Un ataque a los derechos humanos
Venezuela entra en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU por Latinoam¨¦rica
Mientras muchos est¨¢bamos fijando nuestra atenci¨®n en las elecciones de M¨¦xico, Venezuela y Estados Unidos en los ¨²ltimos meses, algo muy peligroso ha estado pasando casi desapercibido: el ataque contra el sistema de derechos humanos de la regi¨®n. A principios de la semana pasada, los pa¨ªses latinoamericanos eligieron a Venezuela como nuevo miembro del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. S¨ª, leyeron bien, Venezuela, cuyo presidente Hugo Ch¨¢vez hasta el d¨ªa de hoy defiende entusiastamente al carnicero sirio Bachar el Asad, a los hermanos Castro en Cuba y a cuantos otros tiranos existan en el planeta. Seg¨²n las resoluciones de la ONU, los miembros del Consejo de Derechos Humanos deben ¡°mantener los est¨¢ndares m¨¢s altos en la promoci¨®n y protecci¨®n de los derechos humanos¡±. Sin embargo, los gobiernos latinoamericanos votaron alegremente por Venezuela.
Mientras los pa¨ªses europeos presentaron cinco candidatos para ocupar las tres plazas rotatorias de su regi¨®n, los latinoamericanos solo presentaron tres ¡ªVenezuela, Brasil y Argentina¡ª lo que result¨® en su elecci¨®n autom¨¢tica. Ning¨²n otro pa¨ªs latinoamericano se present¨® para desafiar la candidatura venezolana.
¡°Le hab¨ªamos pedido a otros pa¨ªses latinoamericanos que presentaran sus candidaturas, pero ninguno se present¨®, lo que fue muy desafortunado¡±, dijo Peggy Hicks, del grupo de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch, tras la elecci¨®n de Venezuela el 12 de noviembre.
Las organizaciones internacionales de derechos humanos est¨¢n furiosas ¡ªpero no del todo sorprendidas¡ª por la elecci¨®n de Venezuela para el Consejo. Aunque el Consejo de Derechos Humanos de la ONU ocasionalmente critica flagrantes violaciones de derechos humanos en Siria o Ir¨¢n, ha tenido entre sus miembros m¨¢s activos a dictaduras como las de China o Cuba, y muchas veces ha funcionado como un club de mutua protecci¨®n entre algunas de las peores dictaduras del mundo.
Seg¨²n Freedom House, otra organizaci¨®n de derechos humanos que publica un ¨ªndice anual de libertades en el mundo, Venezuela es un pa¨ªs ¡°parcialmente libre¡±. En una declaraci¨®n sobre la elecci¨®n de Venezuela al Consejo, Freedom House dijo que aunque en Venezuela ¡°el acto de votar es relativamente libre y el recuento de votos es justo¡±, la divisi¨®n de poderes ¡°es pr¨¢cticamente inexistente¡±.
Pero la elecci¨®n de Venezuela es tan solo un s¨ªntoma de algo mucho m¨¢s serio que est¨¢ ocurriendo en la regi¨®n: el desmantelamiento de las instituciones interamericanas de protecci¨®n de los derechos humanos.
A petici¨®n de Ecuador y Venezuela, y bajo el tramposo pretexto de ¡°fortalecer¡± la Comisi¨®n de Derechos Humanos de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA), los pa¨ªses latinoamericanos han iniciado un proceso de audiencias en la OEA con el objetivo de reducir los poderes de la Comisi¨®n de Derechos Humanos y de la Relator¨ªa Especial para la Libertad de Expresi¨®n de la instituci¨®n.
Ambas agencias gozan de independencia para investigar casos concretos en pa¨ªses miembros de la OEA, y publicar informes sobre ellos. Son, de lejos, lo mejor ¡ªquiz¨¢s lo ¨²nico¡ª que tiene la OEA. Contrariamente a la afirmaci¨®n de Hugo Ch¨¢vez de que la Comisi¨®n es una herramienta del ¡°imperio¡±, el a?o pasado se emitieron m¨¢s medidas cautelares contra Estados Unidos que contra cualquier pa¨ªs de la regi¨®n con la excepci¨®n de Honduras.
Sorprendentemente, la ofensiva de Ecuador y Venezuela contra los derechos humanos ha logrado conseguir un apoyo t¨¢cito de Argentina, Brasil y otros pa¨ªses supuestamente defensores de los derechos humanos universales, que le deben a la Comisi¨®n de la OEA gratitud por haber denunciado en su momento a las dictaduras militares de sus pa¨ªses en la d¨¦cada de 1970.
¡°El sistema Interamericano de Derechos Humanos est¨¢ en serio peligro¡±, advirti¨® esta semana el director de Human Rights Watch para las Am¨¦ricas, Jos¨¦ Miguel Vivanco. ¡°Quieren quitarle su poder de investigar abusos de los gobiernos, y convertirla en un foro de conferencias y seminarios¡±.
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