Los unionistas protestantes atizan de nuevo la violencia en el Ulster
La polic¨ªa pide apoyo pol¨ªtico para atajar los disturbios en Irlanda del Norte
Tres noches consecutivas de disturbios protagonizados por grupos unionistas en el norte de Belfast han vuelto a atizar las tensiones entre las dos comunidades hist¨®ricamente enfrentadas en el Ulster, cuyos representantes conviven hoy en razonable sinton¨ªa en el Gobierno aut¨®nomo. Unos mandos policiales desbordados reclaman la acci¨®n urgente de los dirigentes pol¨ªticos para encarar este nuevo brote de violencia religiosa, expresi¨®n de la falta de acomodo de los protestantes radicales en la Irlanda del Norte surgida de los acuerdos de paz. En definitiva, se sienten discriminados frente al creciente peso pol¨ªtico y demogr¨¢fico de los republicanos cat¨®licos.
El calendario de desfiles que preparan los protestantes para el 29 de septiembre ¡ªcuando se cumplir¨¢ el centenario de la sublevaci¨®n masiva unionista de 1912¡ª es el marco en el que se ha amparado ese sector para dar rienda suelta a su ira. La protesta ante las ¡°restricciones¡± a las que les somete la comisi¨®n encargada de adjudicar las rutas de sus marchas, mientras se muestra m¨¢s ben¨¦vola con otros actos organizados por los cat¨®licos, deriv¨® el pasado domingo en una agresi¨®n contra el desfile de una banda de flautistas republicanos frente a un centro orangista. Solo los ca?ones de agua de la polic¨ªa pudieron contener a m¨¢s de tres centenares de lealistas armados con c¨®cteles molotov, ladrillos y otros objetos contundentes en el barrio de Lower Shankill, que habitan ambas comunidades.
Desde entonces, el episodio ha tenido una r¨¦plica diaria y solo cuando las fuerzas policiales ya registraban 62 heridos entre sus filas, el primer ministro de la provincia, el unionista Peter Robinson, sali¨® ayer a la palestra para condenar a ¡°quienes violan la ley¡± e incurren en la ¡°desobediencia civil¡±. Muy criticado por su silencio, Robinson prometi¨® buscar una soluci¨®n a esa ¡°guerra de desfiles¡± junto a su n¨²mero dos en el Gobierno, el dirigente del Sinn Fein, Martin McGuinness, con el objetivo de neutralizar nuevos amagos de disturbios y, sobre todo, ante una posible evoluci¨®n violenta de los festejos unionistas de finales de septiembre.
62 polic¨ªas heridos
- Grupos unionistas radicales han provocado disturbios en Belfast durante tres noches consecutivas.
- 62 agentes de polic¨ªa han resultado heridos en los enfrentamientos.
- El primer ministro de la provincia, el unionista Peter Robinson, tard¨® tres d¨ªas en condenar los disturbios.
En su comparecencia p¨²blica, el primer ministro no aludi¨® expl¨ªcitamente al suceso desencadenante de los disturbios, el paseo de una banda de flautistas pr¨®xima al Sinn Fein (brazo pol¨ªtico del IRA) frente a las mismas puertas de uno de los bastiones de los protestantes radicales, con los permisos oficiales en regla. Robinson admiti¨®, sin embargo, su pretensi¨®n de acabar con la Comisi¨®n de Desfiles, la que define los territorios de las expresiones nacionalistas de ambas comunidades, revelando una desconexi¨®n con el mundo real en las calles de Belfast que no avanza a la misma velocidad que los acuerdos pol¨ªticos.
Tres d¨¦cadas de enfrentamiento entre comunidades, tuteladas por un Ej¨¦rcito brit¨¢nico que fue parte activa de un conflicto con un balance de 3.500 muertes, no pueden borrarse de un plumazo y a ra¨ªz de la firma de los acuerdos del Viernes Santo en 1998. Al igual que el abandono de las armas por parte del IRA se tradujo en focos de disidencia hoy controlados pero no extinguidos definitivamente, el bando de los unionistas radicales muestra crecientes tensiones internas. Sus l¨ªderes pol¨ªticos encabezan el Gobierno del Ulster, pero los principales grupos paramilitares (UVF y UDA) juegan una doble carta. Oficialmente se han adscrito al alto el fuego que impera en Irlanda del Norte, pero al mismo tiempo azuzan a aquellos elementos descontrolados capaces de incendiar las noches de Belfast, como en los ¨²ltimos d¨ªas.
Mientras McGuinness, anta?o destacado miembro del IRA, cuenta con el respaldo suficiente de sus bases republicanas para saludar p¨²blicamente a la reina de Inglaterra hace unos meses, su aliado en el Gobierno, Peter Robinson, debe todav¨ªa demostrar que es capaz de controlar a sus huestes en los desfiles orangistas y de alto riesgo de finales de septiembre. La pelota est¨¢ hoy en el campo protestante.
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