Los baches en Cuba y la ¡®crisis del canap¨¦¡¯
La legislaci¨®n cubana preve hasta 10 a?os de prisi¨®n cuando se producen muertos en un accidente de tr¨¢fico
Ir de as del volante no es aconsejable en ning¨²n lugar del mundo, pero en Cuba todav¨ªa menos. Por un lado est¨¢ el mal estado de las carreteras y veh¨ªculos, a lo que hay que a?adir la falta de se?alizaci¨®n y de luces en las v¨ªas, el paso de animales y bicicletas por las autopistas o el peculiar modo de conducir en la isla ¡ªes habitual cuando hay un pinchazo que los ch¨®feres cambien la rueda en el centro de la calle¡ª. Adem¨¢s est¨¢ la dureza del C¨®digo Penal en caso de accidente. La legislaci¨®n cubana es muy clara: quien por ¡°infringir las leyes y reglamentos del tr¨¢nsito¡± provoque la muerte de una persona ¡°incurre en sanci¨®n de privaci¨®n de libertad de uno a diez a?os¡±. Ni siquiera es necesario que exista homicidio imprudente para ir a prisi¨®n. El art¨ªculo 178 del C¨®digo Penal establece penas de uno a tres a?os solo por ¡°da?ar gravemente la salud de una persona¡±, e incluso se sanciona de tres meses a un a?o de c¨¢rcel al que, sin ir al volante, permita que otra persona en estado de embriaguez conduzca un coche a su cargo.
Un funcionario que trabaj¨® a?os en el Consulado General de Espa?a en La Habana recuerda que con mucha frecuencia se registraban accidentes de tr¨¢fico con resultado de muerte o heridos en los que estaban involucrados turistas espa?oles, bien como v¨ªctimas o como imputados. Por las malas experiencias, el Ministerio de Asuntos Exteriores desde hace tiempo recomendaba a los viajeros espa?oles no conducir de noche ni viajar al interior del pa¨ªs sin ch¨®fer, pero la p¨¢gina oficial del Foreign Office es todav¨ªa m¨¢s contundente: ¡°Si tiene un accidente de tr¨¢fico y alguien resulta muerto o herido, la investigaci¨®n policial puede durar varios meses, tiempo durante el cual el conductor no ser¨¢ autorizado a abandonar Cuba¡±, advierte. Y a?ade: ¡°Si se es condenado por matar a alguien en un accidente de tr¨¢fico, el castigo habitual es como m¨ªnimo de dos a?os de c¨¢rcel¡±.
Si ?ngel Carromero fuera un turista com¨²n y corriente en vez de un dirigente juvenil del Partido Popular que viaj¨® a Cuba con fines pol¨ªticos, es probable que hoy no hubiera caso Carromero, sino simplemente un incidente m¨¢s de un espa?ol condenado en la isla por homicidio imprudente. Es decir, un nombre an¨®nimo m¨¢s de una estad¨ªstica para la que no habr¨ªa gestiones de Estado ni mediaciones especiales. Pero Carromero no era un turista. Su viaje y el del ciudadano sueco Aron Modig en misi¨®n de apoyo al disidente Oswaldo Pay¨¢, que finalmente result¨® muerto junto al opositor Harold Cepero en el accidente ocurrido cuando el espa?ol conduc¨ªa, tiene m¨²ltiples implicaciones pol¨ªticas. Por su imprudencia y la de quien lo mand¨®, el Gobierno del PP ha de emplear ahora a fondo la v¨ªa diplom¨¢tica y los tomas y dacas para lograr sacar del embrollo lo antes posible a uno de sus cachorros, que de momento afronta en Cuba una investigaci¨®n por violar las leyes del tr¨¢nsito, no por participar en ¡°labores de subversi¨®n¡±.
La legislaci¨®n cubana es muy clara: quien por ¡°infringir las leyes y reglamentos del tr¨¢nsito¡± provoque la muerte de una persona ¡°incurre en sanci¨®n de privaci¨®n de libertad de uno a diez a?os¡±
Hace falta saber cu¨¢les ser¨¢n los cargos finales que presente la fiscal¨ªa, pero mientras tanto el bache que Carromero quiso esquivar en una carretera de Bayamo conduce directamente al Doce de Octubre. En 2003, bajo el Gobierno de Aznar, la decisi¨®n de invitar a la disidencia a la Embajada el d¨ªa de la Fiesta Nacional condujo a la crisis del canap¨¦ y al congelamiento de las relaciones. Dos a?os m¨¢s tarde el PSOE dio marcha atr¨¢s a la medida para recuperar el di¨¢logo con el r¨¦gimen. ?Qu¨¦ pasar¨¢ si el 12 de octubre Carromero sigue detenido? ?Invitar¨¢ el PP a disidentes a la Embajada? ?No lo har¨¢ para beneficiarle? ?Se comprometer¨¢ a impedir en adelante las aventuras pol¨ªticas de sus l¨ªderes juveniles y diputados? Si para Carromero esto no fuera una pesadilla sino una partida de p¨®quer, se dir¨ªa que ha regalado a su adversario un tr¨ªo de ases. Y no precisamente de ases al volante.
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