El aislamiento se resquebraja
Los rebeldes sirios aseguran tener el control de las fronteras con Turqu¨ªa e Irak Los pasos desde L¨ªbano siguen en manos de los fieles al dictador
Los conseguidores del Ej¨¦rcito Libre Sirio (ELS) encargados de infiltrar a periodistas a trav¨¦s de los l¨ªmites del pa¨ªs no se arriesgan a meter a nadie hasta que no se aclare un poco m¨¢s la situaci¨®n.
La que dibujan algunos de ellos presenta dos frentes. Por un lado la presencia de los temidos shabiha, los matones del r¨¦gimen, paramilitares de la secta alau¨ª, la comunidad religiosa a la que pertenece el dirigente sirio. Estos contin¨²an combatiendo en las ciudades fronterizas contra el ELS y las diversas facciones y grupos armados que luchan por derrotar a El Asad.
En el otro lado de la frontera, en L¨ªbano, es la milicia Hezbol¨¢ la que no solo pone problemas para acceder hasta el l¨ªmite del pa¨ªs, sino que podr¨ªa estar participando en algunas de las refriegas que se viven estos d¨ªas en la zona, seg¨²n relatan algunas fuentes.
Hezbol¨¢, una organizaci¨®n terrorista para Estados Unidos e Israel, sostiene al Gobierno liban¨¦s de Najib Mikati y hasta ahora ha mantenido en el conflicto una cierta neutralidad que intentaba evitar el contagio del enfrentamiento. Pero la organizaci¨®n se juega mucho en la crisis. Habitual cliente del r¨¦gimen sirio, depende de las armas iran¨ªes que recibe del r¨¦gimen de Bachar el Asad y su supervivencia pender¨ªa de un hilo si este cae.
La participaci¨®n de Hezbol¨¢ en la guerra es desmentida, por ejemplo, por un activista sirio que accede a charlar durante unos minutos en una cafeter¨ªa de Beirut. ¡°El r¨¦gimen por ahora no necesita a Hezbol¨¢. Es cierto que controlan muchos de los caminos por L¨ªbano para llegar hasta Siria, pero no creo que est¨¦n combatiendo. Son solo rumores¡±, dice.
Todo esto es lo que se comenta en las cafeter¨ªas de la calle Hamra, una zona comercial donde ni el calor pegajoso ni las noticias que vienen de Siria impiden seguir con la actividad diaria. La ciudad en un trasiego continuo de gente de compras, tipos ociosos en las esquinas de los comercios, taxistas gritones y mendigos en las aceras. ¡°No nos importa nada. No nos metemos en pol¨ªtica¡±, dice un tendero en una tienda de m¨®viles, ¡°pero a m¨ª me da igual porque yo soy iraqu¨ª. Preg¨²ntele a los libaneses¡±, a?ade.
Y hay tantas opiniones como libaneses. ¡°Este no es buen lugar para hablar¡±, dice el activista sirio. ¡°Hay muchos sirios en esta zona y tambi¨¦n muchos libaneses que est¨¢n a favor del r¨¦gimen¡±, asegura el joven, que pide que se borre su nombre de la agenda telef¨®nica y que no se le mencione ni por asomo en un art¨ªculo. Su sensaci¨®n, un d¨ªa despu¨¦s de los atentados, es que s¨ª, el r¨¦gimen est¨¢ muy debilitado, pero que resulta imprudente hablar de d¨ªas para la ca¨ªda del El Asad. ¡°La situaci¨®n es todav¨ªa muy ca¨®tica pero es cierto que lo ocurrido ha dado un giro al conflicto. Aun as¨ª, el r¨¦gimen puede ponerse todav¨ªa m¨¢s agresivo. Ha sufrido un varapalo y ahora tiene que volver a demostrar su fuerza. Por eso se han intensificado los combates¡±.
En cualquier caso, si el camino a Damasco desde Beirut parece lleno de obst¨¢culos, el que lleva hasta territorio sirio desde Turqu¨ªa o Irak parece haberse despejado en las ¨²ltimas horas. Algunos informes desde el interior del pa¨ªs hablaban ayer de que hab¨ªa ca¨ªdo el puesto fronterizo de Bab Alhawa, en la frontera con Turqu¨ªa. Un v¨ªdeo colgado en Youtube se presentaba como prueba. En ¨¦l se ve a un grupo de combatientes disparando al aire frente al puesto mientras gritan sin parar Al¨¢ hu akbar (Al¨¢ es grande). Uno de ellos se sube al lugar en el que hay colocado un gran cartel con la imagen de Bachar el Asad y destroza con un palo la cara del dirigente. Esos mismos informes aseguraban ayer que la frontera iraqu¨ª tambi¨¦n hab¨ªa sido liberada y aventuraban que lo mismo pasar¨ªa pronto con el resto de lindes del pa¨ªs.
Nada est¨¢ confirmado por fuentes independientes. La capital de L¨ªbano vive todav¨ªa de rumores y de las sensaciones subjetivas, pero en la boca de quienes quieren opinar sobre el tema hay acuerdo en que Bachar el Asad seguir¨¢ el mismo camino que el de los dictadores de T¨²nez, Egipto y Libia, que ser¨¢ derrotado y que su ¨²nica salida es la huida del pa¨ªs.
El pa¨ªs, de 4,3 millones de habitantes, es un compendio de religiones y culturas en el que sun¨ªes y chi¨ªes (contando tambi¨¦n a la comunidad alau¨ª) suponen cerca del 60% de la poblaci¨®n, frente al 40% de cristianos de diversas confesiones.
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