Los abismos de Obama
Hay ¨¦pocas de llanuras y valles pl¨¢cidos y ¨¦pocas accidentadas y abruptas, cuarteadas por abismos infranqueables. Los m¨¢s dif¨ªciles de superar suelen ser fruto del esfuerzo humano, excavados voluntariamente, gracias a la obstinaci¨®n y a veces la intolerancia. La pol¨ªtica en Estados Unidos tiene la virtud po¨¦tica de las buenas met¨¢foras. Ah¨ª est¨¢ el fiscal cliff, el abismo fiscal para demostrar lo uno y lo otro: la creaci¨®n artificiosa de un obst¨¢culo que parece insalvable y la capacidad sint¨¦tica de encapsularlo en una expresi¨®n redonda.
En el estado actual de las trepidantes negociaciones, encabezadas por Barack Obama y por el presidente de la C¨¢mara de Representantes, el republicano John Boehner, este ¨²ltimo ya ha accedido a incrementar la presi¨®n fiscal sobre los m¨¢s ricos, en concreto quienes tienen unos ingresos anuales superiores a un mill¨®n de d¨®lares, lejos del l¨ªmite de 250.000 d¨®lares que propon¨ªa el presidente y tambi¨¦n de su ¨²ltima oferta de 400.000.
El abismo fiscal, con la amenaza que lo acompa?a de una ca¨ªda de la econom¨ªa de EE UU y detr¨¢s la del resto del mundo, no es el ¨²nico que se abre bajo los pies de los estadounidenses, para desgracia de quienes siguen cay¨¦ndose en ellos. Los ni?os y maestras del colegio Sandy Hook de Newtown son las ¨²ltimas v¨ªctimas engullidas por el abismo excavado por la obsesiva identificaci¨®n entre la libertad de los ciudadanos y la posesi¨®n de armas de fuego, derivada de una lectura de la Constituci¨®n que va m¨¢s all¨¢ incluso de lo que dice literalmente su segunda enmienda.
El mejor ejemplo en la historia inmediata es la derrota de los amigos de Taiwan ante las necesidades de apertura estrat¨¦gica ante la China de Mao, que llev¨® en 1971 y muy r¨¢pidamente a la expulsi¨®n de la isla nacionalista del Consejo de Seguridad y de Naciones Unidas para dejar libre la silla a la Rep¨²blica Popular China. El lobby taiwan¨¦s estaba muy identificado con los republicanos y los guerreros fr¨ªos anticomunistas, pero fue precisamente su palad¨ªn, Richard Nixon, quien cometi¨® la sacr¨ªlega reversi¨®n de posiciones. Algo similar podr¨ªa decirse respecto a la resistencia de la industria tabaquera a las prohibiciones de fumar en espacios p¨²blicos, antes de que empezaran a llover sobre ella unas demandas millonarias que la pusieron contra las cuerdas.
Ahora estamos a punto de presenciar como los republicanos relativizan o dejan de obedecer a Grove Norquist, el patrono del lobby anti impuestos e inventor de un juramento que todos los republicanos electos han firmado, por el que se comprometen a rechazar su voto a cualquier incremento de la fiscalidad sin importar a quien afecte. Lo mismo puede suceder con la Asociaci¨®n Nacional del Rifle, poderos¨ªsimo lobby de las armas, ahora levemente ablandado por la tragedia de Newtown y al parecer dispuesto a consentir con la limitaci¨®n de las armas m¨¢s peligrosas.
Alg¨²n d¨ªa ocurrir¨¢ algo parecido con los colonos que ocupan los territorios palestinos de Cisjordania, actualmente muy apoyados en el partido republicano, en el electorado evangelista de los estados sure?os y, destacadamente, en el AIPAC (American-Israeli Public Affairs Committee), el potente lobby conservador israel¨ª. En todos estos casos se da una similar fabricaci¨®n o invenci¨®n de una tradici¨®n pol¨ªtica, para justificar el mantenimiento de un statu quo mucho m¨¢s reciente. Ni en la ¨¦poca m¨¢s salvaje del Oeste americano hab¨ªa la permisividad con las armas que se ha instalado ahora, ni la aversi¨®n a los impuestos es inherente a la alma estadounidense, ni la relajaci¨®n de cualquier exigencia a los gobiernos de Israel respecto a los derechos de los palestinos forma parte de un ADN en las relaciones internacionales que se remonta a los padres fundadores.
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