C¨®nclave comunista en aguas turbulentas
China se enfrenta a uno de los momentos m¨¢s delicados de su ascenso a superpotencia mundial
Los anuncios de la convocatoria del XVIII Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) y de la expulsi¨®n del partido del exalcalde Bo Xilai se hicieron p¨²blicos con apenas unos minutos de diferencia. Es evidente que la c¨²pula del PCCh ha necesitado llegar a un consenso sobre qu¨¦ hacer con el populista representante del ala m¨¢s izquierdista del partido antes de poner fecha a un c¨®nclave decisivo para el futuro del pa¨ªs. El retraso en la celebraci¨®n del congreso, que comenzar¨¢ el 8 de noviembre, muestra tambi¨¦n las dificultades de las distintas facciones del PCCh para negociar la inclusi¨®n de sus representantes en los ¨®rganos decisorios del partido.
China se enfrenta a uno de los momentos m¨¢s delicados de su ascenso a superpotencia mundial, con graves tensiones tanto internas como externas que amenazan la estabilidad en que se han sustentado las tres d¨¦cadas del despegue emprendido por Deng Xiaoping (1904-1997), conocido como el arquitecto de la reforma, en diciembre de 1978. La quinta generaci¨®n de dirigientes que el congreso alzar¨¢ al poder para la pr¨®xima d¨¦cada tendr¨¢ la la responsabilidad de apaciguar las turbulentas aguas en que ahora se mueve el PCCh.
El creciente descontento entre los 1.350 millones de chinos hacia los abusos de poder de los 80 millones de miembros del PCCh, y sobre todo hacia los abusos de los llamados pr¨ªncipes ¡ªlos hijos de los veteranos del partido, la mayor¨ªa de ellos situados en las altas esferas del poder o al frente de las grandes empresas estatales¡ª, ser¨¢ una de las prioridades a abordar por los nuevos dirigentes si quieren garantizar la permanencia del partido al frente del pa¨ªs. La expulsi¨®n de Bo Xilai, conocido como el pr¨ªncipe rojo, y su entrega a la justicia tras acusarle de graves cargos de corrupci¨®n, sobornos e incluso de ¡°relaciones impropias con numerosas mujeres¡± pretende ser un claro mensaje de que la c¨²pula dirigente ha comprendido el malestar del pueblo.
Con la credibilidad del PCCh cada d¨ªa m¨¢s da?ada, el anuncio de que Bo tendr¨¢ que enfrentarse a una dura condena era necesario para que Xi Jinping, el hombre llamado a ser electo en este congreso como nuevo secretario general, pueda pronunciar con dignidad su discurso de investidura, que dedicar¨¢ muy probablemente a la tan cacareada ¡°armonia social¡±. Adem¨¢s, clarificar la situaci¨®n en que se encuentra Bo ¡ªcuya esposa, Gu Kailai, fue hallada culpable del asesinato del hombre de negocios brit¨¢nico Neil Heywood y condenada el pasado agosto a muerte con dos a?os de suspensi¨®n de condena (lo que en la pr¨¢ctica significa cadena perpetua)¡ª aleja el c¨®nclave del destino de quien todo apuntaba a que ser¨ªa nombrado miembro del Comit¨¦ Permanente del Politbur¨®. En este ¨®rgano, que ahora cuenta con nueve esca?os aunque el n¨²mero puede variar, se sienta la direcci¨®n colegiada del PCCh.
En medios diplom¨¢ticos se afirma que la aparici¨®n de numerosos retratos de Mao Zedong en las manifestaciones antijaponesas por las islas que se disputan los dos pa¨ªses fue un gesto m¨¢s del descontento de la poblaci¨®n hacia los enormes desequilibrios generados en las ¨²ltimas d¨¦cadas en el pa¨ªs. Bo, precisamente, se hab¨ªa alzado como defensor de la ortodoxia mao¨ªsta, supuestamente para dar voz a los cientos de millones de chinos que no han logrado beneficiarse de la consigna de Deng, de ¡°enriquecerse es glorioso¡±. Pero enfangado hasta las cejas, seg¨²n han revelado los juicios de su esposa y de su mano derecha, el exjefe de la polic¨ªa de Chongqing Wang Lijun, condenado a 15 a?os de c¨¢rcel, su caso no ha hecho m¨¢s que corroborar las cr¨ªticas de quienes afirman que los dirigentes del PCCh no tienen voluntad de luchar contra la corrupci¨®n porque todos guardan alg¨²n muerto en el armario. Si no en el suyo propio, en el de su familia.
Para uno de los principales disidentes de China, el artista Ai Weiwei ¡ª¨¦l mismo un pr¨ªncipe hijo del conocido poeta Ai Qing¡ª, poco se puede esperar del congreso que no ¡°tendr¨¢ ninguna influencia en la sociedad¡±. Para revertir esta afirmaci¨®n, Xi Jinping y con ¨¦l toda la plana mayor del PCCh que ocupar¨¢ el nuevo Comit¨¦ Central (compuesto de unos 300 miembros) tienen una dif¨ªcil tarea por delante.
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