Los rebeldes ¡®tories¡¯ humillan a Cameron con la reforma de los Lores
La coalici¨®n tendr¨¢ que pactar el calendario de la nueva ley
Esta vez ni siquiera hizo falta votar para que la coalici¨®n de conservadores y liberales-dem¨®cratas sufriera una humillante derrota en la C¨¢mara de los Comunes: el Gobierno se vio obligado a renunciar a ¨²ltima hora a una cl¨¢usula que limitaba a 10 d¨ªas el tiempo de an¨¢lisis parlamentario l¨ªnea a l¨ªnea de la ley de reforma de la C¨¢mara de los Lores. Con esa maniobra, el primer ministro David Cameron y su adjunto, Nick Clegg, intentaron evitar una crisis de proporciones a¨²n mayores en la coalici¨®n brit¨¢nica.
La decisi¨®n se tom¨® al constatar que m¨¢s de 100 diputados conservadores estaban dispuestos a rebelarse y oponerse a la moci¨®n. Esta habr¨ªa sido derrotada porque los laboristas tambi¨¦n se oponen a poner l¨ªmites al debate parlamentario.
Pero los laboristas s¨ª apoyan la reforma en s¨ª misma, por lo que este martes por la noche se esperaba que la C¨¢mara aprobara la propuesta de ley en segunda lectura. Sin embargo, esa votaci¨®n tiene un valor solo relativo porque los rebeldes pueden ahora organizar una maniobra de filibusterismo parlamentario durante el escrutinio l¨ªnea a l¨ªnea. Eso podr¨ªa provocar al final que descabalgue la reforma, cuyo objetivo es transformar en una C¨¢mara de 450 miembros (el 80% elegidos, el 20% designados) la actual C¨¢mara de 826 lores designados.
El Gobierno ha acusado a los laboristas de verse forzado a retirar la moci¨®n, pero estos han definido como ¡°victoria del Parlamento¡± la renuncia a imponer l¨ªmites temporales al debate parlamentario.
La crisis tiene m¨¢s calado de lo que puede parecer. Pone de relieve el nivel de descontento dentro del Partido Conservador por las pol¨ªticas m¨¢s reformistas del primer ministro Cameron y tambi¨¦n hasta qu¨¦ punto detestan depender de los liberales. Y quiz¨¢s apunta tambi¨¦n al nacimiento de futuras amenazas al liderazgo de Cameron, como el diputado Jesse Norman, impulsor del movimiento rebelde. Este martes le falt¨® tiempo para atribuir la marcha atr¨¢s del Gobierno a la protesta que ¨¦l ha organizado, restando importancia al hecho de que esta habr¨ªa tenido menos impacto si los laboristas hubieran apoyado al Ejecutivo en ese punto.
Tambi¨¦n demuestra la creciente debilidad de la propia coalici¨®n y la fragilidad de la confianza mutua. Entre los liberales cunde la sensaci¨®n de que Cameron no ha hecho todo lo que pod¨ªa para sofocar la rebeli¨®n contra la reforma. Y no les faltan motivos para la sospecha: el martes se desayunaron con unas sorprendentes declaraciones a la BBC del jefe del Foreign Office y carism¨¢tico bar¨®n de la derecha tory, William Hague. ¡°Reconozco que algunos miembros de mi partido est¨¢n en contra de la reforma de los lores. Y esa es una opini¨®n perfectamente honorable¡±, dijo. No exactamente la forma m¨¢s tajante de llamar al orden a los rebeldes y exigirles disciplina de voto.
La retirada de un punto que los liberales consideraban clave amenaza con aplazar una vez m¨¢s la reforma y hacerla fracasar, dej¨¢ndoles a¨²n m¨¢s desnudos de lo que ya estaban ante su electorado tradicional.
La crisis ha puesto en el ojo del hurac¨¢n al l¨ªder laborista, Ed Miliband, acusado de ventajista por la coalici¨®n porque apoya la reforma pero la pone en peligro. Miliband juega con varias barajas y tiene ahora muchas bazas en sus manos. Quiere que la reforma salga adelante, pero quiere tambi¨¦n desgastar lo m¨¢ximo posible a la coalici¨®n y fomentar la divisi¨®n interna de los conservadores.
En oto?o podr¨ªa acabar pactando un calendario del escrutinio de la ley en los Comunes o un mecanismo para cortar de ra¨ªz cualquier filibusterismo. A cambio quiere someter la reforma a refer¨¦ndum. Una idea que da pavor a los liberales despu¨¦s del desastre que vivieron cuando los brit¨¢nicos rechazaron la reforma del sistema electoral.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.