Francia encabeza la batalla europea por el crecimiento
El presidente franc¨¦s se erige en el gran aliado de los pa¨ªses del sur
Fran?ois Hollande se ha ganado buena fama de integrador y pacificador durante su larga carrera pol¨ªtica, y en la Uni¨®n Europea que acaba de ganar el Nobel de la Paz est¨¢ cumpliendo ese papel con creciente habilidad y ¨¦xito. Convertido en el mediador de los intereses de Espa?a, Italia, Grecia y Portugal ante Alemania, Hollande se ha erigido en l¨ªder del sur sin que esto implique la menor sumisi¨®n aparente a Berl¨ªn. Al hablar con Angela Merkel desde la sinceridad, el respeto y la claridad, como afirma el "presidente normal" en la entrevista concedida a EL PA?Sy otros diarios europeos, Par¨ªs pensaba luchar en la cumbre de Bruselas por adelantar a 2013 la uni¨®n bancaria, pero finalmente tendr¨¢ que renunciar por dos razones. La primera es que los servicios jur¨ªdicos de la UE dictaminaron el mi¨¦rcoles que el plan de la supervisi¨®n bancaria no se ajusta a los tratados vigentes, lo que obligar¨ªa a reformar los textos y requerir¨¢ un tiempo que impedir¨ªa a Espa?a, Italia e Irlanda obtener ayuda directa para sus bancos. El segundo motivo es de mera cortes¨ªa: a diferencia de lo que hizo Merkel con ¨¦l al aprobar a toda prisa el pacto fiscal con Sarkozy, Hollande pensaba respetar el calendario electoral de una canciller que no deseaba zambullirse en la supervisi¨®n ¨²nica antes de las elecciones
As¨ª que Hollande llega a Bruselas con el objetivo de consolidar algunas decisiones tomadas el 28 y el 29 de junio, donde se convirti¨® en l¨ªder y portavoz del Club Med y logr¨® vencer la resistencia de Berl¨ªn. La permanencia de Grecia en el euro, por la que siempre se ha batido, y un rescate espa?ol sin nuevas condiciones parecen muy cerca de estar rematados, pero lo que m¨¢s preocupa a Par¨ªs en este momento de apuro, desempleo y restricci¨®n presupuestaria y crediticia es que Europa sea el motor del crecimiento y deje de ser caldo de cultivo para la recesi¨®n.
Hollande conf¨ªa en acelerar la puesta en marcha de la tasa Tobin a las transacciones financieras, espera movilizar nueva financiaci¨®n y ofrece a cambio una mejora de la competitividad y una mayor coordinaci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas: ¡°Los pa¨ªses que est¨¢n en super¨¢vit¡±, explica en su primera entrevista con medios extranjeros, ¡°deben relanzar su demanda interior mediante un aumento de sueldos y una bajada de las retenciones; es la mejor forma de expresar su solidaridad¡±.
La brecha fundamental con Alemania es el progreso hacia la uni¨®n pol¨ªtica y federal. Par¨ªs no quiere reformar los tratados para dotar a la zona euro de un Tesoro supranacional que controle las cuentas de los socios, entre otras cosas porque intuye que Berl¨ªn utiliza esa ret¨®rica federalista cuando quiere frenar las necesidades m¨¢s imperiosas de los vecinos franceses. Hollande deja claro que la uni¨®n pol¨ªtica es el final feliz, no el problema que evite llegar a ese final. Fuentes del Gobierno afirman que ¡°no hay necesidad¡± de m¨¢s unidad pol¨ªtica en este momento, y Hollande insistir¨¢ en que la mejor forma de que Europa siga protegiendo los intereses comunes de sus socios es aumentar la integraci¨®n y la solidaridad al mismo tiempo, o como ¨¦l mismo ha acu?ado, la integraci¨®n solidaria.
La manera en que esto se convertir¨¢ en realidad es el nudo gordiano del desacuerdo franco-alem¨¢n: la mutualizaci¨®n de la deuda, es decir, los eurobonos y un fondo de redenci¨®n de las deudas, ser¨ªan el gran salto adelante para el que Alemania no parece preparada, aunque quiz¨¢ pueda estarlo dentro de un a?o si la gran coalici¨®n se instala en el poder. Otros desacuerdos menores se refieren a la posibilidad de imponer reformas estructurales de estilo alem¨¢n, a lo que Par¨ªs se opone, de momento, y a las distintas velocidades a las que deben avanzar los miembros de la UE. Hollande y el BCE defienden que los 17 pa¨ªses del euro deben jugar en el mismo equipo, mientras Merkel y la Comisi¨®n Europea se mueven en t¨¦rminos de ¡®27 menos¡¯, pensando en abrir la uni¨®n fiscal a Polonia y Suecia y, tal vez, Reino Unido.
Optimista por naturaleza, Hollande tiene algunas razones de peso para serlo; desde su llegada, y gracias en buena parte a su tranquilo poder de convicci¨®n, los mercados est¨¢n m¨¢s o menos en calma y casi todos los socios parecen remar en la misma direcci¨®n. Si en Francia hay gente que echa de menos a Sarkozy, Europa no parece hacerlo.
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