Camino de la reelecci¨®n
Los dem¨®cratas estadounidenses han demostrado en su convenci¨®n ser el partido que m¨¢s se parece a la sociedad norteamericana
La Convenci¨®n del Partido Dem¨®crata de Charlotte ha logrado presentar a la sociedad norteamericana un proyecto m¨¢s claro y tambi¨¦n m¨¢s completo y seguro que la republicana de Tampa. Aunque desde hace semanas las encuestas muestran un empate t¨¦cnico los dem¨®cratas han logrado centrar su poderoso mensaje con rotundidad. El presidente y ya candidato oficial Barack Obama confirm¨® en su discurso del jueves algo que desde hace ya mucho tiempo se respira en el ambiente: nunca antes en los EE UU hubo dos proyectos pol¨ªticos tan distintos, esa es la realidad y tambi¨¦n la estrategia.
En Charlotte los dem¨®cratas se han presentado como lo que sin duda hoy son, el partido que m¨¢s se parece a la sociedad norteamericana, una sociedad en la que las tradicionales minor¨ªas ser¨¢n mayor¨ªa muy pronto, un partido diverso que cree en una sociedad abierta, inclusiva, plural y tolerante. Una sociedad que ha cambiado mucho y que tiene miedo del potencial retroceso moral, social, econ¨®mico y de oportunidades que representan unos republicanos dominados por la extrema derecha religiosa y muchas de las mayores fortunas de este pa¨ªs. En tiempos de crisis y sin que el presidente Obama haya logrado consolidar la econom¨ªa en una nueva senda de crecimiento, algo que atendiendo a la historia de previas elecciones deber¨ªa ser suficiente para que no resultase reelegido, el mensaje de proyecto de pa¨ªs resulta fundamental. As¨ª, los dem¨®cratas, durante toda la semana, han propuesto continuar recuperando esa Am¨¦rica de la oportunidad, la del sue?o americano, que ha sucumbido tras la dura crisis provocada por los que como Mitt Romney practican un individualismo duro y despiadado, se han enriquecido en los a?os de la desbocada carrera de la desregulaci¨®n y carecen de proyecto econ¨®mico alguno salvo el de los recortes y la eliminaci¨®n de impuestos para los m¨¢s ricos y las grandes corporaciones. La experiencia profesional de Mitt Romney al frente de sociedades dedicadas a liquidar empresas en dificultades y a deslocalizar empleo en el extranjero no ayuda precisamente a los republicanos que, en Tampa, a pesar de que la coyuntura econ¨®mica les acompa?a no han logrado convencer de que su proyecto econ¨®mico es m¨¢s fiable. Los discursos de Bill Clinton y del propio Obama contienen la hoja de ruta de lo que ser¨¢ el principal debate de esta campa?a, la econom¨ªa, aunque no el ¨²nico. Los dem¨®cratas han logrado relacionar con habilidad el d¨¦ficit y la deuda publica norteamericana con la gesti¨®n de los republicanos, es cierto, lo cual complica mucho al Partido Republicano su estrategia por su inconfesable compromiso fiscal con las empresas y los millonarios que financian su campa?a. Donantes que quieren menos impuestos, recuperar el negocio sanitario y liberar Wall Street de interferencias innecesarias. As¨ª, como dijo Clinton, no salen las cuentas. Con todo, da incluso la sensaci¨®n de que con el ticket Romney-Ryan habr¨ªa poco que hacer si no fuera por el fenomenal colch¨®n de d¨®lares que han amasado este verano. De ah¨ª el discurso dem¨®crata de la oportunidad, del empleo tradicional en industria y manufacturas en peque?as y medianas empresas que necesitan recuperar los viejos lazos p¨²blico-privados de cooperaci¨®n para crear empleo, prosperidad, innovar y ser sostenibles en una econom¨ªa globalizada muy competitiva. Una f¨®rmula que garantiza el mantenimiento fuerte y sano de la estructura social de las comunidades de este pa¨ªs, el lugar en el que entre todos se puede salir adelante, all¨ª donde a nadie le faltar¨¢ una oportunidad. La reforma sanitaria de Obama -la ha universalizado-, la reivindicaci¨®n del salvamento de la industria del autom¨®vil, la apuesta por la educaci¨®n p¨²blica, la puesta en marcha de pol¨ªticas de igualdad de g¨¦nero, el derecho de las mujeres a decidir sobre su maternidad, el matrimonio gay, y la oposici¨®n frontal a la adopci¨®n de medidas de austeridad forzadas por la crisis que puedan debilitar los pilares del sue?o americano son los ejes fundamentales de esta campa?a que, de nuevo, sintetiz¨® como nadie Obama en un gran discurso que fue de menos a m¨¢s y que culmin¨® con una vibrante segunda parte. Conf¨ªo en que lo mismo ocurra con su carrera y veamos un segundo mandato.
Juan Moscoso del Prado es diputado y miembro de Comisi¨®n Ejecutiva Federal del PSOE
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