Espa?a-Argentina, distintas como dos gotas de agua

Era un pa¨ªs que viv¨ªa en permanente ajuste fiscal y, pese a ello, el d¨¦ficit no paraba de crecer. Millones de ciudadanos segu¨ªan d¨ªa a d¨ªa, hora a hora, la evoluci¨®n de la prima de riesgo. El Banco Central no pod¨ªa imprimir billetes para reactivar la econom¨ªa. Los bancos necesitaban ser rescatados y el paro bat¨ªa marcas hist¨®ricas. ?Les suena de algo la situaci¨®n? Era la Argentina del corralito, la de finales de 2001 y 2002. Los economistas argentinos que protagonizaron la salida de la crisis de su pa¨ªs observan esos parecidos con la coyuntura espa?ola, pero tambi¨¦n advierten grandes diferencias. Adem¨¢s se dividen entre quienes temen que Espa?a acabe con un corralito y los que no se atreven a pronosticar nada.

¡°En Espa?a existe fuerte riesgo de corralito porque si pide otro rescate para su econom¨ªa se precipitar¨ªa la situaci¨®n de Italia y B¨¦lgica, y el Fondo de Estabilidad Financiero Europeo no alcanzar¨ªa para una salida generalizada de capitales de los pa¨ªses m¨¢s d¨¦biles¡±, opina un investigador que ha profundizado en la comparaci¨®n de ambas crisis, Roberto Frenkel. Asesor informal del Gobierno argentino en 2002, Frenkel trabaja para el porte?o Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES).

Jorge Remes, el ministro de Econom¨ªa argentino que decidi¨® hace diez a?os la devaluaci¨®n del peso y la pesificaci¨®n de los dep¨®sitos en d¨®lares, prefiere no pronunciarse sobre la posibilidad de un corralito. ¡°En Espa?a hay una garant¨ªa para los dep¨®sitos, pero es un misterio la situaci¨®n de los bancos¡±, opina Remes, quien hasta el a?o pasado era embajador argentino ante la UE, donde lo han consultado por la experiencia de su pa¨ªs. El que fuera viceministro de Remes, Jorge Todesca, observa que ¡°si empieza a circular la amenaza de que Espa?a va a salir del euro, la gente sacar¨¢ el dinero de los bancos¡±, y un retiro masivo de dep¨®sitos puede provocar un corralito.

¡°En Argentina tuvimos una crisis del sector externo, una salida de capitales que llev¨® a cerrar el sistema bancario¡±, recuerda Todesca. Ca¨ªan las reservas del Banco Central y los dep¨®sitos disminuyeron un 23% en 2001, el a?o en que en diciembre se instaur¨® el corralito. ¡°Pero Espa?a no tiene un problema del sector externo, sino de endeudamiento, hay un problema de solvencia de los bancos¡±, aclara el exviceministro. En Argentina pesaba m¨¢s la deuda p¨²blica que la privada y en Espa?a es al rev¨¦s. El endeudamiento general de Espa?a resulta mucho mayor que el que padec¨ªa Argentina en aquel momento, si se los compara con el tama?o de sus econom¨ªas.

La falta de competitividad y el estallido de burbujas son otros parecidos, pero Remes y Frenkel coinciden en que Argentina contaba con una ventaja respecto de la Espa?a actual: ¡°Argentina ten¨ªa moneda propia. Pero Espa?a deber¨ªa crearla y es m¨¢s complicado¡±, opina Frenkel.

La salida argentina de la crisis implic¨® entre diciembre de 2001 y enero de 2002 un corralito, la pesificaci¨®n de cr¨¦ditos y dep¨®sitos en d¨®lares, la devaluaci¨®n del peso y la suspensi¨®n de pagos por tres a?os hasta que se reestructur¨® la deuda con una quita del 75%. Y a pesar de todo eso, que la tercera econom¨ªa latinoamericana rompiera los esquemas ¡°no tuvo repercusi¨®n internacional¡±, observa Frenkel. ¡°Sin embargo, el caso espa?ol contagiar¨ªa a toda Europa¡±, a?ade. Y otra diferencia, seg¨²n Jorge Remes: ¡°En Espa?a el coste de la crisis se concentra en las clases trabajadora y media. Nosotros hicimos una quita a acreedores, ahorradores, exportadores [se generaliz¨® el impuesto a la exportaci¨®n] y asalariados".

Espa?a lleva cuatro a?os en crisis y ha visto caer su Producto Interior Bruto alrededor del 3%. Argentina se hundi¨® entre 1998 y 2002, pero su PIB cay¨® un 25%. ¡°Espa?a tiene un alto ingreso per c¨¢pita, buena distribuci¨®n de la riqueza y ven¨ªa de un crecimiento de d¨¦cadas¡±, aprecia Todesca. Frenkel considera que esa riqueza se puede devaluar si Espa?a sale del euro: ¡°Mucha de esa riqueza es un precio que consta en los papeles¡±.