Los votos de los emigrantes egipcios impulsan la candidatura de Abulfut¨²

En la mayor¨ªa de pa¨ªses, las autoridades guardan con celo el resultado de los votos por correo y de los emigrantes hasta que no se han cerrado todas las urnas, con la finalidad de no influir en los ciudadanos indecisos. Sin embargo, en los albores de su democracia, la Junta Electoral en Egipto ha decidido publicar estos resultados a falta de cinco d¨ªas para la celebraci¨®n de los comicios. Los primeros recuentos sit¨²an a Abdel Moneim Abulfut¨², un islamista moderado, en primer lugar.

En concreto, Abulfut¨² lidera el recuento en Estados Unidos, y se ha impuesto ya en Austria, Reino Unido, Alemania y los Emiratos. En cambio, el otro gran favorito, Amro Musa, tan s¨®lo ha vencido en Australia. Tampoco los resultados son demasiado halag¨¹e?os para Mohamed Morsi, el candidato de los Hermanos Musulmanes, que s¨®lo domina en Yemen y Sud¨¢n, pero en varios pa¨ªses no supera el cuarto lugar.

Todav¨ªa faltan por llegar los resultados en Arabia Saud¨ª, donde residen casi la mitad de los 587.000 emigrantes registrados para votar en una elecciones presidenciales hist¨®ricas, las primeras despu¨¦s de la revoluci¨®n que destron¨® a Hosni Mubarak. Anteriormente, las urnas simplemente serv¨ªan para refrendar al rais, el ¨²nico candidato excepto en 2005, cuando Mubarak se impuso a Ayman Nour en unos comicios fraudulentos.

No est¨¢ claro c¨®mo influir¨¢ la publicaci¨®n de los resultados del voto emigrante en una ciudadan¨ªa que ha mostrado una estado de opini¨®n vol¨¢til durante las ¨²ltimas semanas. Adem¨¢s, si bien el recuento ofrece pistas sobre la popularidad de los candidatos, debe interpretarse con cautela, pues la composici¨®n sociol¨®gica de los egipcios residentes en el extranjero difiere del resto de 90 millones de egipcios. Por ejemplo, su nivel educativo es superior, lo que se corresponde con la popularidad de Abulfut¨² entre la clase media-alta que reflejan los sondeos.

En todo caso, estos resultados suponen una inyecci¨®n de moral para la campa?a del candidato islamista, que fue expulsado el a?o pasado de los Hermanos Musulmanes despu¨¦s de liderar durante a?os su ala moderada. Tras su debate con Musa de la semana pasada, la popularidad de Abulfut¨² cotizaba a la baja en las redes sociales. Adem¨¢s, su equipo cambi¨® el escenario de su mitin estrella de campa?a de esta noche, que se deb¨ªa celebrar en un estadio de f¨²tbol con capacidad para 75.000 personas, y finalmente tendr¨¢ lugar en un espacio mucho m¨¢s modesto.

"Estas noticias son refrescantes para nosotros. El puerta a puerta en los ¨²ltimos d¨ªas ha sido decepcionante y duro", comenta Manar Soleiman, una joven voluntaria del candidato islamista. "Creo que el voto de los egipcios fuera del pa¨ªs muestra que Abulfut¨² es capaz de unir a gente con perfiles e historiales muy diferente. Ahora tenemos m¨¢s esperanza".

Durante las ¨²ltimas horas, todos los candidatos han intensificado sus esfuerzos para captar votos, ya que hoy viernes se inicia el ¨²ltimo fin de semana antes de los comicios. Especialmente activos se han mostrado los simpatizantes de Morsi, el candidato de la Hermandad, y el que posee la m¨¢s poderosa maquinaria electoral.

Miles de militantes de la hist¨®rica organizaci¨®n islamista realizaron una demostraci¨®n de fuerza organizando una cadena humana en diversas grandes ciudades del pa¨ªs, desde Asu¨¢n a Alejandr¨ªa. No obstante, en todos los sondeos, Morsi, un pol¨ªtico poco conocido y sin carisma, es incapaz de superar el cuarto puesto, lejos de los grandes favoritos.

La entrada en la recta final de la campa?a se ha visto acompa?ada de una mayor acritud. Ahmed Shafik, el ¨²ltimo primer ministro de Mubarak y al que varias encuestas sit¨²an en la segunda vuelta, ha sido acusado de corrupci¨®n por parte de Essam Sult¨¢n, un conocido diputado islamista. Shafik neg¨® las alegaciones, que han motivado la apertura de una investigaci¨®n por parte de la fiscal¨ªa, y contraatac¨® asegurando que el parlamentario hab¨ªa actuado de informador para los servicios de inteligencia durante la revoluci¨®n.