Romney gana la nominaci¨®n y el apoyo del Partido Republicano
Cuenta matem¨¢ticamente con el n¨²mero de delegados necesario para ser designado candidato presidencial
Tras su victoria en las primarias de Texas, Mitt Romney cuenta ya matem¨¢ticamente con el n¨²mero de delegados que se requiere para ser designado como candidato presidencial republicano en la Convenci¨®n de agosto y, por tanto, es ya oficialmente el rival de Barack Obama. Ese tr¨¢mite se cumple en el mejor momento de su candidatura: con una posici¨®n competitiva en las encuestas y con el partido mucho m¨¢s unido en torno a ¨¦l de lo que se pod¨ªa haber anticipado hace apenas unas semanas.
De alguna manera, Romney ya ha hecho historia al convertirse en el primer morm¨®n que llega a esta fase de una carrera presidencial. No es su religi¨®n un asunto que, por el momento, ocupe el debate electoral, pero puede ser un factor de cierta relevancia cuando los votantes cat¨®licos y evang¨¦licos, que ponen en duda la fe de los mormones, tengan que decidir su voto.
La campa?a de Romney nace en condiciones de presentar dura batalla electoral. M¨¢s que por las cualidades del propio candidato republicano, por los obst¨¢culos a los que Obama hace frente para su reelecci¨®n, principalmente una econom¨ªa que no se ha recuperado en la proporci¨®n necesaria para alejar la preocupaci¨®n por el paro y la incertidumbre sobre el futuro. Ayer mismo se conoc¨ªan datos de que el porcentaje de norteamericanos que tienen un puesto de trabajo en las edades m¨¢s productivas, entre los 25 y los 55 a?os, es el m¨¢s bajo del ¨²ltimo cuarto de siglo.
Su victoria en las primarias ¨Cya sobrepasa los 1.144 delegados que se necesitan para ser nominado-, no elimina de un plumazo todas las dudas que la candidatura de Romney ha generado desde un principio. Las sospechas sobre su falta de principios y la controversia sobre su pasado como empresario se mantienen plenamente. Pero, a cinco meses de las elecciones de noviembre, s¨ª se ha creado un nuevo marco en el que las posibilidades de la derecha han aumentado.
Para empezar, despu¨¦s de la dura batalla de las primarias, el Partido Republicano se ha reunificado a una velocidad sorprendente. La victoria de Romney en Tejas, por ejemplo, se debe en parte al apoyo recibido del gobernador de ese Estado, Rick Perry, quien era uno de sus m¨¢s duros rivales en los d¨ªas de los caucus de Iowa y las primarias de New Hampshire. ¡°Romney es hoy mejor candidato de lo que era hace cuatro a?os y hace cuatro meses¡±, dice ahora Perry.
Este mi¨¦rcoles le ha dado tambi¨¦n su apoyo formal la exsecretaria de Estado Condoleezza Rice, que ahora es profesora en la Universidad de Stanford. En las elecciones de 2008, Rice no pidi¨® el voto abiertamente para el senador republicano John McCain, que perdi¨® frente a Obama.
Diversos l¨ªderes republicanos, desde Rick Perry a Condoleezza Rice, han pedido el voto para ¨¦l
Con el apoyo pol¨ªtico, viene el apoyo financiero. El martes, Romney estuvo en Las Vegas con el magnate de los casinos Sheldon Adelson, el mismo que promueve inversiones en Espa?a y que en el pasado ha sostenido econ¨®micamente a Newt Gingrich. American Crossroads, el Comit¨¦ de Acci¨®n Pol¨ªtica que dirige Karl Rove, el antiguo asesor de George Bush, ha empezado una campa?a de apoyo a Romney que, en realidad, consiste en un ataque a Obama por su supuesta hostilidad a la empresa privada. Donde est¨¢ Rove est¨¢ el establishment conservador.
La unidad en torno a Romney es, en gran medida, unidad en contra de Obama. En una reciente encuesta de la cadena Fox, un 43% de los entrevistados mencionaba como principal cualidad del candidato republicano ¡°que no es Obama¡±. Un 8% mencionaba sus propuestas sobre la econom¨ªa y el paro.
Pero en la causa contra Obama se alistan tambi¨¦n algunos sujetos peligrosos. El protagonismo de Romney en su d¨ªa de triunfo le ha sido robado por el millonario Donald Trump, que consumi¨® los principales minutos de los informativos de las televisiones con su insistencia en que Obama naci¨® en Kenia y, por tanto, su presencia en la Casa Blanca es ilegal. La campa?a de Romney intent¨® separarse todo lo que pudo de esa acusaci¨®n, pero sus rivales dem¨®cratas exigieron una p¨²blica desautorizaci¨®n de Trump que no se produjo.
Tiene al partido con ¨¦l, pero eso no significa que ¨¦l sea el l¨ªder del partido
Este va a ser parte del problema de Romney en los pr¨®ximos meses. Tiene al partido con ¨¦l, pero eso no significa que ¨¦l sea el l¨ªder del partido. Su autoridad es muy fr¨¢gil, puramente circunstancial, y est¨¢ construida sobre la base de que el candidato tiene que llevarse bien con todas las familias conservadoras, incluidos Trump y el Tea Party.
En esas condiciones, no le va a ser f¨¢cil construir su propio perfil. Romney tiene a¨²n un serio d¨¦ficit de credibilidad. Ni se le conoce bien ni lo que se conoce de ¨¦l est¨¢ muy claro. La confianza de los ciudadanos en Romney ha mejorado ¨²ltimamente, pero solo es a¨²n del 42%, once puntos inferior a la de Obama, seg¨²n la media que elabora RCP.
Romney se ve obligado a pasar de puntillas por sus a?os como gobernador de Massachusetts, donde adopt¨®, para ganar, posiciones progresistas, como el apoyo a los derechos de lo homosexuales, que hoy le estorban y de los que se arrepiente. Tampoco est¨¢ muy c¨®modo en la defensa de su labor como empresario, una etapa de claros y oscuros que lo vincula a un sector muy controvertido de la econom¨ªa, el de la compra y venta de compa?¨ªas en quiebra.
Su objetivo es que el debate se centre en la econom¨ªa a actual y en su oferta para mejorarla. Ha prometido que el paro, que actualmente es del 8,1%, caer¨¢ hasta el 6% en su primer a?o de mandato.
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