Israel deshoja la margarita (violenta)
Ham¨¢s ha dado un salto, con la complicidad iran¨ª, al dotarse de cohetes Fajr que tienen mayor alcance
Aunque aparentemente parece siempre distinto es inevitable, m¨¢s de sesenta a?os despu¨¦s de su arranque, la sensaci¨®n de d¨¦j¨¤ vu en cualquier nuevo conflicto entre israel¨ªes y palestinos. Sin poder dejar de lado la tragedia que afecta a la poblaci¨®n civil (tanto israel¨ª como palestina), lo que ocurre desde hace unos d¨ªas en Gaza resulta reiterativo sin remedio.
Lo es el componente electoralista de la decisi¨®n israel¨ª de lanzar la Operaci¨®n Pilar Defensivo, como lo fue Plomo Fundido hace cuatro a?os aprovechando el par¨¦ntesis entre las elecciones estadounidenses y las israel¨ªes (ahora convocadas para el 22 de enero), tratando de reforzar la imagen del t¨¢ndem Netanyahu-Lieberman y de acotar el posible margen de maniobra que pueda tener Obama para cambiar el rumbo del conflicto. Lo es tambi¨¦n el argumento utilizado para lanzar el ataque, como si la decisi¨®n respondiera al lanzamiento de cohetes desde Gaza (cuando en realidad ya hab¨ªan ca¨ªdo unos 800 desde enero pasado).
Tambi¨¦n en el terreno militar se sigue una secuencia cl¨¢sica, con ataques a¨¦reos, navales y de artiller¨ªa contra centenares de objetivos previamente seleccionados. Las acciones, como de costumbre, se desarrollan a un alt¨ªsimo ritmo (alrededor de 2.000 salidas hasta ahora) y contra una multiplicidad de objetivos que incluyen los posibles arsenales de cohetes y puestos de mando, pero tambi¨¦n infraestructuras e instalaciones civiles. Del mismo modo, se activa la llamada de reservistas (hasta 75.000), entendidos como elemento de disuasi¨®n frente a Ham¨¢s y como probable instrumento para rematar la tarea eliminando los restos de un arsenal que debe estar ya muy da?ado.
Por su parte, Ham¨¢s ¡ªque no desea provocar una incursi¨®n terrestre israel¨ª¡ª ha decidido que, una vez arruinada su pretensi¨®n de ser reconocido como un interlocutor pol¨ªtico, la opci¨®n militar es la que puede darle ahora m¨¢s bazas. Con esa intenci¨®n ha dado un salto, con la interesada complicidad iran¨ª, para dotarse de cohetes Fajr 5, que deja a Tel Aviv, Jerusal¨¦n y, no menos importante, el complejo nuclear de Dimona bajo su radio de acci¨®n.
Israel es bien consciente de la amenaza que supone ese nuevo artilugio y de ah¨ª que ya el pasado 23 de octubre destruyera las instalaciones ubicadas en Jartum (Sud¨¢n), donde entend¨ªa que se almacenaban estos cohetes, destinados a Ham¨¢s y a la Yihad Isl¨¢mica. Si hubiera que identificar un solo factor desencadenante de la actual ofensiva israel¨ª, bastar¨ªa con el que determina la imperiosa necesidad de evitar que estos grupos lleguen a contar con un cohete que amenaza tan directamente a Israel.
Es dif¨ªcil imaginar que sin incursi¨®n terrestre, Tel Aviv pueda asegurarse la destrucci¨®n total de esos arsenales. Tampoco resulta muy cre¨ªble la garant¨ªa que puedan dar los mediadores egipcios (e incluso los estadounidenses) sobre el control de lo que haga Ham¨¢s (sin que est¨¦ claro hasta qu¨¦ punto la Yihad Isl¨¢mica est¨¢ tambi¨¦n implicada en las negociaciones para una posible tregua). Visto as¨ª, o Israel acepta vivir amenazado o la ofensiva terrestre es simplemente cuesti¨®n de tiempo (tregua formal y temporal mediante).
Jes¨²s A. N¨²?ez Villaverde es codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acci¨®n Humanitaria (IECAH).
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