Alemania sabe que necesita a Europa
La UE y el euro gozan de apoyo en Berl¨ªn a pesar de cierto escepticismo Los alemanes conf¨ªan en los pa¨ªses socios, pero est¨¢n hartos de Grecia
La presentaci¨®n del nuevo libro de Thilo Sarrazin apenas cumpli¨® su promesa de esc¨¢ndalo. La ¨²nica pancarta de protesta, que no perturb¨® el traj¨ªn tur¨ªstico de mayo junto al Hotel Adlon, se dirig¨ªa m¨¢s contra el bestseller racista Alemania se suprime que contra su nueva obra Europa no necesita el euro. La tesis que adorna el prefacio est¨¢ a la altura de las cr¨ªticas que lo tachan de racista y promotor del victimismo nacionalista: Alemania, dice Sarrazin, solo acept¨® el euro para aliviar la mala conciencia de haber asesinado a seis millones de jud¨ªos e invadido a sangre y fuego a todos sus vecinos durante la II Guerra Mundial. Acierta Sarrazin en que, si quieres que un libro d¨¦ que hablar, lo mejor es abrir alguna controversia sobre nazis o jud¨ªos. Tampoco yerra en varios diagn¨®sticos sobre los errores de construcci¨®n del euro, que ¨¦l vio de cerca cuando era funcionario del ministerio federal de Hacienda en el Partido Socialdem¨®crata (SPD). Su nuevo superventas niega, sin embargo, que Alemania se haya beneficiado de la Uni¨®n Monetaria.
A Sarrazin, igual que a otros cr¨ªticos del euro como el exjefe de la patronal alemana Hans-Olaf Henkel o el l¨ªder de la derecha populista brit¨¢nica Nigel Farage, les gusta arrogarse la dignidad de voceros de la ¡°gente de la calle¡±. Los discursos incendiarios y antialemanes de Farage, sin ir m¨¢s lejos, encuentran notable eco en las redes sociales espa?olas. Pero en los mercados de barrio y en las tiendas caras del centro de Berl¨ªn es tan dif¨ªcil dar con entusiastas del euro como con detractores. La moneda ¨²nica se percibe aqu¨ª como una concesi¨®n alemana, que sacrific¨® el marco en aras de la integraci¨®n europea. El euroescepticismo, sin embargo, no tiene el eco pol¨ªtico que alcanza en Francia.
Esta semana, la portada del diario econ¨®mico Handelsblatt mostraba al euroesc¨¦ptico Henkel haciendo papiroflexia con billetes de euro y anunciando su posible candidatura electoral en una lista independiente. Los reporteros del diario le conceden ¡°hasta un 20%¡± de votantes potenciales. Si uno da cr¨¦dito a la portada que el diario de Fr¨¢ncfort concede a Henkel, las horas del euro parecer¨ªan estar contadas.
¡°Yo ya soy incapaz de tomar en serio a Henkel¡±. No obstante, el diputado federal Michael Fuchs, de la Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel, explica que ¡°la fiesta ha terminado¡± para Grecia. Fuchs fue elegido por sufragio directo, no por lista electoral, para representar en el Bundestag a la circunscripci¨®n renana de Coblenza, que es una ejemplar localidad de provincias. All¨ª, sus votantes ¡°piden explicaciones sobre la crisis¡±. El tiempo apremia, hay elecciones en 2013 y el diputado admite sin rodeos: ¡°quiero que me vuelvan a elegir¡±.
Grecia es la piedra en el zapato del europe¨ªsmo alem¨¢n, sobre el que Fuchs pide que ¡°no se albergue ning¨²n tipo de duda¡±. Los votantes ¡°entienden mejor cualquier propuesta de ayuda a Espa?a, por ejemplo, que a Grecia; hemos llegado al l¨ªmite¡± de la generosidad. Si los griegos deciden romper los acuerdos con sus acreedores, no le cabe duda de que ¡°se van a quedar sin dinero y asumir¨¢n la consecuencia¡±. En Coblenza ¡°la gente entiende que hay problemas y est¨¢ dispuesta a m¨¢s sacrificios para socios como Espa?a, all¨ª hacen esfuerzos serios.¡±
En el instituto de opini¨®n Forsa, en Berl¨ªn, Peter Matuschek ve esa l¨ªnea entre Grecia y el resto de los pa¨ªses de la Eurozona. ¡°Se ha extendido la noci¨®n hicieron trampa¡±. Todav¨ªa hace dos a?os, cuando se desataba la grave crisis, ¡°la mayor¨ªa de los encuestados se mostraba solidario¡±. Hoy ¡°esto ha cambiado dr¨¢sticamente¡±. Matuscheck responde con iron¨ªa al supuesto 20% que obtendr¨ªa un partido antieuro: ¡°en 2009, el 18% se imaginaba votando al partido de Horst Schl?mmer¡±. Es una figura ficticia creada por un c¨®mico bastante popular, una especie de Borat alem¨¢n. ?Y la portada del Handelsblatt? El corresponsal capitalino de un prestigioso diario alem¨¢n ped¨ªa que no se citara su nombre al zanjar: ¡°Handelsblatt quiere ser el Bild de los economistas¡±.
El populista diario Bild, de enormes tirada e influencia, ha jugado un papel crucial en el desprestigio de Grecia. Pero tambi¨¦n el semanario Der Spiegel le dedic¨® hace unas semanas un n¨²mero muy cr¨ªtico y comparativamente desapasionado. A tenor de lo que se publica y lo que se escucha en la pol¨ªtica alemana, la situaci¨®n de de Grecia depende solo de lo que decidan votar en las legislativas de este mes. El ¡°fin de la fiesta¡± griega, sin embargo, no se percibe aqu¨ª como el fin del proyecto europeo ni tampoco del euro. Desde que cay¨® el primer ministro Italiano Silvio Berlusconi, a finales de 2011, Grecia encarna a ojos alemanes la indisciplina presupuestaria y la mala gesti¨®n. Sobre el resto, las opiniones son mucho m¨¢s suaves.
Una reciente encuesta del instituto estadounidense PEW se?ala que las simpat¨ªas europeas han aumentado, al contrario de lo que sucede en Espa?a. El 59% de los alemanes opina, con raz¨®n, que la econom¨ªa de su pa¨ªs ¡°se ha fortalecido por la integraci¨®n econ¨®mica europea¡±. En 2009, a?o de la Gran Recesi¨®n, opinaba as¨ª el 50%. En Espa?a, en cambio, la idea ha ca¨ªdo del 53% al 46%. El 50% opina que la UE ha debilitado la econom¨ªa espa?ola. Del mismo informe cabe destacar, adem¨¢s, la buena opini¨®n de Espa?a que guardan los alemanes. El 71% de ellos tiene una buena imagen del pa¨ªs, que valoran s¨®lo por detr¨¢s de Francia y¡ de s¨ª mismos. Los griegos, por su parte, se consideran a los europeos m¨¢s trabajadores y se reservan para s¨ª la segunda mejor nota de los seis principales pa¨ªses del euro.
El veterano socialdem¨®crata y polit¨®logo em¨¦rito Peter L?sche explica que ¡°el europe¨ªsmo alem¨¢n tiene ra¨ªces muy profundas e identitarias¡±. La generaci¨®n de la posguerra vio en Europa una meta ilusionante y alejada de los horrores nacionalsocialistas. Las generaciones j¨®venes ¡°no se entienden a s¨ª mismas sin Europa¡±. Esto explicar¨ªa que, pese la divisi¨®n de opiniones (al 50%) sobre los beneficios del euro, el 69% de los alemanes sea favorable a mantenerlo.
Con el espantajo del euroescepticismo alem¨¢n aparentemente neutralizado por las encuestas, cunde la preocupaci¨®n sobre las necesidades empresariales. El enorme crecimiento de sus exportaciones hacia China, (el 34% solo en 2010) demuestra que Alemania orienta su econom¨ªa hacia Asia y alimenta el miedo a que termina independiz¨¢ndose de sus principales clientes, que son sus socios de la Eurozona. Hans Kundnani explicaba este jueves en los aleda?os de la reuni¨®n anual del think-tank Consejo Europeo de Relaciones Exteriores que ¡°China s¨®lo representa menos del 6% de las exportaciones alemanas, frente al m¨¢s de 40% que se quedan en Europa¡± Pero a?ad¨ªa que ¡°las empresas siempre se fijan en el crecimiento.¡±
China ¡°se podr¨ªa convertir en el principal pa¨ªs importador de productos alemanes¡±. El valor simb¨®lico de este sorpasso podr¨ªa alimentar la fantas¨ªa de independencia. Para Kundnani, el desplazamiento hacia Asia ¡°responde a la crisis europea¡± y a la ca¨ªda de la demanda en la eurozona. Pero en China acechan dos riesgos: primero, las tensiones pol¨ªticas y econ¨®micas de los ¨²ltimos meses, que para algunos analistas podr¨ªan desembocar en una aut¨¦ntica crisis. Adem¨¢s est¨¢ la tendencia china a copiar los productos que importan, que ya ha aniquilado la industria solar alemana. Quedan unos diez a?os para que sean capaces de fabricar coches comparables a los Volkswagen alemanes. As¨ª que la idea de que Alemania pueda emanciparse de Europa es ¡°cosa de una minor¨ªa poco significativa y profundamente equivocada¡±.
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