Cinco claves para la cumbre (el rescate a Espa?a y cuatro m¨¢s)
Son cinco claves las de esta cumbre; incluso m¨¢s. Pero son, b¨¢sicamente, el rescate a Espa?a Espa?a es la piedra filosofal de casi todo en estos momentos, la ¨²ltima frontera del euro
La UE, con su ej¨¦rcito de eur¨®cratas y con los 15.000 lobistas que pululan alrededor de las instituciones, dej¨® definitivamente de ser algo aburrido el 9 de mayo de 2010 y se convirti¨® entonces en el blanco de aquella maldici¨®n china: ¡°Ojal¨¢ vivas tiempos interesantes¡±. Ese d¨ªa (y esa noche) arranc¨® la primera de las 25 cumbres para salvar a la eurozona de una crisis que empez¨® como una piedra en el zapato ¡ªGrecia, el 2,5% del PIB de la zona euro¡ª y se fue amplificando hasta llevarse por delante a Irlanda, Portugal y Espa?a, que ya han sido rescatados, y poner en peligro a la mism¨ªsima Eurozona. El episodio XXVI de ese reguero de cumbres en esa carrera por salvar el euro llega en medio de un oasis (o un espejismo, ya veremos): los mercados est¨¢n tranquilos, por una vez parecen no querer m¨¢s follones, y en la reuni¨®n de jefes de Estado y de Gobierno se impone un impasse, un mirar hacia otro lado a la espera de que en las pr¨®ximas semanas se aclare el futuro inmediato de Grecia y el segundo rescate de Espa?a, los dos grandes elefantes en la habitaci¨®n, que todo el mundo ve pero de los que nadie quiere hablar.
Lo que sigue es un resumen de lo que est¨¢ en juego, aunque muchos de esos cap¨ªtulos solo se debatir¨¢n de puertas adentro para tratar de no romper el hechizo y prolongar estos momentos de tranquilidad: para tratar de que el oasis no se convierta en espejismo. Puede que haya cinco claves de esta cumbre; incluso m¨¢s. Pero son, b¨¢sicamente, el rescate a Espa?a y cuatro m¨¢s. Espa?a es la piedra filosofal de casi todo en estos momentos, la ¨²ltima frontera del euro. El presidente franc¨¦s, Fran?ois Hollande, dec¨ªa el mi¨¦rcoles que ¡°es hora de ofrecer a los espa?oles algo m¨¢s que austeridad¡±. Berl¨ªn lo ve de otra manera: ¡°Espa?a debe decidir por s¨ª misma si quiere el rescate o no. Pero el rescate es imposible sin condiciones¡±, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas.
1. ESPA?A: ESPERANDO A RAJOY
El segundo rescate a Espa?a est¨¢ listo. Solo queda que el presidente Mariano Rajoy d¨¦ el paso. Los analistas consideran que la petici¨®n se producir¨¢ a finales de octubre o en los primeros d¨ªas de noviembre. No hay ning¨²n tipo de confirmaci¨®n sobre ese calendario y oficialmente Espa?a sigue siendo un mar de dudas. Pero Alemania dio el martes claras muestras de que no se opondr¨¢ a un rescate. Sospechosamente, lo hizo apenas horas antes de la decisi¨®n de Moody¡¯s sobre la solvencia del Reino de Espa?a: Moody¡¯s ha mantenido la nota por encima del bono basura con la ¨²nica condici¨®n de que la ayuda acabe llegando. La tranquilidad de los mercados, con la prima de riesgo por debajo de 400 puntos por primera vez desde abril, tambi¨¦n se basa en ese convencimiento de que al final Madrid pedir¨¢ el dinero. Si en alg¨²n momento los inversores deciden que eso deja de ser lo m¨¢s probable, el hurac¨¢n est¨¢ asegurado.
Pero a d¨ªa de hoy nadie cree en esa hip¨®tesis. Incluso la modalidad de la ayuda est¨¢ m¨¢s o menos pactada: una l¨ªnea de cr¨¦dito precautoria del mecanismo permanente de rescate, con nuevas condiciones pactadas en un memorando de entendimiento. Espa?a pretende que el mecanismo de rescate no llegue a disparar en los mercados: ser¨¢ el BCE quien se ponga a comprar bonos en el mercado de segunda mano para evitar el estigma. Pero eso no est¨¢ nada claro. En realidad, esa es solo una de las inc¨®gnitas que planean sobre el futuro rescate de Espa?a. Por ejemplo, el calibre de esa ayuda est¨¢ por ver: el Gobierno espa?ol quiere que el BCE se comprometa a bajar la prima de riesgo a 200 puntos b¨¢sicos, algo poco probable (en Fr¨¢ncfort se habla m¨¢s bien de 300 puntos para que Espa?a no baje la guardia con las reformas y dem¨¢s).
Oficialmente, nadie va a hablar de Espa?a en la cumbre, seg¨²n fuentes comunitarias; extraoficialmente es evidente que la realidad apunta en la direcci¨®n opuesta. El Ejecutivo mantiene que el rescate no est¨¢ maduro. Las dudas de Rajoy son comprensibles: las condiciones asociadas pueden ser laxas en un principio (Espa?a ha hecho ya mucho en ese camino de los recortes, las reformas y toda esa penitencia por los pecados anteriores), pero Madrid tiene que asegurarse de que si incumple los objetivos de d¨¦ficit ¡ªalgo m¨¢s que probable¡ª la troika no va a imponer futuros ajustes draconianos. El sentido com¨²n dice que eso supondr¨ªa una depresi¨®n por debajo de los Pirineos, con riesgos de algaradas sociales y, en cuanto a Europa, serios problemas para la unidad del euro. Por todo ello es posible que la UE acabe dando a Espa?a, de nuevo, algo de margen con los objetivos de d¨¦ficit, e incluso alg¨²n tipo de concesi¨®n para que al menos una parte del dinero empleado en ayudar a los bancos caiga bajo el paraguas de los fondos de rescate. Aunque eso est¨¢ todav¨ªa muy verde.
2. GRECIA O EL RAPTO DE EUROPA
Grecia es inicio y estaci¨®n de destino de la crisis europea. Pero las cosas empiezan a aclararse: la soluci¨®n no llegar¨¢ en este consejo, sino en un Eurogrupo a finales de mes o a principios de noviembre. Los socios s¨ª har¨¢n una declaraci¨®n de apoyo a Grecia, que acaba de anunciar un acuerdo con la troika para aplicar nuevos ajustes. A cambio, la UE dar¨¢ un par de a?os m¨¢s a Atenas para ajustar el d¨¦ficit y evitar que la econom¨ªa griega, que lleva cinco a?os en recesi¨®n y que este a?o se contraer¨¢ en torno a un 6% adicional, siga camino del desguace. Tambi¨¦n est¨¢ en discusi¨®n una reestructuraci¨®n de la deuda p¨²blica de Grecia, ante la constataci¨®n de que el endeudamiento (del 160% del PIB, el doble que Espa?a) es una losa que impide avanzar al pa¨ªs, a pesar de todos sus esfuerzos. La visita de la canciller ?ngela Merkel a Atenas de hace unos d¨ªas es el indicador m¨¢s fiable de que las cosas est¨¢n m¨¢s que encarriladas.
La situaci¨®n de Grecia afecta indirectamente a Espa?a: Alemania quiere que el voto en el Bundestag para el rescate espa?ol y para el cambio de condiciones de Grecia (en el que tampoco hay que descartar que los socios otorguen m¨¢s dinero a Atenas) vaya en un mismo paquete. Lo que ahora repite cualquier pol¨ªtico que tenga enfrente un micr¨®fono en Bruselas, en Berl¨ªn, en Par¨ªs o donde sea es que Grecia va a permanecer en la eurozona, despu¨¦s de que los m¨¢s agoreros ¨Clos analistas de Citi¡ª le dieran una probabilidad de salida del euro del 90%. Como en el caso de Espa?a, la eurozona parece cada vez m¨¢s convencida de que tiene que encontrar una respuesta solvente al problema griego ¡°no por solidaridad, sino porque los l¨ªderes ya han tomado conciencia de que el peligro no es Grecia o Espa?a, sino el euro¡±, explican fuentes diplom¨¢ticas.
3. UNI?N BANCARIA (PERO CU?NDO)
Tal vez el aspecto m¨¢s importante de la cumbre, al menos de los asuntos de los que se puede hablar en rueda de prensa. En junio, los l¨ªderes aprobaron un calendario para la uni¨®n bancaria y para la recapitalizaci¨®n directa de bancos, que pod¨ªa servir para los espa?oles e irlandeses con el objetivo de romper el c¨ªrculo vicioso entre problemas financieros y crisis de deuda soberana. Alemania ha perseguido con ah¨ªnco que Europa acepte desnaturalizar el acuerdo de junio con una estrategia ling¨¹¨ªstica, muy al estilo bruselense. Se trata de respetar escrupulosamente el texto, pero de darle una interpretaci¨®n muy distinta de la que ten¨ªa: cambiarle la m¨²sica. La Comisi¨®n y el Eurogrupo explicaron con claridad en verano que la supervisi¨®n ¨²nica europea (por parte del BCE) iba a arrancar en enero del a?o pr¨®ximo y que a partir de ah¨ª se podr¨ªa recapitalizar directamente la banca, incluso con efectos retroactivos.
Alemania sostiene que efectivamente la supervisi¨®n del BCE empezar¨¢ el 1 de enero, pero solo para los bancos que ya han recibido inyecciones: la supervisi¨®n no ser¨¢ efectiva, seg¨²n ha reconocido el propio BCE, hasta finales de 2014, y hasta esa fecha no habr¨¢ inyecciones directas en los bancos por parte del mecanismo de rescate. Adem¨¢s, Berl¨ªn y sus aliados se niegan a que los activos t¨®xicos que pa¨ªses como Espa?a e Irlanda han colocado en sus bancos malos pasen en alg¨²n momento a estar bajo el paraguas del mecanismo europeo de rescate, tal y como se desprend¨ªa del acuerdo de junio.
La cumbre discutir¨¢ en la cena del jueves (que suele alargarse hasta la madrugada) los nuevos pasos que deben darse, con Par¨ªs, Roma y Madrid tratando de que Berl¨ªn no imponga sus condiciones de forma tajante. Pero esa batalla parece perdida. El Gobierno espa?ol, consciente de que Alemania manda en eso, asegura que la recapitalizaci¨®n directa de sus bancos con efectos retroactivos ya no es una prioridad. Pero puede haber jaleo en el consejo para que el Sur trate de obtener alg¨²n tipo de compensaci¨®n.
El consejo pasar¨¢ esa patata caliente a los ministros de Econom¨ªa y Finanzas, con la excusa de que se trata de temas t¨¦cnicos que no pueden discutir Merkel, Hollande, Monti, Rajoy y compa?¨ªa. Pero la uni¨®n bancaria es el meollo de la cuesti¨®n. Es, junto con el bazuka del BCE, el dispositivo de seguridad del que se debe dotar Europa para solucionar los errores de dise?o del euro. En la cumbre de junio, con la presi¨®n de los mercados, los l¨ªderes europeos dieron un salto adelante en ese aspecto. Ahora, con menos presi¨®n, la sensaci¨®n de urgencia ha desaparecido, y apenas se alude a la posibilidad de cerrar la uni¨®n bancaria con el broche de un fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos com¨²n y con un fondo de resoluci¨®n bancaria, que a la postre ser¨ªan una forma de mutualizar los problemas. Palabras mayores: con Alemania en a?o electoral, esos debates son muy, muy espinosos.
4. EL LARGO PLAZO (TODOS MUERTOS)
Europa tiene varios problemas acuciantes, de muy corto plazo, pero a la vez est¨¢ discutiendo qu¨¦ quiere ser de mayor (¡°a largo plazo todos muertos¡±, dec¨ªa Keynes). El presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, ha presentado recientemente una ambiciosa propuesta que los l¨ªderes debatir¨¢n en la cumbre, y que, grosso modo, pasa por crear un presupuesto para la eurozona que permita apagar fuegos cuando las cosas se pongan mal; supone la creaci¨®n del embri¨®n de un Tesoro europeo; y pretende exigir a los Estados miembros contratos para que se comprometan a poner en marcha reformas, ante la constataci¨®n del rotundo fracaso de las recomendaciones de pol¨ªtica econ¨®mica que se derivan del Plan de Estabilidad.
Una vez m¨¢s, Alemania tiene su propia propuesta al respecto. El ministro alem¨¢n de Hacienda, el democristiano Wolfgang Sch?uble (CDU), insiste en proponer avances dr¨¢sticos hacia la integraci¨®n de los socios europeos. ¡°Debemos dar pasos mayores en el camino de una uni¨®n fiscal¡±. Sch?uble quiere que el Comisario Econ¨®mico de la Uni¨®n Europea obtenga una suerte de derecho de veto para regular los presupuestos de los estados de la Uni¨®n. Si los presupuestos nacionales no cumplen las reglas de estabilidad, el veto de ese supercomisario podr¨ªa obligar a los Parlamentos nacionales a corregir estas diferencias. El cargo que ahora ocupa el finland¨¦s Olli Rehn se convertir¨ªa as¨ª en uno de los m¨¢s poderosos de Europa. Para evitar que este poder mine la legitimaci¨®n democr¨¢tica que los presupuestos obtienen del Parlamento que los aprueba, Sch?uble propone que esta supervisi¨®n por parte del Comisario sea compartida por diputados del Parlamento europeo. La misma idea ya hab¨ªa provocado tensiones entre la canciller Angela Merkel (CDU) y el entonces presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, que la rechaz¨® hace a?os. A juzgar por las reacciones europeas del martes, los entusiasmos siguen igual de reacios.
5. BERL?N, PAR?S Y CASABLANCA
Las tensiones en ese aspecto son una radiograf¨ªa de las diferencias entre los socios europeos. Alemania, el pa¨ªs que pone m¨¢s dinero, quiere discutir sobre la Uni¨®n Fiscal y la supervisi¨®n com¨²n de las cuentas p¨²blicas de los socios. En cambio, sus socios m¨¢s afectados por la crisis, encabezados por Francia, quieren volver a discutir sobre la posibilidad de emitir deuda conjunta (los llamados eurobonos), pero sobre todo impulsar la instituci¨®n de un organismo com¨²n de supervisi¨®n bancaria. En casi todos los grandes temas hay diferencias entre Berl¨ªn y Par¨ªs. Francia quiere un rescate de inmediato para Espa?a; Alemania prefiere esperar. Francia quiere que se respete la letra y la m¨²sica del acuerdo sobre la uni¨®n bancaria de junio; Alemania ha conseguido que su interpretaci¨®n prevalezca. Y as¨ª ad infinitum.
Pese a que la llegada de Hollande ha supuesto cierto reequilibrio en las relaciones de poder europeas, el euro es una especie de competici¨®n econ¨®mica en la que Alemania ha salido claramente vencedora. Ya gan¨® la batalla monetaria: el modelo del Bondesbank es el que se impuso al BCE. Ahora pretende ganar las dem¨¢s con un liderazgo que sigue siendo difuso, que no despierta grandes simpat¨ªas pero que de momento no encuentra gran oposici¨®n. Un ejemplo: Berl¨ªn aspira a que el Parlamento Europeo diferencie entre los pa¨ªses del euro y los de fuera. Quiere que algunas decisiones est¨¦n vetadas a los pa¨ªses que no forman parte de la Uni¨®n Monetaria. Esto levantar¨ªa una barrera entre la Europa continental y Reino Unido.
Mientras Londres es cada vez m¨¢s reticente a participar en las decisiones comunes europeas y a ceder competencias a Bruselas, Sch?uble y Merkel insisten en la v¨ªa de ¡°m¨¢s Europa¡± para salir de la crisis de la deuda. A Sch?uble le gusta bromear con que ¡°Reino Unido podr¨ªa estar en el euro mucho antes de lo que ellos creen¡±, pero el escepticismo rampante en Reino Unido y la urgencia con la que se proponen estas medidas ahondar¨¢n m¨¢s el Canal de la Mancha. El presidente del Parlamento Europeo, el socialdem¨®crata Martin Schulz, se dijo favorable a introducir nuevas reglas como las que propone Sch?uble. El principal problema al que se enfrenta Alemania es temporal. La reforma de los Tratados europeos requiere largas negociaciones que suelen extenderse cinco a?os.
En fin, la crisis del euro tiene como destino final una decisi¨®n en Alemania. Pero Berl¨ªn, como en aquella escena de Casablanca (¡°?Cenamos esta noche?¡±, pregunta el personaje de Ingrid Bergman; ¡°nunca hago planes con tanta antelaci¨®n¡±, responde Bogart), se resiste a decidirse, m¨¢s a¨²n cuando est¨¢ en periodo preelectoral. Alemania se enfrenta a un dif¨ªcil trilema: para solucionar la crisis tiene que aceptar, al menos temporalmente, una mutualizaci¨®n de deuda (eurobonos, por ejemplo, o el fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos comunitario, que obligar¨ªan al contribuyente alem¨¢n a hacer un esfuerzo); una monetizaci¨®n (que sea el BCE quien pague imprimiendo euros, o transfiriendo los riesgos de los pa¨ªses perif¨¦ricos al balance del banco central) o dejar las cosas como est¨¢n y proseguir con el doloroso ajuste en los pa¨ªses del Sur.
En la cumbre de junio, con la tensi¨®n en m¨¢ximos en los mercados, pareci¨® decantarse por una combinaci¨®n de mutualizaci¨®n y monetizaci¨®n. Pero luego ha dado marcha atr¨¢s, y en la cumbre de hoy parece decidida a dejar las cosas como est¨¢n, con m¨ªnimos cambios m¨¢s all¨¢ de dejar que el BCE entre en escena. Siempre que Espa?a ¡ªsiempre Espa?a¡ª se retrate y pida el rescate, por supuesto.
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