Rostros de los vuelos de la muerte
Acusados y v¨ªctimas del tercer juicio de la ESMA, uno de los campos de concentraci¨®n de la dictadura argentina
El tercer juicio sobre los cr¨ªmenes cometidos en la Escuela Mec¨¢nica de la Armada (ESMA), uno de los dos principales centros clandestinos de detenci¨®n de la ¨²ltima dictadura c¨ªvico-militar de Argentina (1976-1983), ha comenzado hace dos semanas, pero a¨²n no se ha acabado la lectura de las acusaciones contra los 68 imputados. Es el mayor proceso judicial que se ha hecho contra el r¨¦gimen, en el que se juzgar¨¢n delitos de lesa humanidad contra 789 personas, la mayor¨ªa de ellas v¨ªctimas de los llamados vuelos de la muerte. Durar¨¢ dos a?os y declarar¨¢n casi 900 testigos.
Quien ca¨ªa secuestrado por la dictadura pod¨ªa tener tres destinos: que lo liberaran despu¨¦s de unos d¨ªas o unos a?os, que lo fusilaran o que muriera en plena tortura o como punto final de esta. Los cuerpos eran enterrados como NN, o entregados a sus familiares como guerrilleros muertos en combate o arrojados al R¨ªo de la Plata, al Atl¨¢ntico o al delta del r¨ªo Paran¨¢. Cuando un detenido sal¨ªa de la ESMA con rumbo al vuelo final, se dec¨ªa que era traslado, pero sus compa?eros de cautiverio no sab¨ªan qu¨¦ le iba a suceder. ¡°El traslado era un enigma, hab¨ªa un silencio sepulcral¡±, cuenta Ana Mar¨ªa Careaga, superviviente de otro centro clandestino de detenci¨®n, El Atl¨¦tico, e hija de una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo que estuvo en la ESMA y muri¨® en uno de los vuelos de la muerte. Los marinos llevaban en camiones a los detenidos hasta el cercano aeropuerto de Buenos Aires para vuelos dom¨¦sticos, el Jorge Newbery, u otras bases a¨¦reas y desde all¨ª part¨ªan vuelos pilotados por integrantes de la Armada o de la Prefectura Naval (polic¨ªa de mares y r¨ªos). Las v¨ªctimas eran drogadas con pentotal, un barbit¨²rico que las sedaba por completo pero por poco tiempo. Alguien los empujaba del avi¨®n desnudos, atados de manos y pies, encapuchados y golpeados.
Solo algunos cuerpos fueron encontrados e identificados, como el de la madre de Ana Careaga, Esther Ballestrino, y el de otras cuatro mujeres que con ella integraban el grupo de los 12, que se reun¨ªan en la iglesia porte?a de Santa Cruz para organizar la b¨²squeda de desaparecidos y que fueron secuestrados despu¨¦s de que el marino Alfredo Astiz, El ?ngel Rubio, se infiltrara entre ellos. Entre esos restos identificados en 2005 figuran los de otras dos fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor y Mar¨ªa Ponce, y el de una de las dos monjas francesas de aquel grupo, Leonnie Duquet. ¡°Las monjitas voladoras¡±, bromeaban los marinos en la ESMA, orgullosos de haber inventado un nuevo m¨¦todo de exterminio.
En el segundo proceso de la ESMA se juzg¨® el secuestro y la tortura de los 12 fallecidos de la Santa Cruz, pero en este tercer proceso se juzgar¨¢n los vuelos en los que murieron. El hallazgo de aquellos cuerpos sirvi¨® como prueba contundente de lo sucedido. A partir de ellos se descubri¨® que las v¨ªctimas mor¨ªan al impactar en el agua. Se supone que la mayor¨ªa de los desaparecidos de la ESMA sufrieron el mismo destino, con algunas excepciones, como la del eximio periodista Rodolfo Walsh, militante de la guerrilla peronista Montoneros abatido a tiros en la calle. El cuerpo de Walsh fue mostrado a los prisioneros de la ESMA. Algunos de los responsables de su asesinato fueron condenados en el segundo juicio sobre este centro, pero otros acusados ser¨¢n juzgados en el tercer proceso.
En el primer juicio de la ESMA solo hab¨ªa un acusado, que se suicid¨® en 2007. En el segundo, en cambio, fueron sentenciados 16 exmilitares y expolic¨ªas por 85 casos de terrorismo de Estado. En este tercer proceso se juzgar¨¢n todos los dem¨¢s delitos cometidos en esa escuela del horror que a¨²n no han sido condenados, como secuestros, torturas, homicidios, robos de hijos de desaparecidas y trabajo esclavo (algunos prisioneros eran obligados a cumplir tareas para el r¨¦gimen, como en el gabinete de prensa del Ministerio de Relaciones Exteriores). Solo quedar¨¢n pendientes para otros juicios los robos de bienes de los secuestrados.
La mayor¨ªa de los condenados en el segundo juicio han vuelto al banquillo en el tercero. Est¨¢n Jorge Acosta, alias El Tigre;?Astiz; Juan Antonio Azic, que se adue?¨® de la hija de desaparecidos y actual diputada opositora Victoria Donda; Adolfo Donda, t¨ªo de esta dirigente pol¨ªtica, y Ricardo Cavallo, que estuvo detenido en Espa?a entre 2001 y 2008 por orden del entonces juez Baltasar Garz¨®n. Entre los nuevos imputados aparecen el exsecretario de Hacienda de la dictadura Juan Alemann, acusado de presenciar tormentos contra un guerrillero que hab¨ªa atentado contra ¨¦l; los presuntos pilotos de la muerte Enrique de Saint Georges, Mario Arru, Emir Hess, que confes¨® a un exempleado suyo que las v¨ªctimas ¡°ca¨ªan como hormiguitas¡±, y Julio Poch, que tambi¨¦n admiti¨® su autor¨ªa a compa?eros de trabajo en una compa?¨ªa a¨¦rea holandesa. Tambi¨¦n hay otros ya condenados en el juicio que este a?o se hizo por el plan sistem¨¢tico de robo de ni?os, como el m¨¦dico militar Jorge Magnacco.
Por la ESMA pasaron 5.000 secuestrados. Entre las desapariciones que se analizar¨¢n en este tercer juicio figuran las del hermano y la madre del actual diputado kirchnerista Dante Gullo ¡ªel primero militante peronista y la segunda, una italiana que perdi¨® la vida buscando a presos pol¨ªticos¡ª, as¨ª como sus dos hijos; la joven militante peronista Alicia Alfons¨ªn, que di¨® a luz en la ESMA al beb¨¦ robado Juan Cabandi¨¦, que recuper¨® su identidad en 2004 y es diputado del Parlamento de Buenos Aires por el kirchnerismo; Norma Arrostito, fundadora de Montoneros; el padre del actual embajador argentino en Espa?a, Carlos Bettini, que era fiscal y buscaba a un hijo desaparecido; el hermano de la exdiputada Liliana Chiernajowsky, que tambi¨¦n fue detenida por el r¨¦gimen; la adolescente Dagmar Hagelin, argentina de origen sueco cuyo caso llev¨® a que casi rompieran relaciones Buenos Aires y Estocolmo en 1977.
Tambi¨¦n se juzgar¨¢ la desaparici¨®n de Elena Holmberg, una diplom¨¢tica que hab¨ªa sido enviada a la Embajada argentina en Par¨ªs para contrarrestar la informaci¨®n en contra de la dictadura y cuya familia sospecha que se enter¨® de la corrupci¨®n del entonces jefe de la Armada, Emilio Massera ¡ªpor eso debi¨® de regresar a Buenos Aires¡ª, y su cuerpo fue hallado en el delta del Paran¨¢. Otras desapariciones son la de hija de uno de los principales dirigentes del organismo de derechos humanos, el fallecido Emilio Mignone, que era un catequista de un barrio pobre; los dos hermanos de la actual senadora opositora Norma Morandini, ambos militantes peronistas; Mar¨ªa Hilda P¨¦rez, montonera que dio a luz en cautiverio a Victoria Donda; los montoneros Orlando Ruiz y Silvia Dameri y sus tres hijos robados, una de las cuales tambi¨¦n acab¨® apropiada por Azic; y la hija del periodista, poeta y montonero desaparecido Paco Urondo, que tambi¨¦n era una militante de esa guerrilla.
Se juzgar¨¢n tambi¨¦n casos de supervivientes de la ESMA, como Myriam Lewin, periodista de investigaci¨®n del Grupo Clar¨ªn; el secretario de Culto, Guillermo Oliveri; Carlos Lordkipanidse, militante del peronismo revolucionario que en un interrogatorio bajo tortura vio c¨®mo Azic somet¨ªa a su beb¨¦ a la picana el¨¦ctrica; y los sacerdotes jesuitas Francisco Jalics y Orlando Yorio, este ¨²ltimo ya fallecido, que en su momento acusaron al actual arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, de haberles tachado de guerrilleros ante las autoridades militares.
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