Enrique Oltuski, el hombre del Che en el ¡®Llano¡¯
El activista apoy¨® la revoluci¨®n en las ciudades cubanas
En la ¨¦lite de la revoluci¨®n cubana siempre existi¨® una especie de categor¨ªa clasificatoria de los dirigentes de nivel asociada a l¨ªderes guerrilleros para los que estaban m¨¢s cerca, bien por haber formado parte de su tropa en tiempos de la sierra, bien por haberse convertido en incondicionales de su equipo en circunstancias diversas y estar sometidos a su control personal y entregados a su disciplina. Desde luego, todos de una u otra forma eran hombres de Fidel, pero a partir de esa gran condici¨®n revolucionaria hab¨ªa numerosos matices: estaba la gente del Che, la de Ra¨²l, la de Pi?eiro, el legendario comandante Barbarroja, y as¨ª algunas otras sectas revolucionarias m¨¢s.
Entre los hombres del Che estaban Ramiro Vald¨¦s (exministro del Interior), Orlando Borrego (exministro del Az¨²car), el m¨¦dico Oscar Fern¨¢ndez Mell y tambi¨¦n Enrique Oltuski, un hombre culto y preparado que pertenec¨ªa a la peque?a burgues¨ªa de Las Villas y que se sum¨® a la lucha contra Batista a mediados de los cincuenta. Oltuski lleg¨® a convertirse en coordinador clandestino del movimiento 26 de Julio (de Fidel Castro) en las provincias centrales de Cuba, y fue enlace y pilar log¨ªstico importante de la guerrilla del Che cuando este se instal¨® en las monta?as del Escambray a finales de 1958.
Oltuski, que falleci¨® el 16 de diciembre en La Habana a los 82 a?os, al principio tuvo desencuentros considerables con Guevara y fue criticado por el guerrillero cubano-argentino por considerarlo demasiado moderado y parte de esa ¡°derecha revolucionaria¡± que representaba el Llano, una categor¨ªa despectiva que utilizaban los l¨ªderes alzados en la Sierra Maestra para menospreciar a los activistas que estaban en las ciudades. Seg¨²n la Sierra, el Llano defend¨ªa una orientaci¨®n mucho menos comprometida, llena de peque?oburgueses y respetuosa con algunos preceptos de la democracia burguesa .
Oltuski naci¨® en una buena familia en Santa Clara en 1930 y como muchos cubanos pudientes desde joven visit¨® Estados Unidos y lleg¨® a estudiar en la Universidad de Miami. Graduado en Ingenier¨ªa Arquitect¨®nica, en 1955 fue contratado por la compa?¨ªa norteamericana Shell cuando esta acomet¨ªa un ambicioso proyecto para instalar estaciones de gasolina en la isla. Mientras trabaja para la petrolera en las Villas, comenz¨® a colaborar con el movimiento de Castro y a realizar diversas operaciones clandestinas, ascendiendo en la organizaci¨®n. El primer encuentro entre Oltuski y Guevara en las monta?as, cuando este es enviado por Fidel Castro desde la Sierra Maesta a extender la guerra al centro del pa¨ªs, es famoso por haber acabado en una sonada bronca despu¨¦s de que el primero aconsej¨® a Guevara hacer una reforma moderada y paulatina y mantener en secreto los planes m¨¢s radicales de la revoluci¨®n, sobre todo en lo concerniente a la reforma agraria y las nacionalizaciones, para no asustar a EE UU. El Che lleg¨® incluso al insulto, ¡°el m¨¢s suave fue el de comemierda¡±, recordaba hace a?os en una entrevista con este diario, y le espet¨® que las verdaderas revoluciones deb¨ªan ser profundas y no esconder sus objetivos. Oltuski, que contaba entre sus colaboradoras a la joven Aleida March, que despu¨¦s se casar¨ªa con el Che y tendr¨ªa con ¨¦l cinco hijos, estuvo de acuerdo con el ya por entonces comandante Guevara en su estrategia de obtener recursos para el movimiento mediante el asalto de bancos.
Sin embargo, finalmente Oltuski se convirti¨® en un hombre de confianza del Che y lo acompa?¨® en diversos cargos de confianza hasta que el guerrillero abandon¨® Cuba a mediados de los a?os sesenta para fomentar los movimientos independentistas en el Congo y Bolivia, donde muri¨® en octubre de 1967.
Tras el triunfo de 1959, Oltuski fue el ministro m¨¢s joven del primer Gobierno revolucinario, bajo el mandato del presidente Manuel Urritia. Sin embargo, estuvo poco tiempo en el cargo de ministro de Comunicaci¨®n, apenas a?o y medio, hasta el verano de 1960, y despu¨¦s se march¨® como vicepresidente a la Junta de Planificaci¨®n Central bajo las ¨®rdenes directas de Guevara, a quien profesaba adoraci¨®n. Hasta su muerte fue viceministro de la Industria de la pesca y en los ¨²ltimos a?os public¨® varios libros autobiogr¨¢ficos de sus experiencias con el Che.
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