilizaciones y abortos forzosos, que afect¨® al menos a 7.000 mujeres, para cumplir con la pol¨ªtica de hijo ¨²nico, a pesar de ser medidas ilegales. En 2006, fue encarcelado por ¡°bloquear el tr¨¢fico¡±. Cuando sali¨® de la prisi¨®n en 2010, fue puesto bajo arresto domiciliario sin orden legal. Durante el tiempo que estuvo preso en su propia casa, ¨¦l y su familia fueron objeto de continuos abusos y palizas brutales, y quienes intentaban visitarle eran expulsados y golpeados por los guardias. Seg¨²n Chen, Pek¨ªn ha prometido investigar los abusos.
La activista He Peirong, de 40 a?os y profesora que vive en Nanjing (capital de la provincia de Jiangsu), recogi¨® a Chen Guangcheng despu¨¦s de que este escalara el muro que rodea su casa y huyera por el campo. Le condujo en coche hasta Pek¨ªn con al menos otro voluntario. Una vez en la capital, otras personas hicieron llegar al activista ciego a la Embajada de EE UU. ¡°La fuga de Chen no fue planeada, fue accidental. Siempre quiso escapar y emple¨® mucha energ¨ªa prestando atenci¨®n a la actividad de los guardias cada d¨ªa hasta que se le present¨® la oportunidad. Varios amigos recibimos su petici¨®n de ayuda, y decidimos apoyarle¡±, explica. He fue contactada mediante un correo electr¨®nico que dec¨ªa: ¡°El p¨¢jaro ha escapado de la jaula¡±.
He dice que llevaba m¨¢s de un a?o preocupada por Chen. ¡°Organic¨¦ muchas actividades, pidiendo a la gente que le prestara atenci¨®n con una campa?a (en Twitter) bajo el nombre #freechenguangcheng. Muchos extra?os le han ayudado, al menos seis personas. Yo soy una de esas seis. Seg¨²n lo acordado, perd¨ª contacto con ¨¦l cuando lleg¨® a un lugar seguro en Pek¨ªn¡±, cuenta por correo electr¨®nico.
Tras conocerse la fuga, He fue detenida durante una semana para ¡°cooperar en la investigaci¨®n¡±. ¡°Controlaron mi libertad, pero no fue una detenci¨®n oficial. Viv¨ª en la habitaci¨®n de un hotel. Algunos polic¨ªas ven¨ªan y me hac¨ªan preguntas¡±.
He dice que en ning¨²n momento fue acusada de ¡°violar la ley¡±. ¡°Tan solo ayud¨¦ a mi amigo a ir de Shandong a Pek¨ªn, ¨¦l es un hombre libre. Ahora est¨¢ a salvo¡±, afirma. Cuando se le pregunta si ¡°un disidente en el extranjero no es un problema menos para Pek¨ªn¡±, responde, ¡°s¨ª, pero la cuesti¨®n es cu¨¢ndo y c¨®mo se va al extranjero; de lo contrario, se convertir¨¢ en otro problema¡±. Y cuando se le dice que algunos en el Gobierno aseguran que los activistas chinos son una herramienta de EE UU u Occidente para crear inestabilidad en China, responde: ¡°Este es el clich¨¦ que utilizan cuando tienen que hacer frente a una situaci¨®n cr¨ªtica. Me gustar¨ªa que pudieran ofrecer una forma m¨¢s convincente y atractiva de hablar. Sus escritores se han quedado anticuados¡±.
Chen alberga un sentimiento agridulce. A pesar de sentirse aliviado por su situaci¨®n personal, est¨¢ preocupado por sus familiares en el pueblo. Su sobrino, Chen Kegui, que hiri¨® a varias personas con un cuchillo para defenderse de los desconocidos que irrumpieron en su casa en busca de Chen Guangcheng ¡°ha sido acusado de asesinato intencionado [a pesar de que no mat¨® a nadie]¡±. ¡°Mi hermano mayor tiene prohibido salir del pueblo y los abogados que se han presentado voluntarios para defender a mi sobrino han sido amenazados para que no cojan el caso¡±, concluye.
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