Tras la pista de mi hijo
Una caravana de madres de emigrantes centroamericanos recorre M¨¦xico durante 19 d¨ªas Denuncian la desaparici¨®n de miles de familiares en su camino a EE UU
A media tarde del jueves, en el z¨®calo de la ciudad mexicana de Puebla, a dos horas de la capital, Carmen aprieta los labios cuando se le pregunta por su hijo mayor, ?lvaro, cuya foto lleva colgada al cuello. "De los cuatro que tengo es el mejor. Hasta me compr¨® una lavadora y una cocina antes de irse". Nicarag¨¹ense afincado en Costa Rica, el joven decidi¨® viajar a Estados Unidos para buscar una oportunidad mejor. Su madre le perdi¨® la pista en Tabasco, desde donde llam¨® para pedir 100 d¨®lares a su hermana. "Yo tengo que decir que est¨¢ vivo porque si no me muero yo", reconoce.
Como Carmen, miles de madres de pa¨ªses centroamericanos siguen buscando hoy desesperadas a sus hijos, que desaparecieron en su tr¨¢nsito por M¨¦xico cuando trataban de alcanzar el sue?o americano. Subidos a La Bestia [el tren que recorre de sur a norte el pa¨ªs y que es considerado el m¨¢s peligroso del mundo] o asaltados por el camino, se estima que un total de 70.000 personas han desaparecido desde 2006. "Muchos se quedan sin nada, les quitan hasta su identidad y se ven obligados a vagabundear, caen en manos del crimen organizado o no tienen nada para volver a su pa¨ªs", explica Marta S¨¢nchez Soler, coordinadora de la caravana de madres de emigrantes desaparecidos, que durante 19 d¨ªas y formada por 38 mujeres de El Salvador, Nicaragua, Honduras y Guatemala?recorre 4.800 kil¨®metros del territorio mexicano en dos autobuses.?
Cuando Emeteria Mart¨ªnez se reencontr¨® con su hija en la estaci¨®n de Lecher¨ªa (Estado de M¨¦xico) en 2010 llevaba busc¨¢ndola 20 a?os. La joven hab¨ªa partido de Honduras tambi¨¦n hacia EE UU, pero en M¨¦xico sufri¨® un asalto y perdi¨® todo. Por aquel entonces no hab¨ªa tel¨¦fonos m¨®viles y el pueblo donde viv¨ªa originalmente tampoco ten¨ªa direcciones en las calles, por lo que no hall¨® el modo de comunicarse. Casi dos d¨¦cadas despu¨¦s, una imagen de su madre en Internet con su foto colgando del cuello y unas se?as para contactar con ella hizo posible el reencuentro.
El d¨ªa que Mercedes Moreno, salvadore?a residente en Los ?ngeles desde 1976, vio aquella historia por televisi¨®n se hizo muchas preguntas. La primera, c¨®mo aquella madre hondure?a hab¨ªa conseguido llegar a M¨¦xico sola. Su hijo hab¨ªa sido deportado desde EE UU al Salvador en 1988 despu¨¦s de que la polic¨ªa lo detuviese en una carretera de Montana y le pidiese un documento que no ten¨ªa. ¡°En mi pa¨ªs todav¨ªa hab¨ªa guerra civil, as¨ª que al poco de llegar lo detuvieron y lo encerraron en una c¨¢rcel del departamento de San Vicente, donde lo torturaron durante seis meses¡±. En cuanto fue posible la familia quiso sacarlo del pa¨ªs y pag¨® a un coyote [la persona que transporta a inmigrantes de forma ilegal] que consigui¨® llevarlo hasta Ciudad de M¨¦xico, donde desapareci¨®. Trat¨® de buscarlo por su cuenta pero no obtuvo resultados. El relato de Emeteria Mart¨ªnez reactiv¨® sus esperanzas y averigu¨® el modo de ponerse en contacto con el Movimiento Migrante Mesoamericano, organizaci¨®n que con su trabajo hizo posible el reencuentro.
Aunque la caravana est¨¢ activa desde 2006, no fue hasta 2011 que cont¨® con la ayuda necesaria para llegar todo lo lejos que sus gestores quer¨ªan y cumplir los objetivos: Buscar a los desaparecidos, denunciar lo que ocurre para lograr que el tema est¨¦ presente en la agenda nacional y conseguir la empat¨ªa de la comunidad y la implicaci¨®n de los actores locales en cada una de las paradas que realiza la caravana, un total de 23.
"All¨¢ donde vamos nos estamos reuniendo con las autoridades y nos est¨¢n prometiendo de todo", se?ala Fray Tom¨¢s, otro de los impulsores de la iniciativa. Marta S¨¢nchez va m¨¢s all¨¢: "Los tenemos enamorados, pero aunque ha habido avances, son pocos". En este sentido el Movimiento reivindica un tr¨¢nsito seguro para los inmigrantes en M¨¦xico y la puesta en marcha de los mecanismos necesarios para resolver los casos de desaparecidos. ¡°En este pa¨ªs no existe una base de datos ¨²nica que especifique cu¨¢ntos inmigrantes hay y d¨®nde est¨¢n, no se identifican los cad¨¢veres, tampoco hay fiscal¨ªas especializadas y al inmigrante que denuncia, lo meten en la c¨¢rcel¡±.
En su ruta por M¨¦xico la caravana, que este fin de semana se instala en el Distrito Federal, tiene previstos cinco reencuentros que son fruto del trabajo del a?o pasado.?¡°Ayer mismo, en un mercado de Tlaxcala, diez personas reconocieron al hijo de una mujer nicarag¨¹ense¡±, explica S¨¢nchez Soler. La coordinadora reconoce que los sentimientos de las madres son encontrados y que a lo largo de la ruta sufren altibajos. "Es desgastante y yo adem¨¢s tengo varias enfermedades, pero ya no me siento tan sola", asegura la salvadore?a Mercedes. Una sensaci¨®n, la de compa?¨ªa, que comparten todas las madres que unieron su voz para seguir buscando y mantener viva la esperanza.
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