Calendas griegas
Kohl quer¨ªa una Alemania fuerte en una Europa fuerte, hoy Berl¨ªn es fuerte en una zona euro d¨¦bil
Una vez m¨¢s, tras 30 meses arrastrando los pies, Europa ha vuelto a hacer lo que mejor sabe. Aplazar las soluciones y dar de nuevo una patada hacia adelante a la lata de la crisis, esperando, esta vez s¨ª, a las calendas griegas, el tiempo que no ha de llegar. El 17 de junio, los griegos, 11 millones de habitantes, que ya han recibido 31.000 euros por cabeza de los contribuyentes europeos, votar¨¢n un nuevo Parlamento, en la pr¨¢ctica el refer¨¦ndum que en oto?o Bruselas impidi¨® realizar a Papandreu. La Uni¨®n Europea ya prepara un plan B para capear el estallido de la eurotormenta perfecta, que provocar¨ªa la eventual salida de Grecia de la eurozona, con un tsunami capaz de anegar la fr¨¢gil recuperaci¨®n econ¨®mica, con la carambola de la salida de Obama de la Casa Blanca. Estos europeos no entienden los mercados y la necesidad de reaccionar con rapidez, se entretienen demasiado con las cuestiones morales, en opini¨®n de la Administraci¨®n norteamericana que vigila con gran preocupaci¨®n la eurocrisis, apoyando los est¨ªmulos al crecimiento que defiende Hollande, un calco de la pol¨ªtica seguida por el presidente dem¨®crata. ¡°Cuando hay problemas en Madrid hay problemas en Pittsburgh¡±, reflexiona Obama.
La crisis cronificada se agudiza por falta de decisiones pol¨ªticas mientras contin¨²a la ch¨¢chara. Tiene raz¨®n el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker: ¡°Sabemos exactamente lo que debemos hacer, lo que no sabemos es c¨®mo salir reelegidos si lo hacemos¡±.
Todo es a¨²n posible, tambi¨¦n la grecosalida. Sin embargo, el mejor negocio para Alemania es mantener el euro, pero apretando hasta el l¨ªmite a los griegos para que recapaciten y no se despe?en en las tinieblas del regreso al dracma. Merkel, la ni?a que no se atrev¨ªa a saltar del trampol¨ªn cuando daba clases de nataci¨®n en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, apuesta fuerte y rechaza los eurobonos, no podemos salir gastando de una crisis en la que nos metimos gastando, y frustra el primer pulso del nuevo presidente franc¨¦s. La canciller esperar¨¢ tambi¨¦n a ver al aut¨¦ntico Hollande tras la tercera vuelta electoral francesa; calcula que con una mayor¨ªa en la Asamblea no deber¨¢ nada a la izquierda radical y aguar¨¢ su objetivo m¨¢ximo de reorientar la construcci¨®n europea.
Esperemos al solsticio del verano. En cualquier caso, Merkel ya ha arrumbado en el garaje la moto con sidecar en la que transportaba a Sarkozy como figurante. El nuevo presidente franc¨¦s no desea reeditar el directorio: no hemos votado por una presidenta de la UE llamada Merkel con el poder de decidir el destino de todos. Tiene raz¨®n, pero la econom¨ªa francesa no tiene el peso suficiente para imponerse al gigante alem¨¢n ni tampoco desplaza, de momento, la fuerza pol¨ªtica para llevar s¨²bitamente a Europa por otros caminos. El destino es el peso econ¨®mico, no ya la geograf¨ªa. Monsieur Normal no lo tiene f¨¢cil, deber¨¢ abrochar m¨¢s el cintur¨®n de los franceses tras hacer campa?a contra la austeridad.
Cabe preguntarse si Europa puede avanzar sin un eje francoalem¨¢n: solo con ¨¦l, ya no; las desplazadas instituciones de Bruselas tienen que recibir m¨¢s juego, as¨ª como otros pa¨ªses, medianos e incluso peque?os, y la ciudadan¨ªa, si no queremos ahondar el desapego de los j¨®venes hacia Europa. ¡°Debemos sostener una idea europea que no sea solamente financiera y competitiva, sino social y democr¨¢tica¡±, demanda en Le Monde el ge¨®grafo Guy Bergel. Como gritaba una escarapela roja portada por una socialista en la plaza de la Bastilla la noche del triunfo de Hollande, Lo humano por encima de todo. El canciller Kohl quer¨ªa una Alemania fuerte en una Europa fuerte, hoy tenemos una Alemania fuerte en una zona euro d¨¦bil. En las grandes crisis los acreedores mandan. Berl¨ªn es el principal pagano del fondo de estabilidad europeo y la aportaci¨®n combinada de Alemania a los rescates sobrepasar¨¢ los ingresos fiscales del pa¨ªs en un a?o.
Y Espa?a, cada vez m¨¢s perif¨¦rica respecto al coraz¨®n de Europa, se debate entre hablar alem¨¢n, atendiendo sin chistar a las demandas de Merkel y agradecer con un danke, o chapurrear franc¨¦s a la sombra del presidente socialista. Estamos en el epicentro de la crisis a la que aportamos un sistema financiero con m¨¢s agujeros que un queso de gruyere. Nos declaramos incompetentes para supervisarlo y, sin pol¨ªticas propias, cedemos la poca soberan¨ªa que nos restaba. Se extiende el pesimismo y regresan los demonios familiares con una rendici¨®n moral sin precedentes desde el 98 del siglo XIX cuando perdimos las ¨²ltimas colonias. Parece como si hubi¨¦ramos olvidado que Espa?a dej¨® de ser diferente con el ingreso en Europa en 1986. No podemos escapar a la sensaci¨®n de que nuestro destino no est¨¢ ya en nuestras manos. Hemos hecho todo lo posible, ustedes dir¨¢n, admite rendido el Gobierno de Rajoy.
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