¡°As¨ª no podemos vivir¡±
Las protestas contra las autoridades palestinas se multiplican en Cisjordania La poblaci¨®n estalla contra la falta de perspectivas y la subida de precios
Las protestas que desde hace una semana recorren las calles palestinas en contra del Gobierno y la subida de los precios han empezado a surtir efecto. El Ejecutivo que encabeza el prooccidental Salam Fayad ha anunciado una bater¨ªa de medidas econ¨®micas para aplacar unas protestas que corren el riesgo de propagarse de la mano de una poblaci¨®n empobrecida y frustrada ante la ausencia de un plan de paz en el horizonte que ponga fin a la ocupaci¨®n israel¨ª. En la calle, los manifestantes ignoraron las nuevas medidas econ¨®micas por considerar que llegan demasiado tarde y que son adem¨¢s insuficientes.
La bajada de la gasolina a los niveles de agosto, el recorte de los gastos de representaci¨®n y viajes de los pol¨ªticos y la reducci¨®n del IVA son algunas de las iniciativas anunciadas, que muestran el nerviosismo que cunde en los despachos oficiales en Ramala.
¡°El pueblo pide la ca¨ªda de Fayad¡±, coreaba una y otra vez la marcha que ha recorrido el centro de Ramala la tarde del martes y en la que se han podido ver banderas palestinas, alguna que otra careta de Anonymus, y carteles en contra del Gobierno palestino y de los acuerdos con Israel. ¡°Autopsia a Arafat, autopsia a los acuerdos de Oslo¡±, rezaba uno de ellos. ¡°Las medidas que ha anunciado Fayad no son suficientes. He tenido que dejar la universidad porque no pod¨ªa pagar. Mi padre est¨¢ en paro y tengo cuatro hermanos. As¨ª no puedo vivir¡±, se quejaba Mahmud Arar, de 22 a?os, durante la marcha. Por la ma?ana ha habido otra protesta en Ramala.
Este es el s¨¦ptimo d¨ªa consecutivo de in¨¦ditas protestas en las principales ciudades de los territorios palestinos y que el lunes registraron episodios de violencia en Hebr¨®n. El lunes hubo huelga de transporte y los taxistas preparan nuevos paros. Por las noches, los neum¨¢ticos incendiados por los manifestantes proliferan en las calles de Hebr¨®n, Ramala, Nabl¨²s y Bel¨¦n.
Lo inusual de estas protestas es que est¨¢n dirigidas contra el Gobierno palestino y no contra Israel. Que los j¨®venes de Hebr¨®n tiren piedras contra los soldados israel¨ªes o contra los colonos es relativamente frecuente. Que agredan a la polic¨ªa palestina como sucedi¨® el lunes es excepcional. Hasta el momento, las fuerzas de seguridad han tratado a los manifestantes con guante de seda, por orden expresa del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas. En la manifestaci¨®n de Ramala apenas se les ve¨ªa, algo muy poco habitual en una sociedad controlada de cerca y con mano dura por la polic¨ªa.
El presidente Abbas se apresur¨® a bautizar hace d¨ªas en El Cairo la serie de protestas como ¡°la primavera ¨¢rabe palestina¡±. La etiqueta resulta prematura, seg¨²n los observadores, que no descartan sin embargo que las protestas deriven en algo m¨¢s serio dada la frustraci¨®n que acumula la poblaci¨®n. ¡°La situaci¨®n es insostenible. Puede pasar cualquier cosa¡±, estima el empresario palestino Sam Bahur, para quien, al margen de la incompetencia del Ejecutivo palestino, la ocupaci¨®n israel¨ª impide el desarrollo de la econom¨ªa. ¡°Controlan nuestra libertad de movimientos, nuestro comercio, el agua, la electricidad¡ nuestro problema no es econ¨®mico; es pol¨ªtico¡±, opina.
El fin de los acuerdos que regulan las relaciones comerciales y fiscales con Israel es una de las principales demandas. Piden la revisi¨®n del Protocolo de Par¨ªs, hasta hace d¨ªas desconocido por buena parte de la poblaci¨®n palestina y ahora est¨¢ en boca de todos. Se trata del ap¨¦ndice econ¨®mico de los acuerdos de Oslo, firmado hace ahora 19 a?os. Vincula, entre otros asuntos, el precio del combustible de los palestinos al que se vende en Israel ¡ªpuede ser como m¨¢ximo un 15% m¨¢s barato¡ª, a pesar de que ambas econom¨ªas no son comparables. El protocolo de Par¨ªs, como los acuerdos de Oslo, se redact¨® con la intenci¨®n de que fuera un texto provisional a la espera de un acuerdo de paz entre palestinos e israel¨ªes que no acaba de llegar.
Al margen de que ciertos actores pol¨ªticos palestinos puedan sacar partido pol¨ªtico de unas protestas cuya cabeza de turco es el primer ministro, que no pertenece al gubernamental Fatah, lo cierto es que el ambiente est¨¢ muy caldeado en los territorios palestinos. En Israel, en los despachos y en la prensa empieza a escucharse de nuevo la temida expresi¨®n ¡°tercera Intifada¡±.
La crisis econ¨®mica mundial ha provocado la ca¨ªda en picado de las donaciones a los palestinos. Los pa¨ªses ¨¢rabes tambi¨¦n han reducido sus contribuciones. Al recorte de fondos se suma el sin fin de obst¨¢culos que Israel interpone al desarrollo de la econom¨ªa palestina, como denuncia el Banco Mundial. En estas condiciones, parece complicado que la vida de los dos millones y medio de palestinos que vive en Cisjordania vaya a mejorar en un futuro pr¨®ximo.
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