La ambulancia, s¨ªmbolo de la crisis portuguesa
Torres Vedras, una ciudad de 40.000 habitantes, se ha quedado sin veh¨ªculo de urgencias por falta de recursos. Atend¨ªa a un ¨¢rea de 200.000 personas
En un esquinazo del hospital de Torres Vedras, languidece la ambulancia sin que nadie la use. Todo un s¨ªntoma en un pa¨ªs, Portugal, ahogado por los recortes y monitorizado por la troika, que ve c¨®mo se dedican cada vez menos recursos a que funcionen sus propios bienes de Estado moderno en una din¨¢mica circular que empobrece todo. Hasta hace una semana este veh¨ªculo era atendido por un m¨¦dico especialista y un enfermero tambi¨¦n especializado que se encargaban de acudir, junto con otra ambulancia conducida por un par de bomberos, a las emergencias de esta ciudad, situada a 40 kil¨®metros de Lisboa y con una poblaci¨®n de 40.000 personas -la ambulancia atiende, sin embargo, a un ¨¢rea de hasta 200.000 personas . ¡°Hab¨ªa d¨ªas que sal¨ªa cinco veces y hab¨ªa d¨ªas, de siete. Se usaba mucho¡±, explica un bombero en el mismo hospital.
Desde el 1 de septiembre, fecha en que una nueva empresa se ha hecho con la subcontrata del servicio, estos m¨¦dicos y estos enfermeros se niegan a trabajar debido a que, sin previo aviso, se les ha recortado el salario: de 21 euros a la hora han pasado a ganar 18, sin descontar impuestos. La ambulancia es del Estado, pero como el hospital carece de medios para atenderla, las 15 personas entre m¨¦dicos y especialistas que se ocupan de ella lo hacen por medio de una empresa intermediaria. ¡°Hubo un nuevo concurso, y en septiembre una nueva empresa, con un precio m¨¢s econ¨®mico, se hizo con el servicio. Sin consultarnos a nosotros, nos incluy¨® en su plan de trabajo,? pero rebaj¨¢ndonos el sueldo hasta un nivel intolerable¡±, explica Ricardo M¨¢rquez, un m¨¦dico cubano especialista en cat¨¢strofes y con m¨¢s 16 a?os de experiencia en emergencias callejeras.
El comandante del puesto de bomberos de Torres Vedras, Fernando Bar?o, asegura que la situaci¨®n es grave y que ahora, cuando hay una emergencia, salen solos, sin m¨¦dicos, y que se limitan a transportar al herido al hospital lo m¨¢s r¨¢pidamente posible. ¡°Luchamos durante mucho tiempo para contar con un coche con m¨¦dico y enfermero, para que se ocuparan sobre todo de los ataques cardiacos, de los accidentados de carretera, y lo trajeron hace cuatro a?os. Pero as¨ª est¨¢n las cosas ahora, estamos retrocediendo sin parar...¡±, explica en su cuartel de bomberos voluntarios con un deje de resignaci¨®n amargo.
Joana Rodrigues, directora del Hospital de Torres Vedras, aclara que se limitaron a cumplir la ley de un Gobierno empe?ado en ahorrar y en cumplir los compromisos de d¨¦ficit: ¡°Desde hace un a?o, el Ministerio de Sanidad exige que todos estos contratos y subcontratos de servicios p¨²blicos sean, como m¨ªnimo, un 10% m¨¢s baratos. Nosotros nos limitamos a escoger la empresa que cumpl¨ªa la ley, esto es, que presentaba la oferta ajustada al presupuesto. De d¨®nde recorten ellos, es su problema...¡±, a?ade Rodrigues. Asegura que el hospital negocia con la empresa intermediaria para solucionar cuanto antes el problema. Y promete que en los pr¨®ximos d¨ªas la ambulancia de emergencias de Torres Vedras circular¨¢ de nuevo con su m¨¦dico y su enfermero.
Mientras, el veh¨ªculo ¡ªmoderno y perfectamente equipado¡ª acumula polvo y consistencia de s¨ªmbolo en un pa¨ªs asfixiado, rescatado econ¨®micamente hace m¨¢s de un a?o, con una econom¨ªa en retroceso y un paro creciente que ya llega al 15,6%. Un pa¨ªs que parece achicarse cada semana, incapaz de sostenerse, presa de estas paradojas algo absurdas.
Otro ejemplo: las autopistas que a causa de las crisis son ahora de peaje est¨¢n infrautilizadas. Muchos automovilistas, para ahorrar, prefieren volver a circular por las viejas y peligrosas v¨ªas nacionales de dos carriles por sentido, como hace muchos a?os. Semanas atr¨¢s, en un peri¨®dico portugu¨¦s, el due?o de un restaurante de carretera nacional en el sur de Portugal aseguraba que ha ganado en los ¨²ltimos meses un 30% de clientela. Entretanto, las autopistas modernas y eficientes concebidas para desarrollar regiones enteras duermen vac¨ªas y sin uso, como si pertenecieran a otro Estado, a otro Portugal.
Hay vecinos de Torres Vedras, como Hernan Figueira, de 84 a?os, que a la hora de comentar la historia de la ambulancia varada apelan a la rabia y se quejan de la ¡°banda de ladrones que entrega las cosas de todos a otra banda de ladrones¡±; otros, como Mar¨ªa Melo, de 48 a?os, recurren a la iron¨ªa y al humor negro y aseguran que si todo sigue as¨ª ¡°los enfermos se morir¨¢n por el camino¡±. Hay otros, como Mar¨ªa da Concep??o Franco, de 70 a?os, que no saben salir de la amargura: ¡°Cada vez nos quedan menos cosas¡±.
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