Bomberos, arquitectos y pir¨®manos
La crisis ha demostrado que el euro tiene un problema de dise?o
Esta crisis es un juego a tres bandas entre bomberos, arquitectos y pir¨®manos. El objetivo de los bomberos es apagar las llamas, evitar el contagio y llevar el barco a puerto, todo ello sin preocuparse mucho de qu¨¦ aspecto tendr¨¢ el edificio una vez concluida la crisis ni de qu¨¦ pensaran los inquilinos que lo habitan. A la hora de adoptar una soluci¨®n, los bomberos se gu¨ªan por la efectividad: ?taponar¨¢ la brecha? ?servir¨¢ de cortafuegos? ?salvar¨¢ vidas? Un bombero tiene que saber trabajar bajo presi¨®n y, en lugar de lamentarse por la falta de instrumentos o planes de contingencia, saber improvisar una soluci¨®n recurriendo a lo primero que tenga mano. A los bomberos no les importa construir una explicaci¨®n, rendir cuentas ni como se dice hoy, construir un relato. Su relato son los hechos: hab¨ªa un problema y se ha solucionado.
Los arquitectos, por el contrario, necesitan calcular hasta el ¨²ltimo detalle, no dejando nada a la improvisaci¨®n, que es su peor enemiga. Quieren dise?ar sus edificios con tiempo, prever todas las alternativas, saber exactamente qu¨¦ presupuesto tienen, qu¨¦ peso soportar¨¢, qu¨¦ funci¨®n cumplir¨¢ y qui¨¦n lo usar¨¢. Tambi¨¦n quieren planes de emergencia, rutas de evacuaci¨®n y un programa de mantenimiento con revisiones peri¨®dicas. Si algo les aterra es un cliente indeciso, que no sabe lo que quiere ni para qu¨¦ lo quiere.
Finalmente est¨¢n los pir¨®manos. En esta crisis los hay de tres tipos: los desequilibrados que encuentran satisfacci¨®n en ver las cosas arder; los que act¨²an de mala fe esperando obtener un beneficio econ¨®mico; y los que con su comportamiento negligente provocan los incendios, no hacen nada para detenerlos o impiden las tareas de extinci¨®n.
Ahora trasladen esta discusi¨®n al ¨¢mbito europeo y entender¨¢n d¨®nde estamos atascados desde hace cuatro a?os. La crisis ha demostrado que el euro tiene un problema de dise?o. Se dise?¨® para el buen tiempo, dejando para m¨¢s adelante los mecanismos para gobernarlo con mal tiempo. Ahora, aquello parece una imprudencia, pero entonces fue f¨¢cil de justificar. La unificaci¨®n alemana gener¨® las condiciones para crearlo, pero tambi¨¦n presion¨® para botar el euro sin acompa?arlo de una uni¨®n bancaria o fiscal que garantizara su flotabilidad en caso de tormenta. Sus promotores pensaron, pese a las advertencias de los arquitectos, que el euro crear¨ªa las condiciones para su propia sostenibilidad y que, en cualquier caso, los problemas se podr¨ªan arreglar posteriormente.
As¨ª pues, el euro no s¨®lo naci¨® con importantes carencias en su dise?o sino sin un sistema contra-incendios ni una brigada de bomberos que lo respaldara. Por eso, cuando ha tenido que hacer frente al primer incendio ha sido incapaz de encontrar los mecanismos para contenerlo y evitar su expansi¨®n. Tan grave como los errores de dise?o ha sido la aparici¨®n de los pir¨®manos: unos porque han retomado ahora la batalla que entonces perdieron para impedir que naciera el euro; otros porque han hecho del hundimiento del euro un fant¨¢stico negocio y otros porque est¨¢n tan ciegos de prejuicios morales que se niegan a prestar los extintores para que los bomberos lo apaguen hasta qu¨¦ no se dilucide si los inquilinos fueron negligentes, ten¨ªan la p¨®liza al corriente de pago o disponen de recursos para pagar los costes de la extinci¨®n.
Para salir de la crisis, los arquitectos propone completar el edificio de una vez por todas, y hacerlo bien, con tiempo, sin chapuzas ni improvisaciones. Para que el euro funcione, dice la jefa de arquitectos, Angela Merkel, se requiere una uni¨®n pol¨ªtica que merezca tal nombre, es decir, un gobierno pol¨ªtico y econ¨®mico de ¨¢mbito europeo que goce de capacidad y legitimidad suficiente para gobernar de forma transparente y responsable ante los ciudadanos europeos. Para los bomberos como Mariano Rajoy, el plan es exactamente el inverso: improvisar una herramienta que apague el incendio bancario y fiscal que est¨¢ a punto de consumir su mandato y desembocar en la intervenci¨®n completa del pa¨ªs. Si la dise?aran los arquitectos, la uni¨®n bancaria que apagar¨ªa este fuego tendr¨ªa mecanismos de supervisi¨®n, regulaci¨®n e intervenci¨®n europeos y, sobre todo, una garant¨ªa de dep¨®sitos de ¨¢mbito europeo nutrida por los propios bancos. Pero la uni¨®n bancaria que proponen los bomberos es, otra vez, incompleta, probablemente no muy eficiente y, sobre todo, est¨¦ticamente deplorable. Una inyecci¨®n de capital a los bancos se parecer¨ªa m¨¢s al horrible sarc¨®fago de cemento que cubre el reactor de Chernobyl: no ten¨ªa porque estar all¨ª ni tener ese aspecto. Peor a¨²n, esa uni¨®n bancaria, adem¨¢s de fea, ser¨¢ pol¨ªtica y moralmente cuestionable puesto que significar¨¢ que unos ciudadanos europeos se har¨¢n cargo de las deudas de otros sin que se les haya consultado. Pero servir¨¢ su prop¨®sito, dicen los bomberos: evitar que el n¨²cleo del euro entre en fusi¨®n, afectando a todos. En esto estamos: mientras bomberos y arquitectos andan grit¨¢ndose, los pir¨®manos les llevan la delantera.
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