¡°Cada semana soy m¨¢s pobre y tengo m¨¢s miedo¡±
Los griegos tratan de sobrevivir a las penurias diarias de la crisis
La ruina es terrible. La humillaci¨®n es a¨²n peor. Los griegos, gente orgullosa, se sienten reducidos a la condici¨®n de parias, acosados por las acreedores y traicionados por sus pol¨ªticos. Su econom¨ªa se asfixia desde hace dos a?os y en el futuro s¨®lo puede empeorar.
El miedo y la desolaci¨®n, unidos a un punto de esperanza y al arrojo irracional de quien tiene ya poco que perder, componen el inestable ¨¢nimo colectivo ante las elecciones del 17 de junio. Si el p¨¢nico bancario se acelerara, la pertenencia de Grecia al euro podr¨ªa no sobrevivir hasta entonces.
¡°El fracaso de las elecciones del 9 de mayo, con un Parlamento que ha durado 24 horas porque era ingobernable, me hace pensar que vienen d¨ªas peores. Por delante s¨®lo tenemos temor e incertidumbre¡±. Panaiotis Durlis, actor y director, fue durante siete a?os miembro del Teatro Nacional de Grecia y, por tanto, funcionario. Ya no hay teatro p¨²blico por falta de dinero y el actor-funcionario Durlis ha sido asignado a la Fundaci¨®n de la Ciudad de Atenas para las Personas sin Hogar. Ahora prepara representaciones teatrales con desempleados. ¡°Es una forma de mantener la dignidad de estas personas¡±, dice, ¡°y de mostrarles que con trabajo se puede salir adelante¡±.
Durlis cree que Grecia necesita ¡°trabajo, respeto y verdad¡±. ¡°Y bajar la cabeza, porque desde ni?os nos han inoculado delirios de grandeza¡±, a?ade. Son muchos los que, como ¨¦l, piensan que una cura de humildad puede resultar positiva. En general, los griegos se culpan a s¨ª mismos (y a sus pol¨ªticos) por las d¨¦cadas de derroche, clientelismo p¨²blico y endeudamiento. Pero, tras dos a?os de brutal contracci¨®n econ¨®mica, no hay quien se sienta capaz de cumplir las condiciones del memor¨¢ndum, el plan de ajuste impuesto por la troika acreedora: Uni¨®n Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional.
Los salarios p¨²blicos han sido recortados de forma dr¨¢stica. Tras los antiguos excesos (un ch¨®fer ministerial pod¨ªa ganar 4.300 euros mensuales), el otro extremo: el salario de un profesor de primaria ha pasado de 1.200 a 600 euros. Los enfermos tienen que pagar sus propias medicinas, y confiar en que el Estado les reintegre algo alg¨²n d¨ªa. En dos a?os han cerrado m¨¢s de 500.000 peque?os negocios. Las tiendas est¨¢n vac¨ªas. Los bancos sufren una continua sangr¨ªa de dep¨®sitos y en cualquier momento puede desatarse un p¨¢nico colectivo que acabe con el sector financiero y con el euro. El dinero casi ha dejado de circular.
¡°Estoy seguro de que seguiremos en el euro y acepto la obligaci¨®n de devolver los cr¨¦ditos, pero tienen que darnos m¨¢s tiempo porque en las actuales condiciones, la econom¨ªa se muere¡±, opina Cleansis Tsironis, carnicero y presidente de los comerciantes del Mercado Central de Atenas. Sus ventas han bajado un 50% desde 2010. ¡°Si no se salva Grecia, no se salva el euro¡±, a?ade.
Tsironis piensa igual que Tasos Boupalos, el quiosquero de la plaza de Victoria: ¡°Tenemos que taparnos la nariz y votar a los dos partidos tradicionales, Pasok y Nueva Democracia, aunque sean ellos los culpables del desastre: si en las elecciones gana la nueva izquierda populista, la que rechaza la austeridad, dejaremos de pertenecer a la Uni¨®n Europea¡±, comenta. Boupalos sol¨ªa ingresar unos 2.000 euros netos. Ahora no ingresa nada. Como Yanis, cuyo comercio de ¨®ptica permanece paralizado: ni entra ni sale g¨¦nero. ¡°Cada semana soy m¨¢s pobre y tengo m¨¢s miedo. ?D¨®nde llegaremos? ?No podremos ni comer? Es terror¨ªfico¡±, se?ala.
A nadie se le escapa que la cuesti¨®n crucial es el euro. Y la preferencia por la moneda europea sigue siendo mayoritaria. Pero no a cualquier precio. Abundan quienes sue?an con una victoria de Alexis Tsipras, el joven, carism¨¢tico y populista l¨ªder de la Izquierda Radical al que los sondeos dan como probable ganador, y con un magistral farol de p¨®ker bastante parecido a un chantaje: Tsipras amenaza con dejar el euro, Angela Merkel se asusta y suaviza sus condiciones, Grecia respira y empieza a resolverse la crisis. Eso, de momento, no parece muy realista.
¡°S¨®lo podemos aspirar a que de las elecciones salga un Gobierno estable, que Europa ayude un poco m¨¢s y que no se llegue al colapso¡±, dice el concejal y abogado Yorgos Apostolopulos, responsable de gestionar en lo posible la Atenas m¨¢s pobre, dando alimentos en comedores populares y abriendo dormitorios gratuitos. ¡°Si no llega m¨¢s dinero europeo, o si tras las nuevas elecciones no se logra formar un Gobierno, es posible que yo me vea tambi¨¦n en esa cola¡±, comenta, se?alando a quienes esperan para recibir una comida caliente.
El plan de rescate organizado por la Uni¨®n Europea y el Fondo Monetario Internacional, con cientos de miles de millones en nuevos cr¨¦ditos y una reestructuraci¨®n de la deuda por m¨¢s de 200.000 millones, no resulta suficiente para frenar la par¨¢lisis econ¨®mica. El flujo de dinero se ha interrumpido, a la espera de que el pa¨ªs tenga Gobierno y decida si quiere seguir en el euro. Al Estado le quedan fondos para pagar las n¨®minas y pensiones de mayo, pero no de junio. El abismo est¨¢ muy cerca.
¡°Los del norte quieren imponernos su ritmo de vida y sus valores, que no son los nuestros: el Mediterr¨¢neo funciona de otra forma¡±, proclama Constantin Papadakis, veterano del sector tur¨ªstico y residente en Creta, mientras almuerza en una popular taberna ateniense. Ciertas cosas no han cambiado, pese a lo ag¨®nico de la situaci¨®n. En la taberna la comida concluye con una breve juerga colectiva en la que se r¨ªe, se canta, se brinda por Grecia y se profieren algunos ep¨ªtetos poco cari?osos hacia Alemania y ¡°el norte¡±.
La imagen de los griegos como gente desorganizada e individualista se ajusta bastante a la realidad. La fama de trabajar poco resulta m¨¢s discutible. Frente a la tendencia al relajo en el sector p¨²blico, en el sector privado son numerosos quienes hacen jornadas de 12 y 15 horas. Dos ritmos de vida distintos conviven en el pa¨ªs. La larga crisis (desde 2007 la econom¨ªa se ha contra¨ªdo un 20%) ha dado razones a unos y otros. Una gran cantidad de atenienses considera que la falta de dinero justifica plenamente la costumbre, muy arraigada, de no pagar el transporte p¨²blico. Otros piensan, por el contrario, que ha llegado el momento de cambiar y pagar siempre por todo, sin apelar a supuestos derechos adquiridos que el Estado ya no puede cubrir.
Junto a quienes se remiten a cuestiones culturales y a un choque norte-sur para explicar la situaci¨®n, est¨¢n quienes se?alan al capitalismo como culpable. Como Isabella y Arguir¨®, ambas de 22 a?os y ambas estudiantes de arquitectura en la Escuela Polit¨¦cnica. ¡°El sacrificio de los m¨¢s d¨¦biles forma parte del sistema capitalista¡±, explica Isabella, que se niega a sentirse parte de una ¡°generaci¨®n sacrificada¡± por el saneamiento econ¨®mico. ¡°No podemos dejarnos llevar por la tristeza y la ansiedad que vemos en casa, tenemos que pensar que el futuro, de alguna manera, ser¨¢ mejor que el presente¡±, indica. Tanto Isabella como Arguir¨® contemplan, sin embargo, la posibilidad de emigrar tras conseguir la licenciatura. ¡°Con tanta inseguridad es imposible descartar opciones¡±, dice Arguir¨®.
¡°Llama la atenci¨®n que el ambiente en las calles sea relativamente normal, supongo que empeorar¨¢ poco a poco de aqu¨ª al 17 de junio¡±, se?ala ?lex Pizarro, un chileno que se estableci¨® en Grecia en 1997 y que ahora cobra, con notables retrasos, un subsidio de paro de 350 euros. ¡°Si esto llega a niveles tr¨¢gicos, me volver¨¦ a Chile¡±, anuncia.
El hundimiento de Grecia ha provocado ya tragedias personales. Privadas en su mayor¨ªa, con dos grandes excepciones. La primera, en 2003, cuando la crisis era m¨¢s moral que econ¨®mica: el suicidio de Roubini Stathea, responsable de desarrollo urban¨ªstico en el Gobierno. Dej¨® una nota en la que expresaba la esperanza de que su muerte sirviera para que los funcionarios fueran ¡°un poco m¨¢s trabajadores; los pol¨ªticos, un poco m¨¢s honestos; los jueces, un poco m¨¢s cre¨ªbles; los periodistas, un poco menos carn¨ªvoros¡±. La m¨¢s reciente, el pasado 4 de abril, el suicidio del pensionista Dimitris Christoulas en la plaza Syntagma, epicentro de las protestas en Atenas. Christoulas muri¨® de un tiro con un papel en la mano en el que explicaba que prefer¨ªa morir antes que rebuscar entre la basura para alimentarse.
De la rabia al temor
La propuesta de un refer¨¦ndum sobre el euro de la canciller Angela Merkel ha tenido su primera consecuencia: poner la campa?a electoral griega patas arriba. La segunda, radicalizar a¨²n m¨¢s a quienes insisten desde antes de la primera vuelta del 6 de mayo en la necesidad de suavizar la pol¨ªtica econ¨®mica impuesta por la troika a cambio de los rescates. El jueves, Nueva Democracia (ND, centro-derecha) aparec¨ªa en primer lugar en una encuesta de intenci¨®n de voto, seguida por Syriza (Coalici¨®n de Izquierda Radical). Pero desde que trascendi¨® la petici¨®n de Merkel ¡ªque confirma en su pr¨®ximo n¨²mero el semanario alem¨¢n Der Spiegel¡ª, otros sondeos colocan en cabeza a Syriza, que exige una renegociaci¨®n de los t¨¦rminos de la ayuda. En otras muestras Syriza y ND figuran casi empatadas: en la de Metron Analysis media solo un punto entre ellas; en la de MRB, ND (20,1%) logra una ventaja p¨ªrrica sobre Syriza (19,6%). Este empate casi t¨¦cnico no hace presagiar nada bueno en el pr¨®ximo Parlamento, que debe constituirse el 28 de junio, pues ninguno lograr¨ªa mayor¨ªa capaz de formar gobierno y se repetir¨ªa, en versi¨®n corregida y aumentada, el actual marasmo.
El electorado griego est¨¢ reaccionando emocionalmente a una situaci¨®n deteriorada por la crisis, pero ahora se ve entre la espada y la pared por la insistencia alemana (y de la UE) en que se pronuncie claramente sobre su deseo de seguir en la eurozona: si hace dos semanas los griegos votaron con rabia por los sacrificios econ¨®micos, ahora el factor miedo ¡ªausente entonces¡ª ha entrado en escena.
La caza de votos ante el 17 de junio es fren¨¦tica. La derecha cierra filas, y el partido de Dora Bakoyanis (2,6% de los votos el d¨ªa 6) est¨¢ a punto de reintegrarse en Nueva Democracia, de donde se fue en 2010. En la izquierda los movimientos a favor de Syriza han comenzado por la coalici¨®n Antarsya (izquierda revolucionaria), que estudia pedir el voto para la formaci¨®n que dirige Alexis Tsipras.
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