David Cameron defrauda a las v¨ªctimas de los tabloides
El primer ministro brit¨¢nico rechaza regular por ley el control del sector tras conocer las conclusiones de la Comisi¨®n Leveson, creada a ra¨ªz del esc¨¢ndalo de las escuchas ilegales
David Cameron se puso el list¨®n muy alto: la prueba del algod¨®n del informe Leveson sobre los abusos de la prensa brit¨¢nica ser¨ªa qu¨¦ opinan del informe las propias v¨ªctimas de esos abusos. El juez lord Brian Leveson ha pasado el examen con notable. El primer ministro, al oponerse a la propuesta m¨¢s controvertida, lo ha suspendido. El suspenso ha supuesto para ¨¦l la apertura de un frente de batalla en el que tiene que luchar no solo contra la oposici¨®n, sino con sus socios de coalici¨®n liberalesdem¨®cratas y un amplio sector de su partido, a favor de que los nuevos mecanismos de control de la prensa est¨¦n sometidos a alg¨²n padrinazgo legal.
Sin embargo, Cameron cuenta con un poderos¨ªsimo aliado: la prensa. La de la derecha, con el Daily Mail, el Telegraph y el Times a la cabeza. Pero tambi¨¦n los recelos del centrista Financial Times y de los izquierdistas The Independent e incluso The Guardian.
Las propuestas del juez Leveson culminan la investigaci¨®n encargada por el primer ministro a ra¨ªz del esc¨¢ndalo de las escuchas ilegales del tabloide News of the World. Tras 16 meses de investigaci¨®n y la declaraci¨®n de m¨¢s de 600 testigos en lo que ha sido un proceso a las legendarias malas pr¨¢cticas de una gran parte de la prensa brit¨¢nica, el juez ha concluido que hace falta no solo poner en marcha un sistema de autorregulaci¨®n de la prensa controlado de forma independiente, sino que este se ha de apoyar en alg¨²n tipo de legislaci¨®n para que realmente funcione.
La mayor¨ªa de la prensa cree que esa es una manera de instaurar la censura, que funcion¨® hasta que en 1695 el Parlamento suprimi¨® el sistema de licencias bajo el que operaban los diarios de la ¨¦poca, con el objetivo de garantizar as¨ª la libertad de prensa.
Varios peri¨®dicos tildan de censura las recomendaciones del 'informe Leveson'
Para Leveson, esa propuesta es ¡°esencial¡± y si el Gobierno la rechaza es como si rechazara el conjunto del informe, de casi 2.000 p¨¢ginas. Para Cameron, sin embargo, eso ser¨ªa ¡°cruzar el Rubic¨®n¡±, un punto de no retorno semejante al que traspas¨® Julio C¨¦sar cuando en el a?o 49 antes de Cristo cruz¨® ese riachuelo al frente de 50.000 soldados para tomar Roma.
Al rechazar el n¨²cleo duro de las recomendaciones del juez, Cameron arriesga mucho. Por encima de todo, el peligro de que su posici¨®n no sea percibida por la opini¨®n p¨²blica como una defensa de la libertad de expresi¨®n, sino como su sometimiento a los grandes empresarios de prensa. Los afectados por las escuchas del News of the World y otros abusos de la prensa han reaccionado de inmediato. Si no hay ning¨²n control legal, ¡°las recomendaciones de Leveson no van a funcionar¡±, ha alertado la escritora J.K.Rowling, que un d¨ªa se encontr¨® un mensaje de un periodista en la ropa de su hija peque?a. ¡°No acepto en absoluto el argumento de que el hecho de que la prensa est¨¦ regulada significa que no sean libres de escribir lo que quieran y lord Leveson ha sido muy claro al respecto¡±, opina la autora escocesa. ¡°Me siento alarmada y consternada¡±, ha a?adido.
Los afectados por ese tipo de abusos han dado la bienvenida a las recomendaciones a pesar de que echan en falta un mecanismo que permita paralizar al menos temporalmente una informaci¨®n. Ese es un aspecto que Leveson ha rechazado precisamente para evitar que pueda haber abusos que coarten la libertad de expresi¨®n. Lo que defiende es un c¨®digo de conducta elaborado por la propia prensa pero aplicado por personas independientes, ajenas tanto a la industria medi¨¢tica como al poder pol¨ªtico. Esa regulaci¨®n incluir¨ªa el poder de investigar por propia iniciativa los presuntos abusos y castigarlos con multas de hasta el 1% de la cifra de negocios de la empresa infractora, con un tope de 5.000 libras (6.200 euros).
Ser¨ªa un sistema al que los peri¨®dicos se sumar¨ªan de forma voluntaria e incluir¨ªa la capacidad de resolver las denuncias del p¨²blico sin acudir a los tribunales, abaratando todo el proceso. Los medios que no quisieran sumarse no tendr¨ªan esa ventaja y adem¨¢s Leveson sugiere que sean sometidos al control de Ofcom, el regulador de las telecomunicaciones. Algo que cuenta con un rechazo un¨¢nime, tanto de los medios como de los partidos, porque Ofcom rinde cuentas directamente al Gobierno y las televisiones tienen por ley la obligaci¨®n de ser pol¨ªticamente imparciales. ¡°Eso ser¨ªa dar un paso hacia el sistema de licencias¡±, advierte un editorial del Financial Times.
La v¨ªa de salida que promueve la prensa y que Cameron alienta sin disimulo es que la industria ponga en marcha de inmediato un sistema de autorregulaci¨®n tan estricto y cre¨ªble que acabe haciendo innecesario reforzarlo por ley. Los diarios cuentan con la ventaja de que el proceso legislativo puede alargarse incluso hasta 2015. Los diarios reclaman una ¨²ltima oportunidad para vigilarse a s¨ª mismos, pero esta ha sido la s¨¦ptima investigaci¨®n sobre sus abusos. La ¨²ltima, en 1991, acab¨® con la creaci¨®n de la Comisi¨®n de Quejas de la Prensa (PCC). Entonces fue presentada como la panacea, pero ha acabado siendo dominada por los intereses de los diarios, no los de las v¨ªctimas de sus abusos.
Los puntos m¨¢s controvertidos
Mientras la prensa brit¨¢nica alerta sobre el fin de la libertad de expresi¨®n y la llegada de la censura por primera vez desde el siglo XVII, las v¨ªctimas de sus abusos han puesto en marcha una petici¨®n en Internet para forzar al primer ministro a adoptar en su totalidad las recomendaciones del juez lord Brian Leveson. A las 48 horas de su puesta en marcha la hab¨ªan firmado casi 63.000 personas.
Adem¨¢s de la pol¨¦mica sobre si el nuevo sistema de autorregulaci¨®n independiente de la prensa ha de estar reforzado con una ley, hay otros aspectos controvertidos:
? Voluntariedad. Leveson propone que la aceptaci¨®n de un c¨®digo de conducta de la prensa sea voluntario, pero al mismo tiempo sugiere una lista de premios y castigos para conseguir que sea aceptado. Los que se queden fuera no podr¨¢n beneficiarse de un nuevo sistema barato de arbitraje y deber¨ªan ser controlados por el regulador de las telecomunicaciones, Ofcom. Ese ¨²ltimo punto es rechazado por todos, incluso quienes apoyan sin ambages a Leveson, como los laboristas, los liberales y el diario The Guardian.
? Periodistas desprotegidos. El juez propone que los periodistas dejen de estar exentos de la Ley de Polic¨ªa y Evidencia Criminal y la ley de Protecci¨®n de Dartos, lo que todos los diarios consideran que puede afectar al periodismo de investigaci¨®n y facilitar a la polic¨ªa la identificaci¨®n de las fuentes de los periodistas.
? Independencia. El regulador ha de ser independiente pero algunos diarios cuestionan que pueda serlo si a sus miembros los nombra el Gobierno.
? Prensa y polic¨ªa. La sugerencia de que la prensa no debe tener conversaciones confidenciales con polic¨ªas se considera un absurdo y un indicio de que Leveson no entiende c¨®mo funciona el oficio.
? Internet. Bastantes medios se quejan de que el juez proponga medidas para regular la prensa escrita pero no haga referencias al problema que supone la eclosi¨®n del periodismo en Internet.
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