No da igual
El silogismo republicano: Barack Obama no es un buen norteamericano, ser¨ªa un socialista
A diferencia de Europa, la ideolog¨ªa en Estados Unidos no es un elemento sustancial en la batalla pol¨ªtica; supuestamente las clases sociales no existen en el nuevo mundo, el t¨¦rmino es casi obsceno y un pensamiento prohibido. Los partidos pol¨ªticos que se turnan en el poder no utilizan los c¨®digos de la izquierda y la derecha, aunque se entienda que el republicano es el partido de los ricos, Wall Street y el mundo de los negocios; y el dem¨®crata, la formaci¨®n de los pobres, de las minor¨ªas, de los inmigrantes. La religi¨®n norteamericana es el ¨¦xito que, seg¨²n la teolog¨ªa del sue?o americano, est¨¢ al alcance de cualquier individuo que demuestre su m¨¦rito, proceda de donde proceda. Casi todos los ciudadanos se sienten clase media. El 6 de noviembre, los estadounidenses optaran entre dos opciones claras sobre el papel del Estado. Para los republicanos se trata de blindar al m¨¢ximo el individualismo de la sociedad, suprimiendo el cors¨¦ de lo p¨²blico, que en su opini¨®n solo sirve para sofocar la libertad personal en la cuca?a del s¨¢lvese quien pueda.
El Estado es el problema. Quedar¨ªa lo publico para hacer la guerra: negros, hispanos y pobres primero, y para rescatar a las v¨ªctimas de los accidentes de tr¨¢fico, cat¨¢strofes naturales y a los heridos de bala; la poblaci¨®n que, aun sin seguro, seguir¨¢ siendo conducida a las urgencias de los hospitales. Y la m¨¢xima desregulaci¨®n del sector financiero, potenciando su destrucci¨®n creativa que tanto contribuyo a la gran Recesi¨®n. Pero hay ciudadanos que adem¨¢s de definirse como capitalistas tambi¨¦n creen en la necesidad de una red de seguridad social, por m¨ªnima que esta sea, para proteger a los m¨¢s desfavorecidos. Su ¨²nico refugio es el partido dem¨®crata. El actual candidato a la vicepresidencia por los republicanos, el ide¨®logo Paul Ryan, anatematizo al presidente por alentar la ¡°lucha de clases¡± al sugerir que los ricos paguen al menos el mismo tipo impositivo que sus secretarias. Quiz¨¢ pensara en Romney, que paga menos de un 15% por sus ingresos, gracias a que sus rentas son de capital y se acogen a un tipo muy reducido. Mientras en Europa nos preocupa la p¨¦rdida de la protecci¨®n social, para los republicanos el peligro es que EE UU se convierta al estado de bienestar europeo. De ah¨ª el silogismo republicano: Obama no es un buen norteamericano, ser¨ªa un socialista.
La alergia ideol¨®gica de la pol¨ªtica en EE UU no nos debe llevar a la conclusi¨®n de que da lo mismo votar a Obama que a Romney. No es indiferente votar por el candidato republicano que defiende el papel superior de la mujer que no ha trabajado un solo d¨ªa fuera de casa, por un partido que llama ¡°zorra¡± a una estudiante que defiende que su universidad provea gratuitamente de anticonceptivos a sus alumnas en su plan sanitario, o que habla de la existencia de ¡°violaciones leg¨ªtimas¡±, o que defiende una ley para que las mujeres que quieran abortar se sometan primero a una prueba de ultrasonidos para que escuchen los latidos del feto, o que quiere la prohibici¨®n del aborto, o declarar inconstitucional el matrimonio de los homosexuales. No debiera serlo, al menos para las mujeres votantes: superan en m¨¢s de 10 millones a los electores varones, votan m¨¢s que estos y su tendencia es mas dem¨®crata.
No da igual votar por Obama que por Romney, que defiende que el 47% de los estadounidenses son par¨¢sitos porque viven con alg¨²n subsidio p¨²blico. No es lo mismo votar por Obama que ha logrado aprobar una reforma sanitaria que proveer¨¢ de seguro m¨¦dico a m¨¢s de 40 millones de ciudadanos, que hacerlo por el expresidente de Bain Capital. partidario de mantener el injusto sistema actual. No da igual votar por Barack Obama, que promete hacer m¨¢s por las laminadas clases medias, que por Romney que habla como un rico, act¨²a como tal y muestra insensibilidad ante los problemas de los que menos tienen. No es lo mismo votar por un candidato que promete aumentar el presupuesto militar para que EE UU blanda un gran garrote en el mundo, a la vez que disminuir¨ªa el gasto social, que por el candidato dem¨®crata. Como tampoco da igual votar a Romney, que promete contener el ascenso de China, que ve a Rusia como el principal enemigo estrat¨¦gico de EE UU, o que comparte con Israel la necesidad de acabar militarmente con el programa nuclear de Ir¨¢n, que votar a Obama, que cree que hay que acomodarse con Pek¨ªn, dialogar con Putin y llegar a una soluci¨®n diplom¨¢tica con los ayatol¨¢s de Teher¨¢n. Quedan 38 d¨ªas pero Romney se desinfla. Comenz¨® a perder cuando se escor¨® demasiado a la derecha en las primarias, entreg¨¢ndose a los lun¨¢ticos del Tea Party.
fgbasterra@gmail.com
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