Rodolfo Quezada, el ¡®obispo de la paz¡¯ de Guatemala
Puso los cimientos del di¨¢logo que acab¨® con 36 a?os de guerra civil
El cardenal Rodolfo Quezada Toru?o, arzobispo em¨¦rito de la arquidi¨®cesis de Guatemala, falleci¨® el 4 de junio, a los 80 a?os de edad. Una obstrucci¨®n intestinal por la que fue internado el fin de semana, puso fin a su vida.
Sacerdote por vocaci¨®n, Quezada Toru?o renunci¨® a una importante herencia familiar para dedicarse por entero a su ministerio. Nacido el 8 de marzo de 1932 en la capital guatemalteca, se licenci¨® en Teolog¨ªa en la Universidad de Innsbruck (Austria) y se doctor¨® en Derecho Can¨®nico en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, de acuerdo con su biograf¨ªa oficial.
En 2001 fue elegido arzobispo metropolitano y primado de Guatemala y en 2003 nombrado cardenal por Juan Pablo II. En tal calidad, particip¨® en el c¨®nclave que elev¨® al trono de san Pedro al actual Papa, Benedicto XVI. Al respecto, en una conversaci¨®n privada con este periodista, narr¨® que se encontraba sumamente nervioso y ¡°como desorientado¡±. Ante ello, opt¨® por rezar el rosario y se tranquiliz¨® mucho cuando pudo ver que otros cardenales hac¨ªan lo mismo.
Fue tambi¨¦n un pastor consciente de la pobreza de su grey, a quienes ayudaba en medio de la mayor discreci¨®n. Y sobrio en su actuar. Hace un par de legislaturas, el prelado se enter¨® de que un diputado promov¨ªa, por su cuenta y riesgo, una dotaci¨®n de aproximadamente 2.500 euros mensuales para el mantenimiento del ¨®rgano de la catedral. Quezada, indignado, denunci¨® la maniobra desde el p¨²lpito y subray¨® que la Iglesia guatemalteca era pobre, pero que sobreviv¨ªa sin agobios con las limosnas de sus fieles.
Su gran aporte a Guatemala y por lo que pasar¨¢ a la historia es por su decidida colaboraci¨®n con el proceso de paz que el 29 de diciembre de 1996 puso fin a una guerra de guerrillas considerada la m¨¢s sangrienta de Am¨¦rica Latina, con m¨¢s de 250.000 muertos y 50.000 desaparecidos.
Fue Quezada Toru?o, con el apoyo de una ciudadana notable, Teresa Bola?os de Zarco, quien en 1988 fund¨® la Comisi¨®n Nacional de Reconciliaci¨®n, que cuatro a?os despu¨¦s culminar¨ªa con la firma de la paz entre el Estado de Guatemala y la guerrilla de inspiraci¨®n marxista.
Conversador nato, narraba an¨¦cdotas del largo proceso, que empez¨® por conocer c¨®mo quer¨ªan ser identificados los comandantes rebeldes. ¡°Para el Ej¨¦rcito, ustedes son delincuentes subversivos, terroristas. Para la poblaci¨®n en general, guerrilleros. ?C¨®mo debemos llamarlos?¡±, fue la primera pregunta que lanz¨® en la incipiente mesa de negociaciones. Los comandantes, superada la sorpresa, decidieron llamarse ¡°insurgentes¡±.
El 2 de octubre de 2010, el papa Benedicto XVI acept¨® su renuncia como arzobispo primado de la Arquidi¨®cesis de Guatemala y, seg¨²n coment¨® en esa oportunidad a EL PA?S, se dedicar¨ªa a escribir sus memorias. Un documento, seguramente inconcluso, que ser¨¢ vital para entender uno de los periodos m¨¢s convulsos de la historia contempor¨¢nea de Guatemala.
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