Soldados israel¨ªes denuncian los abusos contra ni?os y adolescentes palestinos
El esquema de conducta rutinario del Ej¨¦rcito en los territorios ocupados no diferencia entre mayores y menores de edad, dicen los militares que se han atrevido a romper el silencio
El joven D. ha pasado como la mayor¨ªa de los israel¨ªes tres a?os en el Ej¨¦rcito. A diferencia del resto, lleg¨® un momento en el que decidi¨® desertar porque no le gustaba lo que ve¨ªa ni lo que se ve¨ªa obligado hacer. Pas¨® por la c¨¢rcel y ahora se plantea dejar por escrito las experiencias que le marcaron como soldado y que no se puede quitar de la cabeza. Puede que las que m¨¢s le ronden sean las de los ni?os. Las de los soldados que pegan y abusan de los ni?os, a menudo v¨ªctimas de los excesos del Ej¨¦rcito de ocupaci¨®n. Su experiencia y la de otros soldados que han decidido hablar, las publica Breaking the silence, la organizaci¨®n israel¨ª que aspira a romper el silencio que rodea a los cr¨ªmenes y excesos que cometen los j¨®venes soldados en un pa¨ªs en el que la mili es obligatoria y que se siente en guerra permanente.
D. pone ahora palabras a sus traumas sentado en una cafeter¨ªa de Jerusal¨¦n. ¡°Entramos en un pueblo. Tomamos la escuela y detuvimos a todos los hombres de entre 14 y 50 a?os porque nos hab¨ªan dicho que gente del pueblo hab¨ªa tirado piedras. Eran las tres de la ma?ana. Los soldados llegaban con decenas de detenidos, esposados y con los ojos vendados. Uno detr¨¢s de otro. Formaban un tren. Estaban aterrorizados. Unos lloraban. Otros se hac¨ªan pis. Los soldados les zarandeaban y les tiraban de las orejas. Luego les sentaron durante horas y les interrogaron. Las esposas de pl¨¢stico les cortaba la circulaci¨®n¡±. Y prosigue: ¡°Me toc¨® escoltar con otro soldado a un detenido de unos 14 a?os al ba?o. El oficial mir¨® para atr¨¢s y al ver que no hab¨ªa testigos le dio un pu?etazo al chico y lo tiro al suelo, que estaba lleno de mierda¡±. D. decidi¨® que no quer¨ªa participar nunca m¨¢s en incidentes de ese tipo y desert¨® antes de que le recolocaran en una base como param¨¦dico.
Los testimonios de los soldados hablan de un esquema de conducta rutinario en el que no diferencian entre mayores y menores de edad y en el que a los varones palestinos se les trata como un bloque homog¨¦neo y peligroso. Las escenas que relatan los soldados se parecen mucho entre ellas: los militares entran en un pueblo palestino en el que ha habido manifestaciones o desde donde los j¨®venes han tirado piedras y efect¨²an detenciones masivas. Maniatan a los detenidos y les vendan los ojos. Les dejan durante horas sentados en el suelo, muertos de miedo. Es durante esas horas cuando se producen las amenazas de muerte, las palizas y las humillaciones a los supuestos sospechosos. O una patrulla entra en un pueblo palestino, los ni?os tiran piedras contra los militares y acaban detenidos como los mayores. O ni?os a los que se utiliza como escudos humanos para entrar en casas y efectuar detenciones.
Algunas de las historias de los soldados revelan incidentes graves, que explican son posibles porque sienten que operan en un clima de impunidad; que hagan lo que hagan es muy poco probable que acaben en la c¨¢rcel por maltratar a un menor. ¡°Nuestra misi¨®n es cazar a los malos. Lo dem¨¢s son da?os colaterales¡±, explica Amer, un joven sargento, que ha pasado a la reserva. ¡°La consigna es que todos son culpables hasta que no se demuestre lo contrario. Por eso entramos en las casas por la fuerza bruta, como si todos los palestinos fueran suicidas. Por eso y porque el Ej¨¦rcito aplica un apol¨ªtica de riesgo cero. Casi todo vale con tal de no arriesgar lo m¨¢s m¨ªnimo la vida de un soldado¡±, a?ade .
Gerard Horton, de Defence for Children International, organizaci¨®n dedicada a velar por los derechos de los menores en los territorios ocupados palestinos, habla de varios tipos de abusos a menores palestinos y pide ¡°que se les trate igual que a los ni?os israel¨ªes¡±. Para Horton, como para muchos observadores, uno de los grandes problemas es ¡°la propia existencia de un Ej¨¦rcito de ocupaci¨®n durante 45 a?os. Claro que no est¨¢n entrenados para detener a ni?os, porque la idea de un Ej¨¦rcito no es que se dedique a controlar a una poblaci¨®n durante d¨¦cadas¡±.
- ¡°Al principio te sientes mal¡±. Sargento primero, Nabl¨²s, 2005.
¡°Entramos en los pueblos [palestinos] todos los d¨ªas por lo menos dos o tres veces para hacer sentir nuestra presencia es como si les ocup¨¢ramos. Para demostrarles que esa zona es nuestra, no suya [¡] Al principio, apuntas con tu arma a un ni?o de cinco a?os y despu¨¦s te sientes mal; piensas que no est¨¢ bien. Luego, llega un momento en el que¡ te pones tan nervioso y est¨¢s tan harto de entrar en los pueblos y de que te tiren piedras. Pero est¨¢ claro que est¨¢s dentro del pueblo y que acabas de pasar el edifico de la escuela y que los ni?os te van a tirar piedras. Una vez, mi conductor sali¨® y sin parpadear, cogi¨® a un ni?o y le dio una paliza. El ni?o estaba simplemente sentado en la calle.
- ¡°Se hizo caca, o¨ª como lo hac¨ªa, fui testigo de su humillaci¨®n. Lo ol¨ª. Pero me daba igual¡±. Sargento primero, Hebr¨®n 2010.
Me acuerdo sobre todo de los adolescentes. Una vez detuvimos a tres chicos; eran parte de una banda que no paraba de tirarnos piedras y eran s¨®lo ni?os. [¡] Cuando le llevamos en el jeep me acuerdo que escuch¨¦ como se hac¨ªa caca en los pantalones. Tambi¨¦n me acuerdo de otra vez que uno se hizo pis encima. ME daba igual, me resultaba totalmente indiferente. Se hizo caca, o¨ª como lo hac¨ªa, fui testigo de su humillaci¨®n. Lo ol¨ª. Pero me daba igual.
- ¡°El oficial dispar¨® a los piernas, pero desde una distancia muy corta¡±. Sargento primero. Hebr¨®n, 2008.
A veces usamos botes de humo. En un momento dado, el oficial dispar¨® a los piernas, pero desde una distancia muy corta. No s¨¦ por qu¨¦. Desde unos 20 metros, algo as¨ª. En el momento que lo hac¨ªa, un ni?o se estaba agachando para recoger una piedra y le dispararon en la cabeza. A partir de ah¨ª, el incidente se agrav¨®, vinieron los param¨¦dicos, una ambulancia jud¨ªa, una ¨¢rabe. No me acuerdo exactamente. Despu¨¦s un rato largo, porque la situaci¨®n era peligrosa y la mitad de su cerebro estaba fuera del cr¨¢neo. Al final lleg¨® al hospital y creo que dos d¨ªas despu¨¦s muri¨®. Mirando los hechos, se podr¨ªa pensar que fue una muerte inintencionada. Pero yo conozco al ese oficial y aquello fue intencionado.
- ¡°Siempre esos llantos¡±. Sargento. Hebr¨®n, 2010.
Siempre esos llantos. Est¨¢n esos momentos tan molestos cuando est¨¢s en una misi¨®n de detenci¨®n y no hay sitio en la comisar¨ªa y te tienes que llevar al ni?o de vuelta contigo al puesto militar, vendarle los ojos, ponerle en una habitaci¨®n y esperar a que la polic¨ªa venga a recogerlo a la ma?ana siguiente. Se queda all¨ª sentado como un perro¡
- ¡°Dispar¨® porque es el que manda¡±. Sargento primero, Nabl¨²s 2006-2007.
Son cr¨ªos. Hay muchas posibilidades de que yo hiciera lo mismo si estuviera en su lugar. Hubo un caso de un comandante que decidi¨® disparar a uno en la pierna porque ¨¦l es el que manda. Balas de verdad.
- ¡°Tratan de entrar en Israel porque sus familias pasan hambre¡±. Sargento, Franja de Gaza. 2008.
En Nahal Oz, los ni?os intentan venir para encontrar comida o algo. Los padres deben enviarles para intentar entrar en Israel porque sus familias pasan hambre. Creo que los ni?os ten¨ªan 14 o 15 a?os. Me acuerdo de un ni?o, que estaba ah¨ª sentado, con los ojos vendados y vino un soldado del que se sab¨ªa que era un idiota, le golpe¨® y le ech¨® grasa del rifle por encima.
- ¡°Le lanz¨® una granada de sonido y el ni?o sali¨® corriendo¡±. Sargento, Ramala 2009.
Nos hab¨ªa llegado el mensaje de que alguien hab¨ªa tocado la valla. [¡] All¨ª hab¨ªa tres ni?os, el mayor de ellos de 15 y uno peque?o de siete u ocho y otro que deb¨ªa estar entre medias. El comandante los detuvo y quiso hacer unas comprobaciones, as¨ª que los sent¨® al borde de la carretera a cinco metros de distancia cada uno. [¡] Abri¨® las puertas traseras del jeep y meti¨® al ni?o [el m¨¢s peque?o]. No le peg¨® pero le amenaz¨® brutalmente y el ni?o empez¨® a llorar. Cuando obtuvo al informaci¨®n que quer¨ªa, detuvo a los otros dos ni?os y el peque?o volvi¨® al pueblo. Le grit¨® ¡°vete, vete al pueblo¡±. El ni?o estaba aterrado. El comandante lanz¨® una granada de sonido y el ni?o sali¨® corriendo.
- ¡°Los soldados salieron con bates y empezaron a dar palizas¡±. Sargento, Ramala 2006-2007
Hicimos una incursi¨®n en una casa abandonada, despu¨¦s de que hubiera habido choques en Calandia un viernes. Los soldados salieron con bates y empezaron a dar palizas hasta que dejaron a la gente hecha papilla. A los ni?os que quedaban por all¨ª los detuvieron. Hac¨ªan corree a la gente. A los que se quedaban rezagados, les pegaban con los bates. A los que estaban en el suelo, tambi¨¦n. [Mi unidad hizo esto] varias veces. Por lo menos cuatro o cinco. Con ni?os deferentes probablemente¡ [¡] para que aprendieran la lecci¨®n. S¨®lo espero que los ni?os que acaban detenidos en la base militar o en la comisar¨ªa no vuelvan a tirar piedras, pero me temo que ese no es el resultado.
Humanizar a los soldados
Mohamad, el mayor de los hermanos, lleva de la mano al peque?o de visita a los chepckpoints israel¨ªes. Salen de su pueblo, a las afueras de la ciudad palestina de Hebr¨®n, al encuentro de los soldados para hablar con ellos. Esta actividad tan at¨ªpica forma parte de los deberes que les ha puesto la psic¨®loga para superar las secuelas de la operaci¨®n militar que presenci¨® en su propia casa. "Los soldados atacaron nuestra casa durante varios d¨ªas con los ni?os dentro. Estaban aterrorizados", explica la madre de familia en la planta baja de la casa. Dos de los hijos entraron en shock durante la incursi¨®n. Una de las hijas perdi¨® el conocimiento debido a un exceso de inhalaci¨®n de gas lacrim¨®geno. La peque?a todav¨ªa tiene convulsiones. El peque?o se fue aislando poco a poco.
El aislamiento y la agresividad son dos de los s¨ªntomas m¨¢s t¨ªpicos, seg¨²n los especialistas del equipo de M¨¦dicos sin Fronteras en Hebr¨®n. Concentran sus esfuerzos en terapias de corta duraci¨®n, principalmente de enfoque cognitivo conductual, con las que tratan de borrar algunos de los traumas infantiles. La terapia de exposici¨®n a los soldados que practica Mohamad con su hermano forma parte del programa en el que participan ni?os y adultos. Humanizar a los soldados, ponerles cara y voz, les est¨¢ ayudando mucho dice el mayor de la familia.
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