Siria se asoma al abismo
La m¨¢s improbable v¨ªa de salida del marasmo sirio es una operaci¨®n militar internacional
Es simplemente humano desear que termine la tragedia siria, tras m¨¢s de 17.000 v¨ªctimas mortales desde marzo de 2011. Pero aunque todo apunta a un final de partida, nada permite augurar que ¨¦ste sea inminente, que suponga la ca¨ªda del r¨¦gimen de Bachar el Asad y, mucho menos, que a continuaci¨®n se implante un sistema verdaderamente democr¨¢tico. Todos los actores implicados son conscientes de que se asoman a un abismo; pero ninguno est¨¢ a salvo de perecer ni de imponer su agenda: ni el r¨¦gimen ¡ªdecidido a resistir a toda costa¡ª, ni la oposici¨®n ¡ªpol¨ªtica y militarmente fragmentada tras una fachada de creciente fortaleza¡ª, ni la comunidad internacional ¡ªtan temerosa de las consecuencias de una Siria inestable como carente de voluntad para intervenir directamente. Y todo eso en un territorio donde al conflicto interno se a?ade uno de los ¨²ltimos cap¨ªtulos de la competencia entre actores regionales y extrarregionales por obtener posiciones de ventaja en Oriente Pr¨®ximo.
En esas condiciones, cuando se plantean las posibles v¨ªas de salida del actual marasmo sirio, la m¨¢s improbable (por no decir imposible) es el lanzamiento de una operaci¨®n militar internacional. Aunque se critica a Mosc¨², presentado como el ¨²nico obst¨¢culo a una medida de este tipo, realmente nadie con peso real en la crisis desea repetir lo ocurrido en Libia. No solo aquel precedente es mucho menos positivo que lo que sostiene el discurso oficial, sino que basta con recordar la indisimulada reticencia estadounidense a volver a embarcarse militarmente en la regi¨®n, en pleno proceso electoral, para concluir que, sin participaci¨®n de Washington, nadie m¨¢s empujara en esa direcci¨®n. Por su parte, Rusia vuelve a repetir el juego realizado con Ir¨¢n, no solo defendiendo sus intereses directos (base naval de Tartus y Siria como s¨¦ptimo cliente en armas) sino tratando de empantanar a Washington en la regi¨®n como m¨¦todo para evitar que vuelva la mirada hacia la reemergencia rusa en su periferia inmediata.
Rusia pretende ser tenido en cuenta en la resoluci¨®n del problema sirio, con garant¨ªas de preservaci¨®n de sus intereses. Aunque sigue formalmente aliado con Bachar, comienza a abrir rendijas ¡ªdi¨¢logo con grupos opositores, anuncio de retrasos en entrega de armas¡ª con la intenci¨®n de asegurarse asiento a la mesa en cualquier negociaci¨®n y una buena relaci¨®n con quienes puedan liderar la salida del conflicto. Ir¨¢n, por su parte, es quien tiene m¨¢s que perder si colapsa el actual r¨¦gimen, ya que ver¨ªa cuestionado su proyecto de liderazgo regional, desde el Golfo hasta el Mediterr¨¢neo. Sobradamente consciente de que Catar, Arabia Saud¨ª, Turqu¨ªa y EE UU son los principales suministradores de armas y de apoyo log¨ªstico a los rebeldes, cabe imaginar que Teher¨¢n todav¨ªa seguir¨¢ aferrado a Bachar como su baza central. En la medida en que no se le permita participar en el proceso de b¨²squeda de soluciones (no ha asistido a ninguna de las reuniones del Grupo de Amigos de Siria), m¨¢s clara ser¨¢ esta opci¨®n, como ¨²nica v¨ªa para salir airoso de una apuesta que sabe que est¨¢ planteada contra sus intereses.
En esas condiciones, lo previsible es que todos los actores mencionados tiendan a mantener su rumbo actual, salvo que los acontecimientos en el terreno les obliguen a cambiarlo. Precisamente eso es lo que puede estar ocurriendo ahora mismo, tanto por el desarrollo de los combates sobre el terreno como por las innegables se?ales de fragmentaci¨®n interna del r¨¦gimen. En lo que respecta a la primera variable, y tras lo ocurrido esta semana especialmente en Damasco, la tentaci¨®n inmediata es concluir que se ha producido un vuelco en el campo militar a favor de los rebeldes. Sin embargo, un an¨¢lisis m¨¢s calmado obliga a reconocer que las fuerzas del r¨¦gimen ¡ªcon el a?adido de las brutales shabiha y el apoyo iran¨ª y de Hezbol¨¢¡ª son netamente superiores a unos rebeldes fragmentados ¡ªel Ej¨¦rcito Libre de Siria convive con grupos locales descoordinados¡ª, que siguen sin constituir una fuerza militar digna de tal nombre aunque hayan mejorado su capacidad de combate. Su buscada espectacularidad (si finalmente se confirma su autor¨ªa del golpe efectuado en el edificio de la Seguridad Nacional) no puede esconder el hecho de que no han logrado liberar ninguna porci¨®n del territorio nacional y ¨²nicamente han conseguido a duras penas mantener algunas bolsas de resistencia en las cercan¨ªas de algunas ciudades. A¨²n as¨ª, es cierto que la presi¨®n sobre Damasco (en el marco de la operaci¨®n lanzada el pasado d¨ªa 12 El Volc¨¢n de Damasco y el Terremoto de Siria) obliga al r¨¦gimen a detraer fuerzas de otros escenarios, poniendo en peligro su control sobre la vital l¨ªnea definida por el valle del Orestes (con Homs, Hama y Rastan como enclaves principales), que conecta con Alepo y las ciudades de la costa que sirven como v¨ªas de suministro.
Mayor importancia cabe otorgar en todo caso al proceso de descomposici¨®n interna del r¨¦gimen. De quienes se han alineado con Bachar ¡ªminor¨ªas drusas, cristianas y hasta kurdas, junto a los comerciantes¡ª, solo los alau¨ªes pueden considerar que ¨¦sta es una lucha a muerte. Los dem¨¢s, que ven a los Asad como una barrera contra el hipot¨¦tico dominio sun¨ª y un garante de la corrupci¨®n que tantos beneficios les ha proporcionado, pueden optar por abandonar el barco si perciben que ¨¦ste se hunde. Y esto es lo que parece estar ocurriendo a partir de la deserci¨®n de la familia Tlass, principal sost¨¦n sun¨ª del r¨¦gimen desde su arranque en 1970. El general Manaf Tlass (ahora en Par¨ªs) no solo aporta informaci¨®n valiosa a los enemigos del r¨¦gimen, sino que puede desencadenar una cadena de deserciones de quienes se ven ahora conminados a resistir hasta el final o a buscar un nuevo barco que les permita seguir flotando. Todos, incluido Tlass, tienen las manos manchadas de sangre; pero pueden verse favorecidos por una comunidad internacional deseosa de librarse de Bachar, optando por alguien que, al margen de las aspiraciones de los sirios, sirva para seguir garantizando la estabilidad de Siria, que es lo que les importa. Nada nuevo, en definitiva.
Jes¨²s A. N¨²?ez Villaverde es codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acci¨®n Humanitaria (IECAH). S¨ªgueme en el blog Extramundi en elpais.com
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.