La guerra no tendr¨¢ lugar (por ahora)
Turqu¨ªa insiste en que no abrir¨¢ un frente militar en el pa¨ªs vecino
La lluvia de fuego de las bater¨ªas de artiller¨ªa Tormenta, de fabricaci¨®n surcoreana, que ha machacado en las ¨²ltimas horas objetivos sirios no parece que vaya a incendiar, por ahora, la antigua tierra del norte de Mesopotamia. En primer lugar, porque el Gobierno de Turqu¨ªa se ha apresurado a proclamar que la moci¨®n aprobada en la Gran Asamblea Nacional, que autoriza una operaci¨®n militar contra Siria, no es una declaraci¨®n de guerra, sino que sigue el modelo de las habituales incursiones ¡ªde ida y vuelta¡ª del Ej¨¦rcito en el norte de Irak contra las bases de la guerrilla separatista del Partido de los Trabajadores del Kurdist¨¢n (PKK).
El segundo argumento es para la comunidad internacional. Turqu¨ªa insiste en que no abrir¨¢ un frente militar en el pa¨ªs vecino ¡ªni siquiera para establecer, como pretende, una zona tamp¨®n de seguridad en territorio sirio: una franja fronteriza en la que proteger a los m¨¢s de 80.000 refugiados que han huido de la guerra civil¡ª sin contar con el visto bueno de Naciones Unidas. Pero la insalvable divisi¨®n entre los miembros permanentes del Consejo de Seguridad ¡ªcon EE UU, Reino Unido y Francia a favor de la intervenci¨®n, frente a Rusia y China, que rechazan toda injerencia internacional¡ª lo hace inviable. La solidaridad expresada con inusual celeridad por la OTAN con un pa¨ªs miembro dif¨ªcilmente se traducir¨¢, por lo dem¨¢s, en una implicaci¨®n directa de la Alianza a favor de Turqu¨ªa entre el Tigris y el ?ufrates.
Y tercero y ¨²ltimo, pero no menos importante, Turqu¨ªa no est¨¢ interesada en desencadenar un conflicto con Siria porque ya tiene su propia guerra en casa. En lo que va de a?o, cerca de 150 miembros de las fuerzas de seguridad turcas y unos 240 guerrilleros del PKK han muerto en los alrededor de 2.000 enfrentamientos armados o atentados, seg¨²n ha reconocido el propio primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan.
El conflicto kurdo se ha recrudecido en Turqu¨ªa desde el estallido de la rebeli¨®n contra el r¨¦gimen de Bachar el Asad en marzo de 2011. El islamista moderado Erdogan lleva intentando pacificar el sureste de Anatolia desde su llegada al poder, pronto har¨¢ una d¨¦cada. Pero el flujo de armas y milicias que atraviesa la ahora porosa frontera con Siria (hasta hace apenas un lustro estaba sembrada de campos de minas y alambradas) ha reactivado la actividad guerrillera. Aprovechando un largo alto, el PKK puede haber trasladado a algunas de sus fuerzas desde las monta?as Qandil ¡ªen la triple frontera de Turqu¨ªa con Ir¨¢n y Siria¡ª hasta las llanuras fluviales del sureste turco.
El mayor pueblo sin Estado del planeta, los cerca de 30 millones de kurdos diseminados en los tres pa¨ªses antes citados, parece sacar partido de cada conflicto que estalla en la regi¨®n. Los kurdos del norte de Irak ganaron la autonom¨ªa regional, aunque los del norte de Siria deber¨¢n esperar a negociar su estatuto con qui¨¦n salga vencedor de la guerra civil.
La guerra turco-siria no tendr¨¢ lugar, pero como apunta el director del Hurriyet Daily News, Murat Yetkin, ¡°los vientos de guerra ya han empezado a soplar con fuerza y nadie sabe que pasar¨¢ dentro de un mes tras la elecci¨®n presidencial en EE UU¡±.
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