Uruguay se abre a la marihuana
El Gobierno del exguerrillero Jos¨¦ Mujica avanza en su proyecto de ley para que el Estado ejerza el monopolio absoluto sobre el cultivo y comercio del c¨¢?amo con fines recreativos
Uruguay es un pa¨ªs de apenas 3,2 millones de habitantes y trece millones de vacas. La vida depara aqu¨ª pocos sobresaltos. Solo dos polic¨ªas al final de un camino de tierra custodian la casita y el peque?o huerto donde vive el presidente, de 77 a?os, y su esposa, de 68. Una mampara separa a los taxistas de sus clientes en Montevideo. Pero aunque no hubiese cristales de protecci¨®n, en la capital de Uruguay el cuello de los conductores estar¨ªa m¨¢s a salvo de las navajas que en la de cualquier pa¨ªs vecino. Uruguay es la naci¨®n m¨¢s pac¨ªfica de Am¨¦rica Latina y donde m¨¢s confianza inspira la polic¨ªa, seg¨²n un estudio difundido en mayo por la ONG Latinobar¨®metro. Es cierto que la pasta base, la terrible droga conocida como paco, causa estragos entre los j¨®venes m¨¢s pobres, igual que sucede en los pa¨ªses vecinos. Pero a diferencia de Argentina, en Uruguay no suelen perpetrarse atracos en las casas en presencia de sus propietarios; la poblaci¨®n tampoco padece los llamados secuestros expr¨¦s, como en M¨¦xico o Venezuela. Sin embargo, una vez que el desempleo ha descendido hasta un insignificante 5,5%, la inseguridad se ha convertido en la primera preocupaci¨®n de la gente. Por eso, el pasado junio el ministro de Defensa, Eleuterio Fern¨¢ndez Huidobro, present¨® un plan de 16 puntos contra la inseguridad. Incluida entre otras 15 propuestas, el ministro anunci¨® su intenci¨®n de abrir un debate para promover el ¡°control estricto¡± de la producci¨®n, distribuci¨®n y venta de la marihuana por parte del Estado. El objetivo es quitar una porci¨®n de sus ganancias a los traficantes de droga. El Gobierno formado por el izquierdista Frente Amplio parte de la convicci¨®n de que los beneficios de la venta de pasta base y marihuana van a los mismos bolsillos.
En el pa¨ªs, de 3,2 millones de habitantes, hay 18.500 usuarios diarios de marihuana, seg¨²n datos oficiales
¡°Esto es como Galicia: las redes de narco se tejen sobre la memoria de las redes del contrabando. Primero fue el tabaco y marihuana, despu¨¦s la coca¡±, se?ala Julio Calzada, responsable de la Secretar¨ªa General de Drogas. ¡°Sabemos que en el pa¨ªs hay por lo menos 18.500 usuarios diarios de marihuana. Y de coca¨ªna, solo 6.000 personas la han probado en un a?o. Aunque la coca¨ªna deja mucho m¨¢s margen de beneficio a los traficantes, la marihuana mueve un mayor volumen de negocio. As¨ª que si logro hacerme con el 90% del mercado actual de la marihuana, si les debilito a los narcos ese mercado, el otro les ser¨¢ menos rentable. Seguramente buscar¨¢n entonces otro tipo de delitos, otras formas de contrabando. Pero no provocar¨¢n tantos da?os sociales ni psicol¨®gicos¡±.
¡°Esto no es el desembarco en la Sierra Maestra¡±, aclara Calzada. ¡°No es un acto heroico lo que hemos emprendido. Hace unos 30 a?os que en Holanda existe un mercado legal de la marihuana. Y hay 17 Estados en los Estados Unidos que tienen producci¨®n legal para uso medicinal y tres Estados norteamericanos votar¨¢n en las pr¨®ximas semanas sobre su uso recreacional. Tampoco es una liberalizaci¨®n, sino la regularizaci¨®n de un mercado que hoy est¨¢ desregularizado. Pero es un peque?o gran paso, como dijo el astronauta que lleg¨® a la Luna¡±.
Uruguay no supone ning¨²n riesgo para el flujo de droga en Latinoam¨¦rica. ¡°Ac¨¢ no hay volumen de negocio para los grandes carteles de la droga¡±, asume Calzada. ¡°No hay condiciones clim¨¢ticas ni f¨ªsicas para producir. No hay selvas. Te agarras una avioneta y con 10.000 d¨®lares de combustible ves todo lo que est¨¢ plantado. Por eso no hay grandes narcos. Lo que hay son organizaciones locales que nunca podr¨¢n comprar mil kilos de coca para ponerlos en Espa?a. Son grupos de familias uruguayas que, a causa de las tensiones creadas por un mercado tan peque?o, han entrado en una l¨®gica de acrecentar la violencia¡±.
¡°El Estado tendr¨¢ el control de la calidad, cantidad y precio, y la gente estar¨¢ registrada¡±, anuncia el presidente
Las tensiones y la corrupci¨®n que generan esas familias no tienen nadan que ver con las que afloran cada d¨ªa en Brasil, Colombia o M¨¦xico. Hasta ahora, los asesinatos se perpetran en su mayor parte a entre las propias bandas. Pero el Gobierno uruguayo ha decidido colocar una buena mampara social, como en los taxis, antes de que la violencia se desborde. Tres meses despu¨¦s de su anuncio, el proyecto se encuentra en la C¨¢mara de Diputados. El Frente Amplio, la formaci¨®n de 13 grupos con la que alcanz¨® la presidencia Jos¨¦ Mujica, espera conseguir su aprobaci¨®n antes de fin de a?o. Y la del Senado en el a?o siguiente.
?Por qu¨¦ ha sido Uruguay el primero en dar ese paso? ¡°Alguien tiene que ser el primero¡±, declar¨® en junio el presidente de Uruguay, Jos¨¦ Mujica, en una entrevista concedida a O¡¯Globo. ¡°Alguien tiene que empezar en Am¨¦rica del Sur. Porque estamos perdiendo la batalla contra las drogas y el crimen en el continente". Mujica se encontraba por esas fechas en Brasil durante la cumbre R¨ªo+20 que reuni¨® a todos los pa¨ªses miembros de la ONU para discutir sobre medio ambiente. Pocos fueron los acuerdos concretos alcanzados en esa cumbre. Sin embargo, el discurso que pronunci¨® Jos¨¦ Mujica (como siempre, sin corbata), obtuvo m¨¢s de un mill¨®n de visitas en Youtube:
¡°Pertenezco a un peque?o pa¨ªs muy bien dotado de recursos naturales para vivir. En mi pa¨ªs hay tres millones de habitantes. Poco m¨¢s de tres millones doscientos mil. Pero hay trece millones de vacas de las mejores del mundo. Cerca de ocho o diez millones de ovejas estupendas. Mi pa¨ªs es exportador de comida, de l¨¢cteos, de carne. Es una plenillanura. Casi el 80% de su territorio es aprovechable. Mis compa?eros trabajadores lucharon mucho por las ocho horas de trabajo. Ahora est¨¢n consiguiendo seis horas. Pero el que consigue seis horas se consigue dos trabajos y por lo tanto trabaja m¨¢s que antes. ?Por qu¨¦? Porque tienen que pagar una cantidad de cuotas [plazos]. La motito que compr¨®. El autito que compr¨®. Y pague cuotas y pague cuotas. Y cuando quiere acordar es un viejo reum¨¢tico como yo y se le fue la vida. Uno se hace estas preguntas: ??se es el destino de la vida humana? Estas cosas son muy elementales. El desarrollo no puede ser en contra de la felicidad, tiene que ser a favor de la felicidad humana, del amor, de las relaciones humanas, de cuidar a los hijos, de tener amigos, de tener lo elemental. Precisamente porque eso es el tesoro m¨¢s importante que se tiene. Cuando luchamos por el medio ambiente, el primer elemento del medio ambiente se llama la felicidad humana. Gracias¡±.
Aquel discurso no supuso nada nuevo en Uruguay. Sus compatriotas ya hab¨ªan o¨ªdo muchas veces a Pepe Mujica citar a S¨¦neca y a Epicuro, le hab¨ªan escuchado decir que no es m¨¢s rico quien m¨¢s tiene sino el que menos desea. Hasta los m¨¢s cr¨ªticos reconocen que Mujica es congruente con su discurso. De los 12.500 d¨®lares mensuales que percibe se queda con 1.250 y el resto los cede a fundaciones sociales, se desplaza en su viejo Volkswagen celeste y es plenamente feliz plantando acelgas. No hay ninguna contradicci¨®n entre lo que hace y lo que pregona. Pero en cuanto Mujica comenz¨® a aportar detalles sobre su proyecto contra el tr¨¢fico de drogas, en Uruguay le comenzaron a llover cr¨ªticas sobre las ¡°incongruencias¡±, ¡°contradicciones¡± y ¡°sinsentidos¡± de su proyecto. ¡°El Estado tendr¨¢ el control de la calidad, cantidad, precio y la gente va a estar registrada¡±, se?al¨® Mujica en O`Globo. ¡°Los cigarrillos tienen un control digital y se puede rastrear su origen a trav¨¦s de la firma qu¨ªmica de la muestra. Es importante (tener en cuenta) que si alguien compra 20 cigarrillos [de marihuana] tendr¨¢ que consumirlos y no los podr¨¢ vender. Con el registro en el Estado, estos usuarios ser¨¢n f¨¢ciles de rastrear si las reglas son violadas".
El Gobierno decidi¨® abrir el debate tras la encarcelaci¨®n de una sexagenaria por tener 29 plantas de marihuana
¡°Mujica bastarde¨® la propia discusi¨®n por la que ped¨ªa seriedad¡±, indica Guillermo Garat, autor del libro Marihuana y otras hierbas, publicado el pasado septiembre en Uruguay. ¡°Dijo: ¡®si los drogadictos quieren fumar m¨¢s porros me van a tener que traer la colilla¡¯. Hubo que decirle: ¡®Mujica, los porros no tienen colilla¡¯. Despu¨¦s prometi¨® que si el 60% de la poblaci¨®n no aprobaba la iniciativa, entonces la anular¨ªa. Eso no es serio. ?Un Gobierno lleva algo al Parlamento en funci¨®n de lo que digan las encuestas? Y encima, el mismo d¨ªa en que declar¨® eso sali¨® una encuesta, con preguntas mal planteadas, donde se aseguraba que la mayor parte de la poblaci¨®n se opon¨ªa a la legalizaci¨®n¡±.
¡°Mujica tiene un estilo abierto y honrado que es el que le dio la posibilidad de ser presidente¡±, explica Garat. ¡°Pero tambi¨¦n arrastra unos prejuicios que son los propios de su edad y su pasado guerrillero con los Tupamaros. Esta guerrilla ve¨ªa la droga en los a?os setenta como una especie de religi¨®n que adormec¨ªa a la juventud. Mujica y la sociedad arrastran a¨²n esa idea. El Gobierno dijo que iba a regularizar el mercado del cannabis, pero no nos dijo c¨®mo. Mujica ha estado usando calificativos estigmatizantes contra los consumidores de droga. Y eso llev¨® a un mont¨®n de especulaciones del Gobierno y la prensa. La gente estaba confundida. Hubo pol¨ªticos que dec¨ªan: ¡®?Le vamos a comprar marihuana a los narcos?¡±.
¡°Y a pesar de todos esos errores¡±, a?ade Garat, ¡°el Gobierno actu¨® con valent¨ªa y en dos meses se ha avanzado mucho. Se present¨® el proyecto en el Parlamento y se les dijo a los parlamentarios que no se iba a vetar lo que se resuelva en el Parlamento [El expresidente izquierdista Tabar¨¦ V¨¢zquez hab¨ªa vetado en 2008 una ley sobre la despenalizaci¨®n del aborto aprobada por diputados y senadores]. Mujica es un gran republicano, eso hay que reconoc¨¦rselo. Se atiene a la definici¨®n m¨¢s estricta de la rep¨²blica: el pueblo est¨¢ representado en sus instituciones y hay que respetarlas. Me parece muy valorable que lleve eso al Parlamento, donde hay oposici¨®n. Creo que ¨¦l mismo se da cuenta de sus limitaciones y prefiere que la decisi¨®n est¨¦ en ese ¨®rgano colectivo de representaci¨®n¡±.
Cuando cae la tarde en Montevideo no es infrecuente oler a marihuana en las playas del r¨ªo de la Plata, en los parques, en las gradas de los campos de f¨²tbol, las principales avenidas¡ ¡°En Montevideo, a diferencia de lo que ocurre en el interior del pa¨ªs, hay una tolerancia social alt¨ªsima al consumo de marihuana¡±, explica Garat. ¡°Durante la dictadura, que termin¨® en 1985, ya se aprob¨® en 1975 un decreto que permit¨ªa el consumo. A partir de 1985 empezaron a llegar gente que hab¨ªa estado exiliada en Europa y se incorpor¨® aqu¨ª el vocabulario de Espa?a: se hablaba de porros, canutos, petardos, la mar¨ªa¡ Pero lo que no qued¨® tan claro nunca era c¨®mo se pod¨ªa acceder a esas drogas cuyo consumo se permit¨ªa. Y esa es la contradicci¨®n que Uruguay tiene al d¨ªa de hoy y sobre la que el Parlamento comenz¨® a trabajar hace dos a?os. Trabajaban de forma m¨¢s o menos discreta sobre la legalizaci¨®n del autocultivo hasta que se produjo un clamor social con la detenci¨®n de Alicia Castilla¡±.
¡°Con el autocultivo solo estar¨ªamos proponiendo una soluci¨®n para el 10% del mercado¡±, calcula el Gobierno
La argentina Alicia Castilla, de 68 a?os y nacionalidad tambi¨¦n espa?ola, fue detenida el 30 de enero de 2011 por haberse hallado en su casa 29 plantas de marihuana. En la actualidad se encuentra pendiente de juicio y bajo una petici¨®n de dos a?os de c¨¢rcel por parte de la fiscal encargada del caso. ¡°Yo vine de Argentina a Uruguay para vivir en paz, editar mis libros en e-book... Hab¨ªa escrito durante muchos a?os en la revista Cannabis Magazine. Y convid¨¦ a venirse a un chico fot¨®grafo al que hab¨ªan despedido de la revista. Estuvo 45 d¨ªas y result¨® una experiencia horrible. Al regresar a Espa?a el chico envi¨® a la polic¨ªa un mail con fotograf¨ªas de casa con todas mis plantas de marihuana, diciendo que ah¨ª se hab¨ªa asentado un cartel de droga. Me rodearon la casa cinco patrulleros porque ven¨ªan a buscar a la versi¨®n femenina del colombiano Pablo Escobar. Pas¨¦ 95 d¨ªas presa¡±.
¡°De pel¨ªcula de Almod¨®var¡±
Tras la detenci¨®n de Alicia Castilla y del artesano Mauricio Balitzki, a quien denunci¨® el vecino por posesi¨®n de plantas, el Gobierno decidi¨® que no solo se deber¨ªa regular el auto cultivo sino el propio mercado de la marihuana. Ahora, Alicia Castilla se dedica a dar charlas contra el proyecto de Mujica. ¡°Nunca pens¨¦ que me opondr¨ªa a un proyecto de legalizaci¨®n. Pero as¨ª es. Aparte de los disparates que se han dicho hasta ahora, como eso de que se vender¨ªa un m¨¢ximo de 20 cigarrillos o de que los porros iban a llevar un chip en la punta, o un control digital para rastrear su origen; aparte de que primero dijeron que se destinar¨ªan 65 hect¨¢reas para plantar marihuana y despu¨¦s pensaron en 100 y despu¨¦s en 150 de invernadero¡ Y entonces alguien pregunt¨®, con mucho sentido: ?Y por qu¨¦ no dedicar ese espacio a plantar alimentos en vez de cannabis? Aparte de todas esas incongruencias y del lenguaje pseudoprogresista que ha usado Mujica, me parece una propuesta falaz. Primero, porque se propone disminuir el consumo de la pasta base. Yo he convivido, gracias al Estado uruguayo, con consumidoras de pasta base. Y veo que se subestima a los usuarios de droga. El usuario sabe muy bien lo que quiere y la persona que va detr¨¢s de la pasta base no la reemplazar¨¢ por marihuana. Tambi¨¦n me opongo porque creo que el Estado no es nadie para determinar qu¨¦ cantidades debe fumar un ciudadano. Y me parece terrible el concepto de registro. Si fumar marihuana es una funci¨®n privada no puede ser que haya que estar registrado en un ¨®rgano del Estado¡±.
¡°Yo creo que habr¨ªa sido m¨¢s f¨¢cil proponer el autocultivo¡±, a?ade Castilla. ¡°Habr¨ªa sido el primer pa¨ªs en legalizarlo. Y se podr¨ªa haber aprobado la existencia de clubes, como en Espa?a. Ahora, el proyecto pretende conciliar la idea del auto cultivo con la del control estatal del mercado. Pero es dif¨ªcil decir que el Gobierno va a tener el monopolio de cultivo, venta, distribuci¨®n y almacenamiento y al mismo tiempo permitir¨¢ a la gente cultivar en sus casas. La cuesti¨®n del registro es de pel¨ªcula de Almod¨®var: que venga un patrullero a tu casa y te diga: ¡®Se?ora, vengo a pesarle la marihuana...¡¯ ?Y si se me muere una planta o se contamina, me la van a pesar h¨²meda o seca?¡±.
Los cr¨ªticos consideran que la propuesta es otra de las ¡°ocurrencias habituales¡± del presidente Mujica
¡°Tenemos que aceptar que habr¨¢ imperfecciones, pero habr¨¢ que ser flexibles, esto requiere tiempo¡±, advert¨ªa el pasado mi¨¦rcoles el brit¨¢nico Steve Rolles, miembro de la fundaci¨®n Transform Drug Policy, quien acudi¨® a la facultad de Ciencias Sociales de Montevideo para pronunciar una conferencia sobre el tema. Julio Calzada, el responsable de la Secretar¨ªa General de Drogas, escuchaba atentamente todas las intervenciones. Al final, entre la treintena de asistentes a la conferencia un hombre de mediana edad se dirigi¨® a ¨¦l:
-Hasta el momento, lo ¨²nica cuesti¨®n pr¨¢ctica que ha conseguido el proyecto del Gobierno ha sido paralizar el anterior sobre auto cultivo.
Calzada respondi¨®:
-Las estimaciones que tenemos nos dicen que la gente que practica el auto cultivo apenas superan los 1.500 en Uruguay. Mientras que fuman marihuana 18.500. Con la aprobaci¨®n del auto cultivo solo estar¨ªamos proponiendo una soluci¨®n para el 10% del mercado. A todos nos gusta comer tomates, pero no todo el mundo tiene la perseverancia y la paciencia para cultivarlos. Nada me dice que una persona que consuma un fin de semana va a tomarse el trabajo de plantar en septiembre para cuidarla hasta mayo por si quiere recoger en julio.
Cr¨ªticas de derecha e izquierda
El proyecto ha recibido cr¨ªticas desde la izquierda y la derecha. El socialista y expresidente Tabar¨¦ V¨¢zquez, impulsor de la legislaci¨®n que proh¨ªbe fumar en los espacios p¨²blicos, declar¨® que "los pa¨ªses que legalizaron la marihuana est¨¢n rebobinando porque la experiencia no fue buena¡±. El senador del Partido Colorado y presidente durante dos mandatos, Julio Mar¨ªa Sanguinetti, calific¨® la propuesta como una de las ¡°ocurrencias habituales¡± de Mujica y escribi¨® el lunes en el diario argentino La Naci¨®n: ¡°Lamentablemente, gente seria del mundo internacional que desea discutir la legalizaci¨®n de la marihuana ha aludido favorablemente a la propuesta de Mujica, sin conocer el frangollo en que est¨¢ envuelta. Nos referimos, por ejemplo, a nuestros admirados amigos Mario Vargas Llosa y Fernando Henrique Cardoso. (¡) Lo ¨²nico de bueno del intempestivo planteo es que ha puesto en relieve la informaci¨®n que en el mundo hoy se est¨¢ dando sobre la peligrosidad de la marihuana¡±.
Los defensores de la propuesta, sin embargo, creen que lo ¨²nico que ha quedado claro hasta ahora es que tras varias d¨¦cadas de prohibici¨®n de las drogas y lucha contra el narcotr¨¢fico, el consumo y el tr¨¢fico no ha hecho m¨¢s que crecer y corromper las bases morales de la sociedad. ¡°Mujica lee y estudia mucho¡±, aclara el diputado del Frente Amplio, Sebasti¨¢n Sabini. Si bien para algunos puede parecer campechano, la verdad es que es un gran promovedor de debates. Y sabe escuchar. A otros les pues gustar m¨¢s el estilo Felipe II o Luis XIV, alguien que marca el camino y al que todos siguen sin discusi¨®n. Bueno¡ son estilos¡±.
El proyecto deber¨ªa convertirse en ley antes de que Mujica entregue su banda presidencial en 2015. ¡°Seguramente habr¨¢ un ritmo m¨¢s r¨¢pido a la hora de aprobar todo lo relacionado con el auto cultivo. Y habr¨¢ otro ritmo, a medio plazo, para atender el tema a la regulaci¨®n por parte del Estado¡±, explica el diputado Sabini.
¡°El narco reaccionar¨¢ como cualquier empresa. Buscar¨¢ competir con la marihuana del Gobierno¡±, dice un economista
El economista Carlos Casacuberta ha estudiado el panorama que puede avecinarse: ¡°Los narcos reaccionar¨¢n como cualquier empresa. Buscar¨¢n competir con la marihuana del Gobierno, encontrar su nicho. Habr¨¢ dos modelos de marihuana: la ilegal y la legal. Al final del d¨ªa, ?qu¨¦ nos habr¨¢ permitido el nuevo sistema? ?Debilitar, arrinconar o expulsar del mercado al narcotr¨¢fico? No. Ya existen las otras drogas y tambi¨¦n una porci¨®n importante del mercado de marihuana quedar¨¢ en sus manos. ?Se habr¨¢ ahorrado en represi¨®n? Parece que no. ?Habr¨¢ menos violencia? No parece claro que los episodios de violencia est¨¦n particularmente vinculados con la marihuana. Al sustraer parte de la marihuana de la ¨®rbita del narcotr¨¢fico, ?disminuir¨¢ el consumo de otras drogas? La experiencia holandesa de "separar los mercados" [de la marihuana y el de las drogas duras] nunca encontr¨® evidencia demasiado concluyente¡±.
Entonces, ?cu¨¢les ser¨ªan las ventajas de aprobar el proyecto? ¡°Se integrar¨ªa el consumo de marihuana como una actividad legitimada socialmente¡± y se evitar¨ªa a los consumidores ¡°el costo ps¨ªquico¡±, asociado a la ilegalidad. No obstante, Casacuberta cree que en el futuro se reconocer¨¢n lo da?os que provoca la marihuana en la salud, discusi¨®n que ¡°no se ha procesado en la dimensi¨®n que merece¡±.
El profesor de psicolog¨ªa social Juan Fern¨¢ndez Romar, quien fue uno de los profesionales consultados por el Gobierno, reconoce que ser¨¢ muy complejo ¡°instrumentar¡± el proyecto, hacerlo realidad. Pero cree que el debate ya est¨¢ mereciendo la pena y ya ha ayudado para aportar m¨¢s informaci¨®n a la sociedad. ¡°Esto forma parte del conjunto de leyes, como la despenalizaci¨®n del aborto [promulgada este mes] o la del matrimonio igualitario [pendiente de aprobaci¨®n], que me hace sentir orgulloso del pa¨ªs donde vivo. Aunque tan solo sea por poner sobre la mesa este problema tan complejo¡±.
¡°?Qu¨¦ pasar¨¢?¡±, se pregunta Guillermo Garat en su libro. ¡°No se sabe, esta historia no tiene final. Lo ¨²nico m¨¢s o menos claro es lo que ya pas¨®, lo m¨¢s interesante es lo que vendr¨¢ y las respuestas que teja la sociedad, a menos que se d¨¦ por vencida¡±.
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