Tahrir no se olvida de pedir cuentas
J¨®venes egipcios piden la purga de la polic¨ªa y que se haga justicia a sus compa?eros muertos
Aunque el sangriento conflicto en la frontera de Egipto domina la actualidad, no es el ¨²nico que vive el pa¨ªs ¨¢rabe. Centenares de j¨®venes revolucionarios y la polic¨ªa libraron por tercer d¨ªa consecutivo una batalla callejera en los alrededores de la plaza Tahrir. Los enfrentamientos se han cobrado varias docenas de heridos, alguno de ellos de gravedad, y seg¨²n el Ministerio del Interior, se ha arrestado ya a m¨¢s de 120 personas.
Los disturbios se iniciaron el pasado lunes cuando varios miles de personas se concentraron en Tahrir para conmemorar el primer aniversario de la batalla de Mohamed Mahmud (calle situada junto a la plaza de Tahrir), uno de los episodios m¨¢s violentos de la turbulenta transici¨®n egipcia. En aquella ola de enfrentamientos perdieron la vida m¨¢s de 40 personas. La condena tanto dentro del pa¨ªs como a nivel internacional fue tan contundente que la Junta Militar se vio obligada por fin a fijar una fecha l¨ªmite para la entrega del poder: el pasado 30 de junio.
La jornada no solo fue de homenaje a las v¨ªctimas, sino tambi¨¦n de reivindicaci¨®n para exigir un juicio a los responsables pol¨ªticos de la masacre, y una purga de los cuerpos policiales, intactos tras la ca¨ªda de Hosni Mubarak.
Se han presentado numerosas denuncias contra el mariscal Husein Tantaui, el presidente de la Junta Militar que Morsi relev¨® como ministro de Defensa en agosto, pero no se ha abierto ning¨²n proceso judicial. En todo caso, a partir de la experiencia de los juicios a responsables policiales durante la revoluci¨®n, que han acabado todos con la absoluci¨®n de los acusados, no hay demasiado margen para el optimismo de los activistas.
En una escena evocadora de los disturbios del a?o pasado, grupos de chicos encend¨ªan peque?as fogatas en Tahrir para neutralizar el olor a gases lacrim¨®genos. Algunos se protegen con sofisticadas m¨¢scaras de gas, otros con mascarillas. ¡°La polic¨ªa ayer dispar¨® con perdigones, pero hoy solo est¨¢ utilizando gases lacrim¨®genos¡±, cuenta Hazim, un joven estudiante de ingenier¨ªa que lleva pegada al cogote una careta de la pel¨ªcula V de vendetta, convertido en un nuevo s¨ªmbolo revolucionario mundial.
La batalla callejera se intensific¨® ayer, cuando circul¨® en Tahrir la noticia de la muerte del activista Salah Gaber, miembro del Movimiento 6 de Abril. En realidad, Gaber no muri¨®, pero se encuentra en estado muy grave despu¨¦s de haber recibido el impacto de varios disparos con perdigones, uno de ellos en la cabeza, y el otro en los pulmones.
Probablemente, la indignaci¨®n que ha despertado su dram¨¢tica situaci¨®n ha hecho que la polic¨ªa actuara con mayor contenci¨®n. Si bien la llegada al poder de un Gobierno electo no ha eliminado la brutalidad policial, s¨ª ha hecho el Ministerio del Interior m¨¢s sensible al sentir de la opini¨®n p¨²blica. Durante el Gobierno de la Junta Militar, disturbios como lo de estos d¨ªas se sol¨ªan saldar con al menos una decena de muertos.
¡°El pueblo quiere la ca¨ªda del r¨¦gimen¡±, corean los activistas de Tahrir, el mismo lema que hizo caer a Mubarak, y que los vientos de la primavera ¨¢rabe llevaron a otros pa¨ªses de la regi¨®n. Y es que los manifestantes son muy cr¨ªticos con el Gobierno del presidente Morsi. ¡°Est¨¢n intentando hacerse con el control de todas las instituciones del Estado, lo que resulta muy preocupante, y lo pretendemos evitar¡±, explica Hazim. Un corrillo de media docena de chavales asiente. Muchos temen que una dictadura religiosa de los Hermanos Musulmanes sustituya a la cleptocracia de Mubarak.
Precisamente, uno de los puntos calientes es la calle Qasr el-Ain, que conecta la plaza con la sede del Senado egipcio. All¨ª se re¨²ne la Asamblea Constitucional, que se encuentra sumida en una profunda crisis. Durante la ¨²ltima semana, se han retirado los representantes de todos los partidos laicos, de las Iglesias cristianas, as¨ª como de varias instituciones de la sociedad civil, como los sindicatos. Todos ellos protestan por el control de la Asamblea que poseen los islamistas, y por la falta de garant¨ªas a las libertades individuales en el borrador provisional de la Constituci¨®n.
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