Acoso birmano a la etnia maldita de Asia
Bangladesh se niega a ayudar a miles de desplazados de la etnia rohingya, perseguidos en el oeste de Myanmar
Mohamed Hanif sigue intentando reconstruir la noche en la que su vida cambi¨® para siempre. Estaba tranquilamente sentado para cenar con su familia cuando una muchedumbre que empu?aba largos cuchillos y garrotes tachonados de clavos entro de sopet¨®n. En unos minutos, dos miembros de la familia estaban muertos. En unos d¨ªas, el clan estaba separado, en la indigencia y a la fuga.
¡°Eran nuestros vecinos¡±, dec¨ªa Hanif, de 65 a?os, sobre los atacantes que mataron a su hijo y a su yerno. ¡°Los despedazaron ante mis ojos; los cortaron a tajos del mismo modo en que se trocea una col con un cuchillo. Corrimos para salvar la vida¡±. Hanif, su esposa y dos hijas consiguieron llegar al embarcadero en el que sab¨ªan que hab¨ªa una barca amarrada. ¡°Mi esposa y mi hija peque?a se separaron y nunca llegaron a la barca¡±, relata. ¡°Las esperamos. Pero cuando la muchedumbre se acerc¨®, tuvimos que marcharnos. Ha pasado un mes y no he tenido noticias suyas. Puede que est¨¦n muertas, o quiz¨¢s se hayan perdido¡±.
Historias como esta son habituales en los remotos pueblos de pescadores del sureste de Bangladesh, donde miles de personas de la etnia rohingya, expulsadas de sus hogares en la vecina Myanmar (antigua Birmania), han estado llegando desde que a principios de junio se desat¨® la violencia entre los rajines, predominantemente budistas, y los rohingyas, una minor¨ªa musulmana con rasgos sudasi¨¢ticos.
La mayor¨ªa de los refugiados traen consigo relatos horripilantes sobre asesinatos, incendios y violaciones perpetrados por las multitudes de rajines, con el apoyo directo del Gobierno, seg¨²n dicen. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) calcula que 80.000 personas se han visto desplazadas por la violencia en el Estado de Rajine o Arakan, en el oeste de Myanmar. Aunque tanto el Gobierno birmano como el bangladesh¨ª afirman que la violencia ha amainado, los refugiados que huyen afirman que contin¨²an las detenciones en masa y los ataques incendiarios cuyo objetivo es expulsar a los rohingyas.
Las autoridades bangladesh¨ªes se han negado a aceptar a los refugiados y han obligado a retroceder a los barcos cargados de rohingyas. La semana pasada, Dhaka orden¨® que tres organizaciones de ayuda humanitaria internacionales que estaban ayudando a los rohingyas con alimentos y medicinas ¡ªM¨¦dicos sin Fronteras, Acci¨®n contra el Hambre y Ayuda Musulmana de Reino Unido¡ª detuviesen sus operaciones inmediatamente, con el argumento de que estaban creando un ¡°factor de atracci¨®n¡± para los refugiados.
Aunque el Gobierno de Bangladesh afirma que la afluencia de refugiados ha parado, los barcos siguen llegando, en su mayor¨ªa de noche para evitar que los detengan los guardacostas bangladesh¨ªes o les disparen las tropas de la frontera birmana.
Mohamad Hanif, su hija Salma y su nieta de cinco a?os Nafisa consiguieron llegar a Teknaf, en el extremo suroriental de Bangladesh tras pasar dos d¨ªas en una barca abierta. Los guardias fronterizos de Bangladesh frustraron dos de sus intentos de llegar a tierra, pero el tercero, al amparo de la oscuridad, tuvo ¨¦xito. Ahora los tres se ocultan en una destartalada caba?a perteneciente a un pescador que se arriesga a que lo detengan por darles refugio. ¡°Me he encontrado con gente de mi pueblo que ha huido aqu¨ª¡±, dice Hanif.
¡°Todo el pueblo fue reducido a cenizas por los moghs respaldados por los nasaka [las tropas fronterizas birmanas]. El Gobierno dijo que nos proteger¨ªa, pero eran palabras huecas. Quieren exterminarnos¡±.
Los rohingyas, que huyen de la polic¨ªa de Bangladesh y sin ning¨²n medio de vida leg¨ªtimo, se enfrentan a un futuro sombr¨ªo en el lado bangladesh¨ª de la frontera. Pero eso no le ha impedido a Shah Noor, de 23 a?os, hacer el peligroso viaje a trav¨¦s de la bah¨ªa de Bengala hasta Teknaf.
Noor, que ha buscado refugio con un vendedor de pescado bangladesh¨ª, dice que su madre lo envi¨® a Bangladesh a mediados de julio despu¨¦s de que la polic¨ªa empezase a hacer redadas entre los j¨®venes rohingyas. ¡°No quer¨ªa marcharme pero, cuando la polic¨ªa lleg¨®, ella se jur¨® a s¨ª misma que no soportar¨ªa ver c¨®mo me torturaban¡±, explica. ¡°As¨ª que me alej¨¦ corriendo y me escond¨ª en la maleza. La polic¨ªa les dijo a todos los hombres que se tumbaran y luego les pate¨® uno por uno. Mucha gente fue detenida y entregada a las turbas de rajines¡±.
Los relatos como este son dif¨ªciles de verificar, dado que una gran parte del norte del Estado de Arakan es una zona prohibida para los periodistas y los observadores independientes. Pero las afirmaciones de los refugiados encajan con los informes de las organizaciones de derechos humanos como Amnist¨ªa Internacional y Human Rights Watch (HRW), que se?alan que las fuerzas de seguridad se han centrado en las zonas habitadas por musulmanes despu¨¦s de los disturbios. Los rohingyas han sido golpeados, violados y asesinados por las fuerzas de seguridad y los budistas rajines, seg¨²n Amnist¨ªa.
Birmania declar¨® el estado de emergencia el 10 de junio y despleg¨® sus tropas para sofocar los disturbios. Pero HRW ha acusado al Gobierno de organizar una ¡°respuesta policial brutal y arbitraria¡±. Brad Adams, director para Asia de esta ONG, ha dicho que la comunidad internacional ha estado ¡°cegada por una narrativa rom¨¢ntica de cambios trascendentales¡± en Myanmar.
Los rohingyas como Hanif y Shah Noor acusan al Gobierno de fomentar la masacre al instar a los rajines a matar a los rohingyas "kala" (negros), una estrategia abiertamente racista que ha convertido a los vecinos en asesinos.
Se?alan que muchas de las v¨ªctimas de los disturbios murieron por heridas de bala, a pesar de que los alborotadores iban armados principalmente con machetes y garrotes. ¡°Fue el Gobierno¡±, dice Shah Noor en voz baja. ¡°Sin el respaldo militar, los moghs nunca se habr¨ªan atrevido a atacarnos. El Gobierno quiere echarnos del pa¨ªs¡±.
El 11 de julio, el presidente birmano, Thein Sein, indic¨® que el pa¨ªs podr¨ªa resolver el problema expulsando a todos los rohingyas o haciendo que Naciones Unidas los reubicase, una propuesta que un funcionario de Naciones Unidas rechaz¨® inmediatamente. Birmania considera a los musulmanes rohingyas inmigrantes ilegales de Bangladesh. Los funcionarios bangladesh¨ªes dicen que la realidad geopol¨ªtica de la regi¨®n hace que eso sea improbable.
¡°?Por qu¨¦ iba cualquier bangladesh¨ª a trasladarse de este pa¨ªs, en el que est¨¢ seguro, a uno donde tiene la seguridad de que lo van a perseguir o matar porque all¨ª no tiene derechos?¡±, preguntaba un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores en Dhaka.
¡°Desde la independencia del Gobierno brit¨¢nico en 1947, Bangladesh ha sido m¨¢s pr¨®spero y abierto que Birmania¡±. El funcionario se?alaba que Birmania hab¨ªa firmado acuerdos con Bangladesh para aceptar nuevamente a los refugiados en 1979, 1994 y 2011. ¡°Las listas del censo de varias elecciones celebradas en Birmania en los ¨²ltimos 50 a?os, adem¨¢s de los acuerdos firmados con el Gobierno de Bangladesh, demuestran que los rohingyas son ciudadanos de Birmania¡±, afirmaba.
Mohammad Hanif asegura que Arakan es el ¨²nico hogar que conoce. ¡°Esperamos que las naciones del mundo nos ayuden a regresar. Queremos que acabe el derramamiento de sangre¡±.
(c) Guardian News & Media 2012
Traducci¨®n de News Clip
El pueblo maldito de Asia
- Los musulmanes rohingya son una cuarta parte de los cerca de cuatro millones de habitantes de la regi¨®n de Rajine o Arakan, en el oeste de Myanmar.
- Aunque llevan siglos viviendo en esa regi¨®n, el Estado birmano no los reconoce como una m¨¢s de las 135 "etnias nacionales".
- Los conflictos entre los rohingya y la mayoritaria comunidad budista son habituales en Rajine. En junio la violencia sectaria caus¨® 78 muertes. Tras los incidentes, las fuerzas de seguridad cometieron asesinatos, violaciones y detenciones en masa contra la minor¨ªa musulmana, seg¨²n la ONG Human Right Watch.
- Las autoridades birmanas mantienen que los rohingya proceden de Bangladesh. Pero en el pa¨ªs vecino no son bienvenidos y unos 300.000 viven hacinados en campos de refugiados.
- La ONU ha pedido la modificaci¨®n de una ley de 1982 que les niega su derecho a la ciudadan¨ªa y restringe su libertad de movimiento en Rajine.
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